+ LdeM.4.- MIS DIEZ MANDAMIENTOS. LdeM.6.- BAJA, BAJA UN POCO MÁS+ Wordpress: http://bit.ly/6KoeFR+ Twitter: http://twitter.com/letrasdemujer:ANA KENNIA RENTERÍA, Ocotlán, Jal., 1980.-Ana Kennia es una Escritora absoluta, verdadera, que divide su tiempo entre el ejercicio de su profesión de Contadora Pública, la vida familiar con su pareja y sus tres hijos --Alondra, Víctor y Mariela, una adolescente, un niño y una bebé, respectivamente-- y un sinfin de actividades vinculadas a ayudar a quien la necesite, a veces con un consejo o, las más, con una sencilla pero intensa solidaridad. Nació y vive en Ocotlán, Jalisco y fue madre muy joven, a los 16 años. Trabajó en una maquiladora de computadoras para pagar sus estudios profesionales y, desde su temprana juventud ha desarrollado de manera autodidacta su formación cultural y literaria. Es personaje clave en los Talleres de Expresión Literaria, por su entusiasmo participativo y motivador, lealtades, perseverancia y sobresaliente evolución en su carrera como Escritora. LOS PASOS HERIDOS es una pieza narrativa de excelente calidad, costumbrista, fuerte y tierna, dolorosa y grata, a la vez. Aquí hay una bien construída historia con personajes, costumbres, vocabulario, pensamientos y emociones de un poblado del México de los años 40s. Leamos:LOS PASOS HERIDOSAna Kennia RenteríaEra una mañana de jueves en el mes de septiembre de 1940. Andrés había terminado de empacar dentro de una caja de cartón asegurada con un mecate, sus escasas pertenencias y las de sus seis hermanos menores. Ni siquiera alcanzaba los 15 años y ahora era el hombre de la casa y el único sustento para ellos. Sus ojos cansinos delataban las tres noches sin dormir que había pasado junto al lecho de su madre en la humilde casita de adobe y teja de La Palma, Michoacán. Angustias, la vecina de toda la vida, una joven mujer regordeta y amable, le había ayudado a amamantar a los gemelos por cuyo parto había quedado huérfano.--Ay, Andresito… me da tanto pesar no poderte ayudar con los dos. Pero tú sabes que todavía tengo a mi Lupita de brazos, y por más que quera, namás puedo quedarme con uno de los cuatitos. Ahí cuando te haigas acomodado en Ocotlán si queres regresar por la criatura, hazlo sin pendiente. En ningún lado va a estar mejor que con su hermano. Dios te ayude y te proteja, mira que haberse quedado solos en el mundo. Te arreglé una canasta con frijoles y tortillas pal camino, y Chona te mandó leche pa tus criaturas, ¿le dijites al Padre que te ayudara a escribir la carta para tu tía?--No, Doña Angustias… la verdá ya me dió vergüenza, luego de que me ayudó a conseguir el cajón para mi madrecita… Pero mi tía Toña me hizo una… mírela, acá la traigo… En la carta le recomienda a mi tía que nos reciba a mí y a mis hermanos, y le cuenta lo que le pasó a mi mamá…--¿Pos pa qué me la enseñas, si yo tampoco se ler? Vieras qué coraje atravesado traigo contra tu padre… Ese desgraciado de Pancho debía sacar la cara por ustedes, y no haberse largado tan a gusto… Pero Dios lo va a castigar… Y te va a ayudar mijo. Tú ten fe. Tu madrecita faltó de parto, así que segurito ya esta en el cielo con Diosito y la Virgen y, de segurito les ha de estar pidiendo su bendición pa ustedes.Andrés solía caminar siempre descalzo por el monte… pero Ocotlán quedaba muy lejos, así que no tuvo más remedio que sacar del chiquihuite sus únicos huaraches de Goodyear-Oxo, y emprender el largo viaje a pie. Si se apuraba, quizá podía llegar a casa de su tía antes de que cayera la noche. Si cruzaba por los cerros se ahorraba varias horas de camino, pero llevando tras él a Félix, Severo y Blas y cargados a Blasa y a Lupillo, no podía arriesgarse y no le quedaba mas opción que irse a pie por el camino real.Ya estaba entrada la noche cuando cruzó el puente de San Andrés y divisó el campanario del templo del Señor de la Misericordia. Sus hermanos lo habían seguido silenciosamente. Cuando por fin miró las bancas de metal de la Plaza de Armas del pueblito, sintió que todo el cansancio del mundo se había acumulado en sus piernas y en sus brazos. Un profundo alivio recorrió su cuerpo cuando después de más de 12 horas de camino por fin pudo sentarse. Félix lo increpó…--Hermano… mire… le están sangrando las patas…--Ah, que la canción… Agarre el plato y váigame a tráir tantita agua de la fuente, pa lavármelas…El dolor de los pies heridos era pulsante, pero no podía darse el lujo de empezar a quejarse delante de los niños cuando por fin habían llegado a su destino. Su tía Margarita vivía cerca de las vías del tren y, desde donde estaban ahora, todavía debían de cruzar el pueblo para llegar a su casa.Cuando por fin tuvo la alta puerta de madera frente de sus ojos, se aprestó a tocar como desesperado, temiendo que por la hora su tía no le abriera y tuviera que pasar la noche a la intemperie con los niños y con el cielo amenazando lluvia. Una mujer de cuarenta y tantos años abrió la puerta enfundada en una bata y con la cabeza cubierta por un rebozo.