Ahora tú me juzgas
Que ingrato eres,
Acusada aquí ante un tribunal,
Los delitos es haberte amado tanto.
Es acaso que es delito el amar,
No obstante me miras distraído,
Y a los jueces le juras, es criminal,
Y argumentas que yo te cuidado tanto,
Que te asfixio y no te dejo respirar.
Hace años te perdí, ya la confianza,
Por tracciones envidia y maldad,
Y derramas con malicia tu veneno,
Acusándome hasta de infidelidad.
No mi vida eso nunca será cierto,
Pues los principios en mi mente siempre están,
Una dama se defiende ante tal infamia,
Desearías arrastrarme ante tus pies,
Que lastima que no puedas comprobarlo,
Pues yo como mujer siempre te he sido fiel.
Como mujer si, se me olvidaba,
Que los jueces siempre hombres deben ser,
Que la mujer siempre debe estar callada,
Y ni en sueños te debe de ofender.
Estoy presa ya entendí asta en mi sueños,
Pues los jueces me han metido a prisión,
Los barrotes ya taladran mis oídos,
Y quisiera yo gritar con tal fervor.
Dios mío tu que estas allá en el cielo,
Ven asómate un poquito a este umbral,
Pues ya todos me destrozaron lo nervios
Y yo siento mis huesos taladrar.
No es posible que mi vida ya no exista
Pues ese hombre me ha enterrado entre paredes,
Y mi rostro no se debe ni asomar,
El me acusa delo que sabe que no es cierto,
Y me acecha no me deja respirar.
Mujeres sea altivas y seguras,
Que mi muerte por lo menos sepa hablar,
Pues aquí ya hace muerta una dama,
Que en vida se enamoro de un gran patán.
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