L de M 12.- Cobras en Lucha

+ LdeM 11.- VESTIDO BLANCO SOBRE EL DIVÁN. LdeM 13.- CUANDO LOS OJOS GRITAN+ Wordpress: http://bit.ly/5rdSn7+ Twitter: http://twitter.com/LetrasdeMujerCLAUDIA REYES ROMERO, Guadalajara, Jal., 1973.- Claudia tiene una dedicación muy especial por las Letras, además de talento que ha venido puliendo desde adolescente cuando comenzó a escribir. Tiene facilidad para los diálogos y naturales inclinaciones para la dramaturgia. Nació y vive en la Perla Tapatía, es abogada por la UdeG con especialidad y práctica en derecho electoral, actualmente cursando una maestría. Claudia participó como María Fernanda Miraval en AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO, con textos exitosos como LA BODA, PAREJA EN CRISIS: LA ESTRATEGIA, YA NO LE GUSTO CUANDO CALLO, entre otros. Ahora nos presenta una bien lograda narrativa:COBRAS EN LUCHAClaudia Reyes RomeroAquella tarde nublada de agosto, cuando Valentina llegó a ese concierto, jamás imaginó lo que estaba por venir. Lo suyo, lo suyo no eran los temas culturales. Apreciaba la música clásica, pero de ahí a tener que escribir la reseña de un recital, había un abismo. Y para colmo llegó tarde. Mostró su acreditación de Prensa y tras dirigirle una mirada asesina, el tipo de la entrada la dejó pasar.Mientras buscaba los asientos que se destinan para los reporteros, se perdió. Fue entonces, cuando cayó en la cuenta de que estaba tras bambalinas. La oscuridad era casi total y sólo algunos destellos de luz, provenientes del escenario, se colaban entre las cortinas. Lo que no podía dejar de escuchar era el piano. Chopin era su preferido. Así, al menos las notas armoniosas de uno de sus Nocturnos, la hacían sentirse menos tensa. Esperaba que concluyera el concertista para que encendieran la luz y encontrar la salida.Su carrera como periodista apenas empezaba. Fue un hecho casi fortuito. Se quedó sin trabajo, la editorial para la cual trabajaba como correctora de estilo cerró y su buena amiga Cloty, la recomendó como reportera en uno de los periódicos más respetados del país. Su ortografía y sintaxis eran excelentes, pero qué sabía Vale de andar cubriendo noticias en la calle y lo malo es que desde su llegada al diario se convirtió en el “comodín”. Siempre que no había quien cubriera un evento, ella era la comisionada. Se sentía agradecida por tener trabajo, pero ella quería que la ubicaran en una sección fija, le gustaba y entendía de política, pero aspirar a estar de planta en esa sección iba a ser un camino muy largo.Parecía que el pianista hacía eterno su concierto. Mientras, Valentina continuaba buscando la salida, hasta que por fin, se topó con una puerta. Pensó que era la oportunidad de encontrar su asiento y empezar a darle forma a la reseña del recital. Entró rápidamente y lo que vio la dejó helada, al menos por unos segundos.Las gotas de agua rodaban sobre su piel blanca como si lo acariciaran. Su cabello oscuro, ligeramente ondulado, le cubría la frente. Tenía los brazos y las piernas grandes, con los músculos marcados por el ejercicio, su torso no era nada espectacular, pero su cara, tenía facciones finas, nariz recta, labios medianos, como en forma de corazón, sus ojos oscuros y pequeños --fue ahí cuando Valentina reaccionó, cayendo en cuenta que había entrado en un baño y que este hombre de puro milagro no se había dado cuenta de su presencia--, tal vez gracias al ruido de la ducha. Hizo entonces el intento por salir, antes de ser descubierta y tener que deshacerse en disculpas y explicaciones. Cuando escuchó su voz suave pero contundente —¡por fin me trajiste la toalla Marco!