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Y la cosecha de nuestros hijos es hermosa

No cabe la mayor duda respecto a todos los esfuerzos y sacrificios que hacemos como mamás a lo largo del acompañamiento en la vida de nuestros hijos: Preocupaciones diversas por su salud, por su desempeño escolar, por la forma en que socializan, por sus amores y desamores, por sus decisiones, por sus propios hijos, por su trabajo, su economía y hasta su vida espiritual....
Días y noches tratando de hacer lo mejor que podemos, inclusive arriesgándonos a saber que por algunos momentos por el hecho de aplicar reglas y valores de vida podemos dejar de ser populares en sus vidas y en sus afectos. Sin embargo, si hicimos lo correcto, con el paso de los años recibiremos la hermosa cosecha de nuestro esfuerzo, de esas semillas amorosas que día a día a jalones y estirones depositamos en sus mentes y en sus corazones.
Y la cosecha es hermosa, vernos en sus ojos con agradecimiento, con una enorme gratitud por las enseñanzas de vida que les compartimos, ver que mientras ellos florecen nosotros envejecemos pero que ellos , nuestros hijos, ahí están tendiéndonos la mano, amándonos con profundo cariño y respeto y sentimos la recompensa de nuestros desvelos, de las noches en que tantas veces nos preguntamos si lo estábamos haciendo bien. 
Saberte y sentirte amada por tu hijo adulto es la recompensa que te llega en el otoño o en el invierno de tu vida. Ahora ellos tienen las flores y nosotros raíces poderosas que los fortalecerán aún después de nuestra muerte, de nuestra trascendencia....
Así me siento, profundamente amada, respetada y reconocida por mi hijo Rodrigo. Aprecio cada detalle y atención de su parte, me encantan los momentos en que tomamos decisiones, no siempre son fáciles, pero juntos hemos aprendido mucho del arte de ser madre e hijo. Ojalá mamá no desistas de hacer lo correcto, de seguir dando y dándote, de aplicar el amor inteligente, tus hijos seguirán creciendo y echando sus raíces, quizá para algunas de ustedes que me leen aún son muy frágiles porque ellos aún están pequeños, pero se harán hombres y mujeres eventualmente y a ti te llegará tu invierno, que sin duda alguna celebrarás gozosa del brazo fuerte y amoroso de ellos.

Con cariño
Marichu

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