--Jesús, María y José… pero muchacho qué horas son estas de venir a molestar… ¿Ónde dejates a tu madre?--Tía Margarita… ¿podemos entrar?--Métanse pa dentro, pues…Tía Margarita les provisionó a los hermanos de Andrés unos petates y mantas para pasar la noche. Cansados por el viaje, a los pocos minutos de haberse tendido en el suelo ya estaban todos dormidos. Andrés bebía un jarro de café de olla, y le extendió ante sus ojos la carta que la tía Antonia le mandaba a su hermana Margarita. La cara de sorpresa de Margarita no le pasó desapercibida.--Así que Chayo faltó en ese parto… Dios la tenga en su gloria… ¿A quién le vendites la otra cría?--Yo… Pero tía… ¿Por qué me pregunta eso?--A ver, muchacho… ¿Sabes lo que dice la carta que me entregates?Andrés negó con la cabeza.--Mira, mi hermana Toña me manda decir que por ningún motivo te acepte a ti o a tus hermanos en la casa. Que tú tienes dinero suficiente pa sacarlos adelante por lo menos en lo que te acomodas, porque vendites la casa y la huerta de tu madre pa venirte pa acá, y no conforme con lo que ganates con eso, también le vendites al otro cuate a uno de los Rivas.¿Cómo era capaz la tía Toña de semejantes mentiras? Andrés reflexionó acerca de las razones de la hermana de su madre para difamarlo de esa manera… todo a causa de algo muy sencillo. Cuando salían del panteón, la tía Toña le recomendó entregarle la huerta a su marido, Crisóstomo, para su manejo. Andrés se había negado rotundamente, diciéndole que esa casita y la huerta era lo único que su madre les había dejado, y que necesitarían un lugar para quedarse cuando regresaran de Ocotlán a ver a su hermano que se quedaba con Angustias. Aprovechándose de la ignorancia del jovencito, Antonia le había cerrado la única puerta que tenia para salir adelante. Entonces reaccionó. De entre la faja de su calzón de manta sacó un pañuelo que contenía todo su patrimonio, lo abrió sobre la mesa y se lo mostró a Margarita.--Esto es todo lo que tengo… dieciocho pesos y 65 centavos… A mi no me importa tener que dormir en la calle… pero traigo a mi hermanito… tiene apenas tres días de nacido y no quero que también se me vaya a morir. Si quere me le hinco, pero acepte este dinero y déles un techo a mis hermanos… Yo le juro que cada semana voy a venir a traerle pa los frijoles. Pero por favor no me los vaiga a echar a la calle…--Mira hijo… ora si te creo… no me lo tomes a mal, pero mi marido va a poner el grito en el cielo si me los quedo a todos… tú sabes que Zebedeo y yo tenemos siete chamacos y meter seis más a la casa pos… pero vamos a hacer una cosa… de planta, pos te puedo ayudar a criar a Blas, Blasa y Lupillo… Tú, Félix y Severo que ya están mas creciditos, pueden llegar a dormir acá a la casa, pero tendrán que buscar donde colocarse para procurarse la tragazón. A ti mañana te puedo llevar a la labor con don Chuy, es buena gente y sí necesita peones, igual y te puede ayudar. Félix y Severo le pueden ayudar a mi comadre Catalina a asistirla en el puesto del mercado, con que les de chiles y jitomates o un litro de máiz, a Zebedeo no le quedará de otra manque callarse el hocico.Aunque era menos de lo que Andrés esperaba, por lo menos ahora tenía dónde pasar la noche. Al día siguiente, Margarita y Andrés partieron camino a Zula, a la labor de don Chuy. El hombre miró de arriba abajo a Andrés. Era un jovencito flacucho y bajo de estatura, a simple vista parecía incapaz de sacar adelante el pesado trabajo de un peón.--Ay, Mago… Este chamaco a qué me va a ayudar, nomás vélo… a la primera se me va a desmayar si lo pongo a trabajar en el rayo de sol.--Don Chuy… Mi sobrino tiene muncha necesidad… Es huérfano y tiene un montón de hermanos qué mantener. Usté sabe como estamos de jodidos y si no le da trabajo, Zebedeo los va a echar a la calle. Es honrado y está curtido en el trabajo, allá en el rancho él solito se encargaba de la huerta de mi hermana, que en Gloria esté, y de las dos vacas que el desgraciado de Pancho no alcanzó a vender.