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Si en estos momentos te encuentras en una noche oscura del alma, es necesario que sepas que nuestra alma toca un lugar tan escondido, tan lejano, que sentimos que difícilmente alguien nos puede acompañar en ese espacio. Por ello te sientes tan sola ahí.  Ese lugar está sólo reservado para nuestro corazón.  Entramos en un espacio sagrado.  O como bellamente lo dijo Oscar Wilde, “en donde hay dolor, pisamos tierra sagrada”.  Entramos en esta tierra sagrada sin previo aviso y sin permiso de nuestra parte.

En ese lugar revaloramos nuestra vida. Tal vez hasta tome una estructura diferente.  Tenemos la certeza de tener que cambiar algo, ya que nuestra vida no va a ser la misma después de estar ahí. 

Confiemos que la fuerza está con nosotros para hacer el cambio.

Tiene su belleza también.  A pesar de que nos llena de dudas y de miedo, y de incertidumbre, es un lugar en donde nos encontramos con nuestros dones, con nuestras posibilidades de cambio y adaptación y miramos de frente los recursos internos que tenemos para salir adelante.  Es un tiempo de soledad y de crecimiento.

¿Cómo sería diferente nuestra noche oscura, si una persona llena de arrugas y de experiencia llegara a nosotros y nos dijera: “no temas, esto va a pasar, esto también es parte de la vida y muy pronto serás una mujer más plena”. 

Si estás ahora en una noche oscura, sólo vive en ese espacio, sabiendo que la vida también te tiene reservados otros momentos, en donde tu “nueva yo” se moverá con más confianza, compasión y amor.  Serás una mujer con nuevas herramientas, en busca de otras metas y otros motivos para seguir viva. 

Desde mi espíritu, espero que mis palabras te acompañen.