LA DISCUSIÓN EUROPEA

La discusión europea

 

 

Consummatum est: Gran Bretaña se separará de la Unión Europea. Así se decidió tras un referéndum realizado el jueves 23 de junio, el cual tuvo resultados tan cerrados como determinantes.

Las reacciones a esa decisión de los ciudadanos británicos no se hicieron esperar, y al día siguiente de la votación el mundo amaneció con las bolsas de valores a la baja y los precios del petróleo desplomados, junto a una incertidumbre provocada por la histórica decisión de los británicos.

Al analizar las características de aquellos que votaron por una u otra opción se ha encontrado que en realidad los adultos fueron quienes inclinaron la balanza hacia la salida del bloque europeo. La mayoría de los jóvenes votaron por mantenerse unidos a la comunidad europea: 64% de los jóvenes apoyó la permanencia, mientras 58% de los mayores de 65 años quiso la separación. Seguramente las generaciones de menor edad veían mayores ventajas en permanecer en la Unión Europea, sobre todo la movilidad social, la posibilidad de obtener becas y las interesantes opciones educativas y laborales en otros países.

Por desgracia, ganaron los miedos, el conservadurismo y la ignorancia. Triunfaron los prejuicios, las mentiras y el temor a la migración de personas provenientes de otros puntos de Europa. Pesó más el individualismo y el deseo de privilegiar el empleo para los locales que se ven desplazados por oleadas de personas que vienen del exterior, así como sus preocupaciones respecto al terrorismo.

Es preocupante que Gran Bretaña haya abandonado el importante esfuerzo de unidad e intercambio provechoso que significa la Unión Europea. No sólo en lo comercial sino en cuanto a libertades, como el tránsito abierto de las personas. Y preocupa más aún que se haya impuesto una corriente conservadora, racista y xenófoba, además de regresiva, impulsada por los nacionalismos exacerbados que nada positivo traen a nuestra civilización.

La trascendental decisión que tomaron los británicos hace unos días también podría implicar la desaparición de un importante contrapeso de Europa frente a China y Rusia o el propio Estados Unidos.

Lo peor es que se prevé que el ejemplo de los británicos sea secundado por otros países, como Grecia, lo que contribuirá a tambalear más la integración europea, que con todo y sus limitaciones representa mayores ventajas para los países de aquella región. También se ha dicho que a partir de este momento podrían gestarse dos o tres bloques europeos independientes entre sí; es decir, se provocaría una fragmentación debilitadora.

También es cierto, sin embargo, que como consecuencia de la salida de Gran Bretaña del bloque europeo se funde un nuevo y afinado modelo europeo a partir de los países más desarrollados y de poderío económico, en especial Alemania, que ya convocó a reunión cumbre para determinar el futuro inmediato de la Unión Europea.

También es evidente que Gran Bretaña tendrá que sostener sus nexos comerciales, pues de lo contrario la debacle económica vendrá pocos años después. De tal manera, lo que podemos vaticinar es un sistema político cerrado con una vigilancia a ultranza de sus fronteras, pero abierto al intercambio económico.

En fin, el resultado del referéndum de hace una semana no solamente tiene repercusiones graves en ese continente sino que replanteará el sistema financiero mundial en su conjunto, incluido Estados Unidos, y no digamos América Latina, en extremo dependiente del dólar y de la economía estadounidense.

En todo caso, nadie se salva de este caos y vendrán situaciones generalizadas de inestabilidad y crisis que, si acaso, se irán corrigiendo o reencauzando en tanto se amortigua la salida de Gran Bretaña del entorno europeo.

Al mismo tiempo esta decisión tendrá efectos en la campaña por la Presidencia de Estados Unidos, pues la opción tomada por los británicos en principio podría favorecer las posiciones radicales del republicano Donald Trump y su propuesta de expulsión masiva de migrantes, el reforzamiento de las fronteras y un proyecto retrógrado y fascista contra las libertades y los avances de nuestra civilización. Esos son los riesgos de dejar nuestro planeta, o parte de él, en manos de individuos que no son capaces de verlo como un todo y procurar su salud integral en lugar de fomentar el autoritarismo, la discriminación y la reducción de libertades.

 

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Facebook: Martha Chapa Benavides

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Comentarios

  • Martha: Lo que afectaría a América Latina el Brexit.

    Más allá de los flujos de comercio e inversión, también hay movimiento de personas entre Reino Unido y América Latina, aunque en dimensiones relativamente pequeñas.

    Por un lado está el turismo. En el caso de los visitantes temporales a Reino Unido, el divorcio de la UE no tendría un impacto demasiado grande.

    De hecho, Reino Unido no es parte del acuerdo de Schengen que armoniza la política de visas de la Unión Europea. Por lo que, incluso ahora, los viajeros latinoamericanos que quieren visitar el país se acogen a las reglas de Londres, no a las de Bruselas.

    Aunque sí es posible que tras la fuerte devaluación de la libra esterlina se reduzca el turismo británico a América Latina, por verse disminuido el poder adquisitivo de la nación europea.

    Otra consecuencia importante para algunos ciudadanos latinoamericanos que ostentan doble nacionalidad de otros países europeos como Italia o España es que podrían perder el derecho automático a vivir o trabajar en Reino Unido.

    Una prerrogativa de la que disfrutan en la actualidad y que puede ser más relevante en naciones como Argentina o Uruguay, con un número relativamente alto de personas que podrían aspirar a un pasaporte europeo por el origen de sus ancestros.

    Pero, aparte de estos grupos relativamente pequeños de ciudadanos latinoamericanos, la mayoría de los habitantes de la región no se vería directamente afectado de manera muy sustancial por una salida británica de la UE.

    Especialmente porque en el siglo XXI, Reino Unido ya no es el gran jugador económico en la región que alguna vez fue.

    Por lo que deberíamos analizar específicamente cómo afectará a los ciudadanos Mexicanos el Brexit, ya que la UE llegó a un acuerdo con México en 2000, y con Perú y Colombia desde 2013.

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