No me he olvidado de vosotras. Es que la semana pasada cumplí 35 tacos y he estado súper liada celebrándolos en Cádiz, Sevilla y Barcelona como se merecen. Que hasta hicieron un conciertazo en mi honor mis amigos del grupo Nem Tard.
Así que hoy toca hablar de la edad. Creo que al menos 5 personas que me felicitaron me hicieron la broma de ¿Cuántos, 25 ya, no? Pues miren, no. 10 más y sumando, tan a gusto. Yo a los 25 era una imbécil que se creía perfecta, todopoderosa, invulnerable y probablemente inmortal. La década que ha pasado me la he pegado dando el pendulazo del que os hablo en mi teoría e intentando encontrar el equilibrio que antes no tuve jamás. De modo que no voy a borrar de un plumazo ese tiempo porque mi trabajito y mi esfuerzo me ha costado superarlo y llegar hasta aquí.
Y mi dinero, ¿sabéis?
No puedo ni quiero calcular la cantidad de pasta que me he gastado desde los 25 hasta aquí, pero sí puedo garantizar que no me lo he gastado en medicinas ni en drogas, que viene a ser lo mismo, por otra parte. Me lo he gastado en pasármelo bien con mis amigos por ahí, comer como una reina, beber vinazos como una somelier, vestirme como una diva y calzarme como Imelda Marcos. Creo que en condones también me dejé una buena suma, cuando hacer el amor y no la guerra eran tendencia in my way of life. Y, por supuesto, he finiquitado cantidades ingentes de dinero en viajar viajar viajar y viajar.
O sea que no, bajo ningún concepto me quito ahora años. Tengo 35 y me siento mejor que nunca. No es el mito ese de ‘las mujeres a los 35 están en la flor de la vida’, qué leches. Veo mujeres de mi edad que parecen tener 50. Es una cuestión de haber cambiado todo lo que había de autodestructivo dentro de mí y de actitud, no de la edad.
Ni siquiera parezco físicamente más joven de lo que soy, simplemente he conseguido que me quepa hoy en día la misma talla que a los 25, no me dejo las raíces y las canas o los pelos de las axilas a su libre albedrío como si no importara por el hecho de que no lo vea nadie y, en definitiva, me cuido como si sólo tuviera una yo y esta única vida para vivir.
En realidad, he vuelto a la infancia
El hijo de un amigo se iba a dirigir a mí como señora pero rectificó a tiempo porque yo no le parecía una señora, según sus propias palabras. La típica señora no, al menos. Hay que echarle color a la ropa y a las gafas de sol, y seguir riéndote de todo, más que nada de ti mismo, y seguir tirándote por toboganes y castillos de aire, y seguir cantando por la playa a voz en grito, y llorando cuando no logras lo que quieres, con rabieta incluida. Hay que seguir jugando a hacer puzzles de 3 años como los que me regala mi madre para Reyes, y perder contra mi hermana menor; continuar bailando sin miedo al ridículo, hablándole a la gente como si la conocieras, de forma natural. Hacer el guarro con la comida como cuando llevabas babero, como en la calçotada que me regalaron este domingo.
Hay que seguir acercándote a los chicos como en el cole y preguntarles: ¿Cómo te llamas? ¿Me das un beso? Hay que seguir haciendo nuevos amigos para oxigenar la mente, quitándote de en medio a los del pasado que te hacen daño porque te juzgan pero perdonando y pidiendo perdón para que su recuerdo no te provoque úlceras. Hay que recuperar la inocencia y la confianza en que los demás no van a hacernos daño adrede sino a aportarnos algo que debemos aprender.
Y, sobre todo, llegados a esta edad, para mí son imprescindibles dos cosas para sentir que crecer tiene sentido: Trabajar en tu hobby y compartir tu tiempo sólo con personas que amas y que te aman. Todo lo demás, fuera, que es malo para la salud y envejece. ;D
Os dejo aquí con la canción Desorden, de Izal que viene muy ad hoc, porque, les cito: “Y si a al vida le da por hacerme mayor, viva yo, la alternativa no es mejor”.
Comentarios
Solo falto que escribieras "he dicho.", Elisabeth Iborra hermosa reflexión y comparto contigo las lineas que ha cabo de de leer definitivamente no tenemos porque quitarnos la edad si el transcurso de los años has aprendido de cada paso que das y cada experiencia vivida y eso no se puede borrar pues cada anécdota te dejo sonrisas, alegría, tristezas, amigos, lugares conocidos y un sin fin de cosas que si estas no serías la mujer que eres felicidades y viva en paso de los años y a mis 29 soy un mujer con un mes de matrimonio y feliz por todo lo vivido y aprendido al transcursos de ellos.
GRAX
Estimada Elisabeth:
Buenas noches, feliz a mis 45, no me cambiaría por nadie, y hoy tu nos contagias con tu entusiasmo y vigor.
Actualmente solo deseo disfrutar cada instante, la vida me ha dado muchos regalos y los atesoro, y me divierto.
Y feliz cumpleaños para ti, que lo hayas disfrutado.
Saludos cordiales.
Edith.
que linda gracias por ser tan positiva eso nos ayuda a las que no lo somos tanto.
Yo estoy por llegar a los 49 y me sigo sintiendo plena, pero buen esfuerzo he invertido en ello. De repente la vida te golpea, y cuando te das cuenta tu autoestima está por el suelo, y recuperarse es mucho trabajo, ¡pero para eso estamos aquí, para tomar la vida por los cuernos, caer y levantarse cuantas veces sean necesarias. Un abrazo para ti
Maravilloso!!! Yo tengo 36 y también muy, muy, MUY agusto y orgullosa... Me he ganado cada uno de mis días =) Un abrazo!