--Tá bueno… pero no voy a poder pagarle jornal completo. Le voy a dar medio jornal nomás, mientras veo si el chamaco me sirve. Y un litro de leche diario, porque dejar a las criaturas sin tragar, eso si es pecado y de los peores. Pero la leche es pa tus hermanos chiquillos, chamaco, tú, con agua y frijoles puedes agarrar fuerzas.Todos los días, antes de que asomara el sol, Andrés tomaba su sombrero, su itacate y partía camino a pie a su nuevo trabajo. Chuy estaba contento con la disposición del jovencito, al que bien le quedaba el dicho de “más vale maña que fuerza”. Chuy lo había colocado de vaquero en el establo donde se encargaba de limpiar, repartir pasturas y ordeñar las vacas del patrón, junto con el otro vaquero, Aniceto, un hombre noble, pero cuyo alcoholismo solía meter en líos al pobre de Andrés, al obligarle a cumplir con el trabajo de ambos por el mismo medio jornal. Sin embargo, a pesar del duro trabajo, él no era capaz de repelar, por el miedo de quedar desempleado. No obstante, cuando encontraba uno que otro rato libre, aprovechaba para ir a cepillar los caballos del patrón. Un día al encontrarlo en las caballerizas, don Chuy lo cuestionó…--¿Te gustan mucho los caballos, verdad?--Rete harto, patrón… los suyos tan re bonitos.--No sabes nada de bestias, muchacho… Bonito “El Galán”, el caballo que traigo en las carreras. Los de aquí del rancho son matalotes, nomás pal trabajo. Tú no tienes caballo, verdad…Andrés negó con la cabeza.--¿Sabes montar? Porque si es así te puedo prestar uno para que vayas y regreses a tu casa todos los días.El joven le agarró la palabra a su patrón. Después de un año de haber empezado a trabajar con el hombre, se había ganado su confianza y su cariño. Nadie más le hubiera prestado un caballo. Nadie más le hubiera regalado la leche que había hecho que su hermano Lupillo estuviera creciendo sano y fuerte. A ese hombre le debía más que su lealtad.Qué sensación de libertad tuvo al volver a su casa sobre el lomo de “El Prieto”. ¡Cómo se veían chiquitos los árboles y cortitos los caminos! ¡Cómo le refrescaba ahora el viento la sudorosa frente! El sol estaba a punto de ponerse y casi pudo ver la silueta de su madre, ahora convertida en Cihuateteo. Recordó las palabras con que Angustias lo había reconfortado durante el velorio de la mujer que le había dado la vida.--Nuestros antiguos honraban el Cihuateteo. Son los espíritus de las mociuaquetzque, las almas nobles de las mujeres que mueren al dar a luz. Se les honra del mismo modo que a los guerreros muertos en las batallas. Parir es una batalla, Cihuateteo anima a los guerreros, a los caídos los acompañan en su camino al más allá. También ayudan al sol a ponerse por las noches. Sin el Cihuateteo, el sol nunca podría descansar.Ahora en parte lo entendía, su madre era Cihuateteo porque así había sido dispuesto en el Libro del Destino. Y él se había convertido en una especie de guerrero, que era animado por su espíritu para poder salir avante de la dura batalla que enfrentaba.Varios meses después, el Agrarismo llegaba a la Ciénega de Chapala… Andrés estaba muy lejos de saber algo de cuestiones políticas, salvo lo que oía en la tienda de Pancho cuando iba a tomar su Pepsi-Cola, aunque a veces lo escuchado lo dejaba más que confundido. Algunos opinaban que el dichoso reparto de tierras era una maniobra del Gobierno para después meter a la cárcel a los pobres y deshacerse de ellos. Otros, decían que Tata Lázaro era la mismísima encarnación de la justicia social. Pero la opinión de más peso siempre era la de Ramiro Zúñiga, el más estudiado de todos los asiduos concurrentes a la tienda. Había cursado hasta la secundaria y leía todas las semanas el periódico del estado.--Tata Lázaro era un gran líder, no hay duda… como político peleó mucho por el bienestar de nosotros. Ahora con Ávila Camacho de presidente, quién sabe como nos vaya. Hay rumores de que tierras que Cárdenas había entregado fueron despojadas a los ejidatarios por el nuevo gobierno, para vendérselas a los hacendados. Los militares ya no tardan en hacer la lista de entrega de tierras, dicen que les van a dar prioridad a peones con familia y muchos años de trabajo. Así que lo mas seguro es que los patrones vayan a meter mano para decidir.Por la mente de Andrés pasaron muchísimas cosas. Apenas había cumplido los 18 años, no estaba casado ni tenía hijos, pero tenía a sus hermanos y por lo tanto tenía necesidad. Hacía poco que el esposo de su tía Margarita había fallecido y sus primos mayores estaban haciendo campaña para obligarla a correr a Andrés y sus hermanos. Así que ni tardo ni perezoso, Andrés le invitó un mezcal a Ramiro Zúñiga, con el fin de enterarse cómo sería el procedimiento del reparto. Aconsejado por él, se acercó a don Chuy, su patrón, con el fin de conseguir una recomendación que pudiera servirle en caso de ser necesario. Don Chuy accedió y le elaboró un documento en que constaban su tiempo de servicio como peón, su honradez y su diligencia. En cuanto la tuvo entre sus manos, se presentó con Ramiro Zúñiga para pedirle un favor.