La Mujer Revolucionaria, 2a. Parte

Al igual que los hombres, aunque en menor proporción, las mujeres de gesta Revolucionaria de 1910, también sufrieron cateos, amonestaciones, encarcelamientos e incluso el exilio.Aún así enarbolaron muy alto la bandera de las demandas feministas, desde las postrimerías del XIX, nos explica la investigadora Clara Rocha.Desde finales del siglo XIX, nos cuenta esta destacada historiadora que las mujeres estuvieron inmersas en la Revolución tanto su inserción en la guerra civil y abiertamente en tareas de guerra como actividades políticas dentro del constitucionalismo y en la lucha feminista, aunque su participación no termina en 1917 año en que se promulga la nueva Constitución.Por eso, afirma que en el México posrevolucionario algunas de las veteranas, bien como dirigentes o integradas en diversas organizaciones, continuaron los proyectos feministas planteando las demandas aún no satisfechas: educación, trabajo, así como el derecho al sufragio. Algunas continuaron incorporadas en la enseñanza y trabajando en la burocracia gubernamental, siendo pocas las que siguieron los estudios si bien mantuvieron el compromiso con los proyectos revolucionarios, trátese de las campañas de alfabetización y en la educación rural. Son los casos de Eulalia Guzmán, Julia Nava y Elena Torres por mencionar algunas veteranas.Pero por lo general en este universo se omite a las mujeres zapatistas, que siendo luchadoras campesinas ligadas a la tierra y al campo, sus demandas tuvieron que esperar. Hasta fechas más recientes, por los años ochentas, el gobierno les concedió una gratificación a excombatientes de procedencia zapatista, en atención a sus necesidades y pobreza, incorporándolas a la legión de veteranos (1979).Son numerosos los ejemplos de veteranas sobresalientes: María Arias Bernal, Elisa Acuña Rosetti, Hermila Galindo o Leonor Villegas, por citar otro ejemplo, quien escribiera sus “memorias noveladas” The Rebel, donde se deja testimonio de las nobles tareas de las enfermeras de la Cruz Blanca Constitucionalista. Y otros datos más nos aporta Leonor fue una destacada profesora, originaria de Laredo, Tamaulipas, educada en Estados Unidos, que independiente de su pertenencia a la burguesía porfirista, tuvo la sensibilidad de captar las grandes desigualdades del pueblo mexicano. Asimismo, el ensayo biográfico de Guadalupe Narvaez Bautista, de Puebla, es otro gran ejemplo.El meritorio trabajo de Martha Rocha, que perfila más y mejor a las mujeres revolucionarias, forma parte de la recuperación indispensable de actores sociales femeninos que en varios casos siguen presentes y comprometidos con el proceso revolucionario, además de abrirnos un espacio para la reflexión.Es el caso de Carmen Serdán, activista y combatiente, heroica, de quien se dice que cuando Madero se propuso cruzar la frontera, con el fin de conducir el movimiento revolucionario, surgió la figura de esta gran mujer como uno de los puntales que detonaron el cambio justamente en momentos en que se conspiraba contra el régimen porfirista. Y fue su hermano, Aquiles Serdán quien organizando la revuelta en Puebla y Tlaxcala, e incluso su madre, del mismo nombre, además de Máximo y Natalia, sus otros hermanos. Gracias a todos ellos fue posible que las ideas antirreleccionistas se difundieran y se convirtieran en un detonante. De manera decidida y enérgica se dedicaron a reunir rifles, pistolas y pólvora e incluso a elaborar pequeñas bombas.De Carmen sabemos además, que fue una mujer de gran temple. Tenía aptitudes para la música y, al igual que su hermana Natalia tuvo que interrumpir sus estudios cuando murió su padre. Cumplió con trascendentes encargos a favor de la causa y fue una destacada integrante de la Junta Revolucionaria de Puebla, con una mística que le valió amplios y merecidos reconocimientosEl movimiento revolucionario estaba dispuesto para que estallara el 20 de noviembre, pero sin embargo poco antes, la policía poblana irrumpió en la casa de los Serdán, con el claro objetivo de llevar a cabo un cateo. Aquiles era reconocido por su intrepidez y como es natural se opuso a la inspección, con lo que se inició un tiroteo. Natalia salió huyendo con el fin de salvar a los hijos de su hermano y a los suyos. En cuanto a Carmen (que por cierto utilizaba el apodo de Marcos Serrato con la idea de cumplir cargos relativos a la causa maderista) se dice que resultó herida al intentar subir a la azotea de su casa y seguir suministrando parque a los defensores.La acometida tuvo un trágico fin, ya que culminó con la muerte de Aquiles y Máximo Serdán, así como la aprehensión de Carmen y hasta la de Filomena del Valle, esposa del primero. Pero su ejemplo cundió y prosiguió la lucha en esta gesta revolucionaria que alumbraría a México.En fin, grandes mujeres de nuestra historia, que amaron a México, se entregaron a sus mejores causas y sentaron un importante precedente de lo que las mujeres son capaces.
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Comentarios

  • Muy interesante. Te he ofrecido mandarte un documento que presento en una plática "Las mujeres mexicanas en la primera mitad del siglo XX", si me envías tu dirección electrónica te lo envío, Gracias y saludos Sol
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