Este cuento va destinado a las mujeres que por razones indistintas fueron separados de sus hijos. Espero les guste..... lo escribí hace muchos años para una amiga, que estaba muy triste porque no le dejaban ver a sus hijos.
LA FLOR Y EL ABEJORRO
Hace ya muchos empezó un gran sismo...
La Madre Tierra se estaba abriendo muy lentamente
Y con mucho amor soporto dolores y rupturas de su corteza
Para empezar a parir a un lindo retoño de cierto hermoso árbol.
Y lenta y suavemente le empezó a brotar una preciosa ramita
Quien de inmediato recibió el caluroso abrazo de nuestro padre el Sol.
El resto de plantas, flores y árboles del lugar le dieron la bienvenida
La Madre Tierra continuaba alimentándola para que sus raíces
Fueran fuertes, resistentes, y pudiera enfrentar cualquier prueba
Que los climas atmosféricos pudiesen presentarle.
Esa preciosa ramita fue creciendo, y alegremente la gustaba
Que el viento soplara sobre sus hojas, y le agradaba el sonido
Que ella producía al mecerlas...
La lluvia no solo le calmaba la sed, y la embellecía...
Saboreaba gozosamente cada gota que caía en todo su cuerpo
Que continuaba creciendo día con día.
En cierta ocasión empezó a rondar por allí un abejorro...
Ella giraba y giraba para poderlo ver...
Parecía que el abejorro buscaba algo y como no lo encontró
Tranquilamente se alejo de ella.
Su amigo el viento se daba cuenta de lo que sucedía
Sigue pasando el tiempo y muchos otros abejorros
Se acercaban y se iban, ya se había acostumbrado a esa especie
De incomprensible ritual de los abejorros
La ramita ya se había convertido en un hermoso árbol...
En cierta ocasión muy de mañana, al despertar... volvió a
Sentir el aleteo de algunos moscos rondado por sus ramas
Solo que esta vez tan solo en una parte de sus ramas...
Y finalmente se alejaban.
Con mucha curiosidad, empezó a localizar la parte que los
Abejorros buscaban,...
¡Sí!... empezó a notar que de su cuerpo emanaba un olor
Desconocido en ella, aunque ya le había llegado ese olor
A lo lejos....
Así que con ayuda del viento, con una de sus ramitas empezó
A buscar y buscar, hasta que por fin lo encontró...
No podía dar crédito a lo que estaba viendo, se le quedó observando
Con mucha curiosidad... era un hermosísimo brote de un botón.
Entonces el viento aprovecha para explicarle ¡tú eres un árbol hembra!
Esos botones ya los había visto... sí en otros árboles....
Solo que no le había dado la importancia... realmente ella era muy
Joven para esos menesteres...
Aunque ahora, ya se sentía grande, y tenía un botón....
¿Uno?... ¡No! ¡Eran muchos botones....!
¿Cómo habían salido?...Se preguntaba. No importa,
Realmente me veo hermosa,... ¿será eso lo que vienen a oler los abejorros?
Por mí que se vayan al carajo y que me dejen en paz...
Los botones empezaron a desarrollarse y empezaron a abrir...
Un aroma delicioso empezó a pulular por el ambiente...
Y su amigo el viento se encargaba de llevar la noticia
A muchos kilómetros a la redonda...
Y el hermoso árbol cada día florecía más y más...
Lo abejorros ahora se acercaban con más insistencia
Y el árbol con sus ramitas parecía que no los dejaba acercarse
¡Váyanse, déjenme en paz! ¡Dejen mis flores!
Y hasta su amigo el viento ayudaba a espantarlos.
En cierta ocasión su amigo el viento vino y le dijo
Dicen los abejorros que adivinan que tienes un exquisito sabor
Que por el puro aroma debes de producir una miel muy dulce.
¡Lo que digan de mí no me interesa!... fue la respuesta.
El viento contesta: ¡es que no sabes lo que dices, amiga...!
En cierta ocasión un osado abejorro empezó a rondarla
Solo eso, llegaba y se iba, llegaba y se iba...
Un día le pidió permiso de probar una sola de sus flores
El arbolito hembra por fin le dio la oportunidad al abejorro
Y éste libó y libó, y después ya no regreso...
En ocasiones lo veía pasar pero ya no se le acercaba
Veía como se le acercaba a otras flores...
No entendía porque ese abejorro no se le acercaba a ella
Si otros sí lo hacían... ¿porque él no?
Un día nuevamente sucedió algo increíble...
En ese tiempo ella no tenía aún flores...
Ya se había acostumbrado a que aparecieran cada año...
Pero le llegó un aroma muy similar al aroma que ella despedía
Y en ese lugar no existía ningún otro árbol como ella.
Le comenta al viento, ¡reconozco ese aroma....!
¿En verdad? Responde el viento...
¡Sí!, es igual que el mío...
El viento sopla un poco más fuerte...
¡El olor ahora es más penetrante.... el aroma es intenso y agradable..!
¡Que bien!, ahora ya no me siento sola, sé que hay otros
Árboles igual que yo... me da mucha alegría....
¿Tú los conoces, amigo viento? Sí, yo los conozco...
¿Cómo son? ¿Se parecen a mí? Sí, se parecen a ti...
¿Como llegaron allí? ¿Quiero conocerlos? ¡Platícame de ellos!
¿En verdad quieres saber? Sí, sí quiero saber...
¿Te acuerdas de tus primeros botones, y como empezaste
A vivir esa época hermosa de tu vida? Le dice el viento...
Sí, si recuerdo...
Una ocasión dejaste que se te acercara un abejorro a libar de tu miel
Y gracias a esa acción tuya y de él. El con sus patitas, se llevó unas
Semillitas que tú tienes en tus flores, y después se frotó sus patitas y sus alas a una poca distancia de aquí.
El árbol seguía escuchando sin entender nada...........
Y gracias a él ahora tú tienes hijitos, que por cierto están muy fuertes
Tan fuertes como tú. Aunque ese abejorro no venga a ti
Ahora gracias a él tienes unos hermosos retoños...
Y ten por seguro que así como a ti te llega el aroma de ellos
A ellos les llega el aroma tuyo...
¿Qué yo tengo retoños? ¿Hijos míos?...
Claro que son tus hijos, siempre serán tus hijos...
¿En verdad son mis hijos?...
Como dicen los humanos, son sangre de tú sangre...
Y quiero que sepas algo más....
Yo creo que a ellos también se les van acercar otros abejorros
Y yo me encargaré de que sus retoños crezcan cerca de donde tú estás.
Muy cerca de donde tú estas....
Para que te veas rodeada de tu familia….
Gracias amigo viento, mientras me explicabas comprendí muchas cosas.
Y como por arte de magia ahora me siento acompañada.....
Aunque no vea a mis retoños. ¡Sé que existen!
Ahora ya echaron raíces............ en mi corazón.
¡Gracias amigo Viento!
1 agosto de 2007
Con cariño.
Kaleb.
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