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El amor, es el principio y final de las consultas terapéuticas. Amor, siempre amor. Porque falta, o porque "sobra", o porque "no lo necesitamos", porque nos estorba, porque lo necesitamos y no lo encontramos. Él, siempre él, es el eje de nuestras mayores preguntas, de nuestros mayores desaciertos y aciertos. Del amor dependemos y aprendemos a hacernos verdaderamente libres.

Así que aquí les dejo para leer el mapa de las cuatro estaciones del amor que Guillermo Borja nos ha dejado como legado.

"El amor también tiene un ciclo de cuatro estaciones. la primavera es el brote de todo, el nacimiento del dar, la primavera disminuye el ego, la primavera es ceder, es muy bonita, agradable y confortable. En la primavera bajamos nuestras defensas, nos ponemos dulces, tiernos, cariñosos, damos presencia, sobrevaloramos o reconocemos la justa valía de la otra persona. Lo malo es que cuando la primavera termina llega el verano. El verano es ardiente y pasional, requiere de otros elementos para mantener viva la naturaleza, época de lluvias, de plagas. Todo empieza a salir, las plagas propias y las de quien tenemos en frente. Llega el otoño y éste es aún más severo, más extremos intenso y ávido. Tiene una avidez que pone de manifiesto la carencia. Empezamos entonces a almacenar y ya no queremos dar. Así alcanzamos el invierno, la renuncia de la primavera, el comienzo de la crisis final, el desamparo y la soledad. Nos volvemos más demandantes."