--Don Ramiro, quero que me diga lo que escribieron en este papel… es que ya me pasó una vez, y no vaiga a ser el diablo.El reparto agrario coincidió con los fríos meses del invierno. Andrés y otros peones pasaban las noches fuera del improvisado cuartel, sorteando las inclemencias del clima con su gabán y su sombrero. No quería que su oportunidad para tener su propia tierra se le fuera a ir por no estar donde debía. Don Chuy le había dado el permiso de faltar para poder arreglar sus asuntos y Joaquina, una mujer de la vida galante con la que sostenía un romance por ese entonces, solía llevarle de desayunar y de comer.Casi salió corriendo cuando el Supremo Gobierno, representado por el Capitán Primero de Caballería, Álvaro Medina, le entregó el certificado que lo acreditaba como titular de las dos hectáreas a bordo del río cerca del poblado de Zula. Lo hizo rollo entre sus manos, lo metió a su morral, y salió lo más rápido que pudo a esconderlo a casa de la tía Margarita. Cuando pasó frente a Casa Ochoa, la tienda más grande del pueblo, pudo ver su reflejo en el espejo que hacía de fondo de mostrador. ¡Qué distinto se veía ahora! Que diferente del chiquillo de pies sangrantes que poco tiempo atrás tomaba aliento en las bancas de la plaza. Los años y una mejor alimentación que la que tenía en La Palma habían hecho lo suyo. No quedaba ni sombra del chamaco esmirriado de calzón de manta. Ahora, lucia mucho más alto y fornido, los huaraches de antes habían cedido el paso a las botas altas y vestía camisa de botones y pantalón vaquero. Su naturaleza indígena era obvia por su piel bronceada, sus ojos rasgados y la escasa sombra de barba que asomaba por su rostro. Pero sus ojos conservaban aún la misma mirada noble, y su cara todavía tenía esa expresión de entre seriedad y amargura que nada había podido borrarle.--Ora que ya tienes tierras, vas a ver que bien nos la vamos a pasar --le decía Joaquina-- en cuanto haiga modo tenemos que irnos de paseo al Parían a Guadalajara, y me tienes que llevar a la Catedral. Ya ves, me lo merezco, desde que ando contigo nadie puede decir nada de mi… te doy tu lugar como mi hombre que eres…A pesar de su pasado, Joaquina no era una mala mujer. Ella y Andrés solían pasar muchas noches juntos. Pero en ese momento lo menos que quería Andrés era pensar en una relación con nadie, mucho menos con ella. Como liquidación y acto de buena voluntad, don Chuy le había entregado tres becerros y dos puercos. Con sus ahorros podría darles de tragar y venderlos antes de las fiestas patronales, en las que Blas y Blasa harían la primera comunión y Lupillo tendría bautismo aunque ya estaba crecido. Tía Margarita solía atosigarlo con el consejo.--Yo pienso que ya deberías ir viendo en encontrarte una buena mujer para hacer pie de casa, que te ayude con tus hermanos y que vea por ti… Ya estás sazón… necesitas una esposa y no andar con la Joaquina. Piénsalo. Y empieza a juntar… acá adelante, la viuda Gómez anda vendiendo unos terrenos bien baratos. A la mejor puedes comprarte un pedacito y poco a poquito ir levantando tu cuartito. Vías de vender la huerta del rancho, total, ni tus hermanos ni tú tienen a qué volver.Andrés así lo hizo, regresó a La Palma sólo para enajenar la vieja huerta y la vieja casa, y para recoger a su hermano de casa de Angustias, quien le suplicó para conservarlo. Con el corazón roto y los pesos de la venta en el bolsillo, regresó a Ocotlán, donde inmediatamente cerró trato por la que por fin sería su propia casa… suya y de sus hermanos.El 3 de Octubre de 1944, toda la familia se había levantado muy temprano. Entre Virgen, la vecina y tía Margarita arreglaron a los chiquillos con su ropa blanca para presentarse ante el Señor. Como era fin de fiestas, se celebrarían varias ceremonias, una colectiva para que la mayoría de los habitantes del pueblo llevaran a sus hijos a bautismo y comunión, y varias privadas para los hijos de la gente importante.Andrés entró temeroso a la Parroquia, le imponían la sobriedad de los retablos y las pinturas que adornan el interior. Era tan distinto al humilde templo donde todos los días pasaba por la bendición. Se quitó el sombrero y lo puso bajo la banca. Con los ojos rasos de emoción vio a sus pequeños hermanos recibir la comunión de manos del señor Cura. Había cumplido con su deber de enseñarles a ser buenos cristianos. Junto al altar evocó la figura de su madre vestida con su ropa de fiesta bordada y su rebozo de bolita, tal cual la había visto el día que lo había acompañado a él. La ceremonia fue rápida y sin mucho protocolo. Afuera comenzaban a llegar los coches de la gente bien del pueblo, y el templo debía estar vacío para su gloriosa entrada.Fue cuando estaba comprando un sorbete de limón cuando se dio cuenta de que por la emoción, había dejado su sombrero bajo la banca del templo. Era el mejorcito que tenía, y con tanto gasto no podía darse el gusto de comprar otro para salir. Sigilosamente y casi pegado a la pared entró a la iglesia en la que ya se celebraba la siguiente ceremonia. En el lugar que ocupaba minutos antes, ahora estaba sentada una mujer vestida de rosa, con una chalina blanca finísima cubriendo su cabeza. Disimuladamente se acercó a ella que rezaba abstraída en su mundo, se agachó, alargó su mano para tomar el sombrero, pero lo que jaló fue el bolso de la desconocida, que reaccionó sorprendida al sentir el atrevimiento.Cuando ella volteó a mirarlo, fue que el mundo desapareció para Andrés. Se trataba de una joven más o menos de su edad, blanca, de pelo rubio, con los ojos más azules que nunca hubiera visto, y cuyo perfume de jazmines refrescaba el aire que ahora estaba respirando. Su rostro le pareció aún más hermoso que el de cualquier imagen de las que decoraban el templo. Andrés no supo qué decir. En su sorpresa sólo atinó a señalar el sombrero y emitir sonidos guturales que provocaron una sonrisa disimulada en la joven, quien comprendiendo la situación se lo entregó en su propia mano. El muchacho salió disimuladamente, se sentó en la banca frente a la parroquia, procurando hacer tiempo en compañía de Ramiro Zúñiga, que ahora era casi su compadre.--Don Ramiro ¿ve a esa muchacha del vestido color de rosa? La que esta junto con la del pelo negro.--Sí, cómo no… Son Luisa y Maria de los Ángeles, las hijas de don Ventura, el líder de los cargadores. Están preciosas las condenadas. Pero ni sueñes, muchacho, esa gente tiene mucho dinero, son muy pretenciosas. La del vestido rosa, Ángeles, está comprometida con el hijo de un capitán o general o qué sé yo del Ejército. Luisa, la otra, siente que el suelo que pisa no la merece. Le ha dado calabazas a dos que tres hijos de la gente más acomodada de la región. Así que mejor déjalas de ver, porque se te van a gastar los ojos y ni cuenta se van a dar de tu existencia.--¿Usté las conoce bien, es amigo de la familia?--Tanto como amigo, no. Los conozco de hace muchos años. La madre de Ventura era lavandera en Atotonilco. El fue su único hijo. Cuentan las malas lenguas que fue un resbalón con un francés, y que al quedar en estado la echaron de la casa y llegó a Tototlán con la criatura recién nacida. Otros dicen que se casó con un hombre de mucho dinero que murió cuando estaba en estado, y que como la familia nunca la vio bien, la despojaron de todo. Aquí lo único cierto es que en toda la región no hay mujeres tan hermosas como las hijas de Ventura. Y pretenciosas… figúrate nomás, ya son mujercitas hechas y derechas, y les tiene una nana a cada una que no las deja solas ni a sol ni a sombra. No las deja salir más que el día domingo a misa de siete, siempre acompañadas. Por eso, en casa de Ventura muy seguido se organizan tertulias, para que las pobres muchachas puedan socializar un poco, sin temor a que algún pelado se las robe.Andrés vio a la muchacha subir a un automóvil. Al pasar frente a él, todavía le había dirigido una mirada. El encendido del motor del automóvil fue la alarma que lo sacó de su mundo de sueños, donde llegó a verse de lamano de María de los Ángeles dando vueltas por el cuadro ante la mirada atónita de los pobladores.No fue difícil dar con la casa de don Ventura, si todo el mundo lo conocía. Era la finca al final del callejón. Para su desgracia, también confirmó lo que Ramiro le había comentado antes. Las únicas que entraban y salían frecuentemente eran las sirvientas de la casa. Chuya la cocinera, Lorenza la lavandera, y Lupe y Chepa, dos hermanas quedadas que eran las nanas de las muchachas. Cada domingo sin falta acudía al atrio de la Parroquia del Señor de la Misericordia, vestido con sus mejores galas y, por supuesto, sobre el lomo del caballo alazán que había comprado con miles de sacrificios.El cuadro de la plazoleta se engalanaba con la presencia de todas las muchachas solteras del pueblo, que iban en grupos de dos o de tres, dando vueltas por el kiosco según las manecillas del reloj. Algunos de los caballeros daban vueltas en sentido opuesto. Otros, más osados, aguardaban pacientemente a que pasara la chica elegida para “lazarla” con las serpentinas de colores que habían comprado para el efecto de lanzarlas a su paso. Si la mujer recogía la serpentina, entonces eso construía la esperanza de que quizás la siguiente semana pudiera comprar un “queso de gardenias” que sería bien recibido. Si por el contrario, la joven se quitaba la serpentina haciéndola a un lado, era hora de buscar otra a quien dirigir los coloridos presentes.Andrés tenía más de dos meses con la serpentina en el bolsillo. María de los Ángeles nunca daba vueltas por el cuadro, siempre, al término de la eucaristía salía del brazo de su padre, al lado de su hermana y con Lupe y Chepa como dos desconfiados guardianes cuidando la retaguardia. Pero esa noche la suerte parecía estar de su lado. El fino sombrero de don Ventura no se divisaba entre los asistentes a la misa que se aprestaban a retirarse a sus domicilios. Andrés se acercó otro poco y no encontró al único caballero del pueblo que siempre vestía de traje gris Oxford y abrigo de lana. Vio claramente la oportunidad cuando María de los Ángeles se detuvo en la puerta de la iglesia para retirar su chalina blanca que le cubría la cabeza y guardarla en su bolso. Sólo iba acompañada por su hermana Luisa y por las dos fieles empleadas.Las mujeres bajaron lentamente los escalones del atrio. Para evitar al cúmulo de personas, dieron vuelta por el callejón de Pino Suárez, el que se encuentra entre los dos templos, el de la Purísima Concepción y la Parroquia principal. Andrés les cerró el paso a las asustadas mujeres, y al estar frente de ellas, metió la mano derecha a la bolsa de su pantalón lo que las obligó a emitir un fuerte grito de angustia, pensando que aquel joven desconocido las atacaría a punta de pistola. María de los Ángeles cerró los ojos y se abrazó del cuello de su hermana Luisa. Fue entonces que sintió la tira de papel acariciándole el cuello. La serpentina cayó al suelo, al igual que el desconcierto de las mujeres. Ella se inclinó lentamente a recogerla. El corazón de Andrés parecía que iba a salirse de su pecho de la emoción… Ahora tendría que ahorrar mucho para poder comprar el “queso de gardenias” más grande que mujer alguna hubiera recibido en la Ciénega de Chapala. Eso era lo menos que aquel ángel encarnado en mujer pudiera merecerse.--Ay muchacho – le dijo María de los Ángeles con la voz entrecortada por un acceso de risa nerviosa— pero ¡qué susto nos metiste! ¿no hubiera sido más fácil esperar a que las nanas nos dejaran en casa para acercarte y tirarles serpentinas? Mira, ahora ya hasta la desperdiciaste… pero no pierdas la fe, que segurito la semana que entra este par de coquetas vendrán al cuadro después de dejarnos a nosotras. Y mejor vete, que si por aquí anda alguno de los “serenos” a lo mejor hasta te arrestan por el gritote que dimos… Para la otra, afina mejor la puntería.Las mujeres se retiraron entre risitas disimuladas y miradas curiosas, dejando al pobre Andrés mudo por el palmo de narices recibido. Quería decirle a su adorado tormento que su puntería estaba muy bien afinada, que era sólo a ella a quien quería “lazar”.Cuando llegó a su casa y después de atrancar la puerta y verificar que sus hermanos estuvieran completos y dormidos, pasó largo tiempo observándose en la luna que pendía de la pared. Se preguntaba si en realidad era tan poca cosa, tan insignificante, para que aquella muchacha pensara que andaba detrás de alguna de las criadas solteronas que, lo menos, le llevaban diez años en edad. Mentalmente comparó el percal de su camisa con el tafetán brillante del vestido de la elegida. Eran tan distintos como el escapulario que tenía colgado en el cuello y el grueso brazalete de centenario enganchado que María de los Ángeles llevaba en la muñeca derecha. Si él hubiera conocido de artes plásticas, quizás se hubiera identificado en La Noche de los Pobres del Maestro Rivera y a ella le habría encontrado parecido a La Señorita de Abanico de José Mongrell.A lo mejor tía Margarita tenía razón y debía fijar sus ojos en alguna buena mujer que lo procurara y atendiera a sus hermanos. Aún en el caso de que su fantasía se realizara ¿Cómo le pediría a aquella señorita de alta sociedad que renunciara a su casa y sus tertulias para entrar al mundo de tejas y adobes, que aún siendo propios no dejaban de ser adobes? ¿Dejaría ella a su nana de servicio para hacer servicio de nana? Además, según le habían referido, el dichoso aspirante a la mano de la joven era ni más ni menos que Leonardo Ruiz Velasco y Torreblanca, descendiente de una larga línea de militares de alto rango del Ejército Mexicano… si ya era de por sí difícil comparar el rancio abolengo Ruiz Velasco y Torreblanca con sus dos apellidos, comunes como el agua del pozo de la colonia, lo menos que podía pasarle era el arresto por algún crimen inventado o hasta el fusilamiento, quién sabe, por haber posado sus ojos en la prometida de aquél.Con una derretida paleta de limón en la mano izquierda, sus pasos lo dirigieron por si mismos a sentarse en la vieja banca sobre la que había descansado la noche que llegó a Ocotlán con los pies heridos, sabiéndose sólo y con cinco bocas qué alimentar con los dieciocho pesos y 65 centavos que eran todo su capital. Miró hacia el suelo y encontró botas altas en el lugar que algún día ocuparon un par de desgastados huaraches de suela de llanta. Recordó que en la bolsa de su chamarra cargaba la pesada llave de bronce que abría la puerta de madera de dos hojas de su casita de adobes y tejas, que por muy adobes y tejas que fueran eran propios, pagados con sudor y lágrimas de esfuerzo. Y eso era más de lo que podía decir aquella señorita de sociedad del brazalete de oro con centenario colgando. Su montura ahora no era aquel caballo prieto prestado, sino un alazán un poco más fino que aquel matalote de trabajo. La dignidad maltrecha pero recuperada de aquel mozalbete, hizo resonar las espuelas que no se había quitado con los pasos firmes a lo largo de la plaza. Cihuateteo lo estaba fortaleciendo… el Cihuateteo que seguramente lo estaba mirando desde alguna parte, después de la dura jornada de ayudar el sol a ponerse. El viento invernal empezó a resonarle en los oídos. Era el mensaje que esperaba… Aquel que venía a recordarle que si un día había vencido a sus enemigos más duros, el hambre y la miseria…Ahora no debía sentirse menos que nadie sólo por tener la osadía de haber mirado hacia las estrellas.
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –
Ana Kennia: se lee muy bien tu texto porque tiene mucho ritmo, incluso en algunos párrafos me detenía y lo hacia en voz alta para escuchar el sonido de las palabras, suelo hacerlo, disfruto oír cómo suenan, además ayuda a encontrar algún posible tropiezo. Andrés como personaje está bien definido, desde niño hasta su edad adulta, preocupado, responsable, trabajador y después enamorado, seguro, decidido. Me gustó que se lavara las patas con agua de la fuente, esos toques de humor me encantan, que un caballo le hiciera sentir bastante bien, además no a todos los hombres les queda bien un caballo, por eso hay burros, dice mi papá. En los pueblos es bien visto que un hombre tome refresco, Andrés toma Pepsi Cola y no cerveza. Me gustó el juego de las serpentinas y que las llevara en su pantalón tanto tiempo, las estrellas cuestan, me gustó el final. Una cosita: Angustias me recordó a otro texto y a otro personaje, hay personajes que se quedan para siempre, tal vez por eso, pero te sueltas muy bien, vas para novela.
Enlazas bien la vida cotidiana de Andrés con el pasaje políticio, que además a él le interesa saber. Nos das más de veinte personajes en tu texto muy a gusto, me gustó La Joaquina,que aunque breve tiene su corazón, me hubiera gustado saber por qué Blas y Blasa, conozco a gente de pueblo o rancho que pusieron el mismo nombre a sus hijos, supongo que en tu texto fue porque nacieron con el mismo santo, antes era común que dos hermanos se llamaran igual, ahora lo he oído en el medio artístico y es por causas muy distintas.
Ana:
Que hermoso relato...retrata tu alma bella y me hace imaginar un personaje tan diferente a los que tengo a mi lado dia a dia. En cada alma en cada cuerpo en cada pueblo hay una historia y relatarla asi me hizo experimentar otro tipo de realidad .
Gracias
Marilia
Imágenes para hi5
Ana, tu eres una de esas hermosas estrellas llenas de luz. Felicidades por esta historia llena de ternura, poesia e inocencia vivida en una cruel realidad donde el amor de sus personajes y su valentia dan esperanza por una vida mejor. Uno debe de tener siempre esa osadia de mirar las estrellas y querer alcanzarlas...
Ana Kenia:
No puedo evitar pensar que ésta historia aparte de estar narrada de manera estupenda y super detallada, pues me invita a pensar en una saga....el final es inesperado pero bien directo y me gusta el cómo haces de un chiquillo débil un hombre de bien y de trabajo....como decía mi abuelo que era hacendado de un pueblo...."para eso tenemos dos manos y dos piés, para trabjar en el campo" y esa es la mayor riqueza pienso yo, el saber lo que cuestan las cosas y el dejar a los tuyos un buen legado que para mi el mejor legado no es monetario sino rico en valores y eso aqui se retrata de manera fabulosa !!
Te Felicito por el lenguaje !!! es de película de esas de blanco y negro !
En este trabajo percibo tu cultura exquisita y basta, simplemente GENIAL !!!
Ana Kenia:
De todos tus trabajos este es mi favorito.
Me gusto mucho el tema de tu escrito
La forma en que narras la historia, haces que el lector se transporte a esos lugares que describes tan bien en tu trabajo.
El final es muy bueno: no es el tipico de que "se casaron y fueron felices por siempre", asi es la vida. No todo es miel sobre hojuelas.
Y lo que mas me gusto es que finalmente el protagonista se hace de sus "tierritas", que es un sentido de "pertencencia" que dignifica al ser humano.
Este trabajo fue mi favorito de todos los que has escrito, tal vez porque de alguna u otra manera nos identificamos con el protagonista en ser "perseverante"
Una historia, que me transportó a ese parque que mencionas, ingredientes importantes, como el esfuerzo, el empeño, el coraje para salir adelante, la lealtad, el trabajo. El final queda a la imaginación del lector, pero creo que conseguirá el objetivo.
El amor, juega un papel importante, el amor a la familia, a los hermanos, me deja un buen sabor de boca.
Maravillosa historia de un amor.... posiblemente.... "imposible" ... narrativa de calidad que trajo a mi mente una frase de José Ángel Buesa, que a letra dice:
"Yo te amaré en silencio... Como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos... Y jamás lo sabrás".
Y eso de imposible..... ¿Quién sabe?...... ya lo decía Vincent Van Gogh:
"En el amor reside la fuerza y cualquiera que ama mucho, hace mucho y puede lograr mucho, porque eso hace el amor".
Comentarios
Enlazas bien la vida cotidiana de Andrés con el pasaje políticio, que además a él le interesa saber. Nos das más de veinte personajes en tu texto muy a gusto, me gustó La Joaquina,que aunque breve tiene su corazón, me hubiera gustado saber por qué Blas y Blasa, conozco a gente de pueblo o rancho que pusieron el mismo nombre a sus hijos, supongo que en tu texto fue porque nacieron con el mismo santo, antes era común que dos hermanos se llamaran igual, ahora lo he oído en el medio artístico y es por causas muy distintas.
Que hermoso relato...retrata tu alma bella y me hace imaginar un personaje tan diferente a los que tengo a mi lado dia a dia. En cada alma en cada cuerpo en cada pueblo hay una historia y relatarla asi me hizo experimentar otro tipo de realidad .
Gracias
Marilia
Un abrazo
Imágenes para hi5
Ana, tu eres una de esas hermosas estrellas llenas de luz. Felicidades por esta historia llena de ternura, poesia e inocencia vivida en una cruel realidad donde el amor de sus personajes y su valentia dan esperanza por una vida mejor. Uno debe de tener siempre esa osadia de mirar las estrellas y querer alcanzarlas...
No puedo evitar pensar que ésta historia aparte de estar narrada de manera estupenda y super detallada, pues me invita a pensar en una saga....el final es inesperado pero bien directo y me gusta el cómo haces de un chiquillo débil un hombre de bien y de trabajo....como decía mi abuelo que era hacendado de un pueblo...."para eso tenemos dos manos y dos piés, para trabjar en el campo" y esa es la mayor riqueza pienso yo, el saber lo que cuestan las cosas y el dejar a los tuyos un buen legado que para mi el mejor legado no es monetario sino rico en valores y eso aqui se retrata de manera fabulosa !!
Te Felicito por el lenguaje !!! es de película de esas de blanco y negro !
En este trabajo percibo tu cultura exquisita y basta, simplemente GENIAL !!!
Adriana C.G.
De todos tus trabajos este es mi favorito.
Me gusto mucho el tema de tu escrito
La forma en que narras la historia, haces que el lector se transporte a esos lugares que describes tan bien en tu trabajo.
El final es muy bueno: no es el tipico de que "se casaron y fueron felices por siempre", asi es la vida. No todo es miel sobre hojuelas.
Y lo que mas me gusto es que finalmente el protagonista se hace de sus "tierritas", que es un sentido de "pertencencia" que dignifica al ser humano.
Este trabajo fue mi favorito de todos los que has escrito, tal vez porque de alguna u otra manera nos identificamos con el protagonista en ser "perseverante"
Felicidades Kenia !!!!!
Una historia, que me transportó a ese parque que mencionas, ingredientes importantes, como el esfuerzo, el empeño, el coraje para salir adelante, la lealtad, el trabajo. El final queda a la imaginación del lector, pero creo que conseguirá el objetivo.
El amor, juega un papel importante, el amor a la familia, a los hermanos, me deja un buen sabor de boca.
Felicidades Kenia y felicidades al maestro.
Recibe un cordial saludo.
Maravillosa historia de un amor.... posiblemente.... "imposible" ... narrativa de calidad que trajo a mi mente una frase de José Ángel Buesa, que a letra dice:
"Yo te amaré en silencio... Como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos... Y jamás lo sabrás".
Y eso de imposible..... ¿Quién sabe?...... ya lo decía Vincent Van Gogh:
"En el amor reside la fuerza y cualquiera que ama mucho, hace mucho y puede lograr mucho, porque eso hace el amor".
¡Felicidades!
Marisela Silva López.