— se sintió descubierta, pero cómo es que no se daba cuenta que no era Marco, si este hombre que no rebasaba los treinta y cinco, no tenía corrida la cortina y era justo por esa razón que ella no podía dejar de admirarlo. Por un segundo se percató que su mirada iba de su hermoso rostro a su entrepierna y de regreso. Se sintió avergonzada. Volvió a su intento de huir y antes de que pudiera girar la perilla, sintió una mano enorme apretar su brazo —¿Dónde demonios dejaste la maldita toalla?Valentina no atinaba a decir nada y él se dio cuenta que ese brazo delgado y frágil no era el de Marco.Estaba justo detrás de ella, escurriendo, ya había humedecido su blusa y su falda. Él, agudizó su olfato y percibió un delicado aroma a cítricos, sin pensar en lo mojado que estaba, la tomó por los hombros y la hizo girar sobre sus pies. Buscó su cara, la recorrió con la palma de su mano. Ella no podía moverse, no atinaba a decir nada, con trabajos podía respirar. De pronto se escuchó un fuerte golpe del otro lado y Valentina se apretó a su pecho instintivamente—Sebastián, el intermedio es en diez y sales en quince —dijo una voz en seco. Lo lógico hubiera sido que pasada la impresión se separarán, pero no. Por el contrario, él la tenía rodeada con sus brazos y Valentina sentía su aliento tibio sobre su frente. Vale levantó el rostro y vio sus ojos, sin una sola expresión y aunque se veía reflejada en ellos, sabía que no eran capaces de ver el estado en que se encontraba. Y si bien es cierto, los ojos de Sebastián no percibían más que oscuridad, era capaz de saber que la mujer que tenía pegada a su pecho, no sólo estaba nerviosa por la situación, sabía que detrás de esa respiración entrecortada había algo más. Y bajo esa blusa de seda se encontró con unos senos firmes, sintió su cintura y para no quedarse con la duda, buscó sus caderas, las calificó como aceptables. Volvió a su rostro y redescubrió su nariz respingada, sus labios medianos, ahora secos por la tensión, los parpados denotaban ojos grandes, expresivos, no los cerraba, sentía como se clavaban en él.Cuidadosamente tomó su barbilla con sus manos y acercó su cara a la suya, ella se dejaba hacer. Buscó sus labios y los tocó suavemente con sus dedos. Éstos, rápidamente se empezaron a humedecer al ritmo en que Valentina jugueteaba con ellos. Los besaba, los chupaba, los mordía con fruición y sin darse cuenta en qué momento, comenzó a acariciarlo como si en ello le fuera la vida. Recorría la espalda de Sebastián con desesperación, y sin ningún pudor bajaba hasta sus caderas. Él, la fue llevando bajo la ducha mientras la besaba ansioso. Sus lenguas se entrelazaban como cobras en una lucha sin cuartel. Ella sentía la excitación de ambos, la suya bajo la falda, misma que Sebastián comenzaba a quitarle con destreza y también la de él, que sólo si estuviera muerta no habría notado.Cuando estuvieron en igualdad de condiciones, sus cuerpos se fueron fundiendo hasta convertirse en uno sólo, y sólo entonces, pudo escuchar un leve murmullo a lo lejos, Liszt. Mientras él la levantaba en vilo, Valentina escuchaba las notas más sublimes que jamás había escuchado: Sueño de Amor. Y efectivamente, cada movimiento, cada beso, cada roce, cada caricia, se acompañaban por un acorde del concertista y no es que el susodicho fuera bueno o mal pianista, sino que sencillamente era como si estuviera al lado de ellos, dándole el tono e intensidad necesario a sus dedos sobre las teclas, logrando un perfecto acompañamiento al movimiento de sus cuerpos. Cuando tiempo después recordó lo sucedido, Valentina estaba segura de afirmar qué, entre ella, Sebastián y el concertista que estaba en el escenario, se dio una conexión difícil de explicar.Una vez que ambos lograron llegar al clímax, el concertista, ajeno a todo lo demás, tocó la última nota, el encanto no acabó. Terminaron abrazados, sobre un pequeño diván que estaba puesto a propósito para uso de Sebastián. Estaban exhaustos, besándose despacio, y aun empapados, como si la pasión combinada con el agua, no fuera capaz de evaporarse. Cuando la voz regresó para avisarle a Sebastián que entraba en cinco, la besó de nuevo y ella le acercó la toalla y como si el silencio fuera parte indispensable de ese momento, ninguno de los dos habló. Él, se puso el traje que estaba listo, se acomodó el cabello aun húmedo y finalmente se puso los calcetines y los zapatos. Tomó su bastón y se fue.Valentina se quedó ahí desnuda, sin saber qué hacer. Unos minutos más tarde, comenzó a escuchar la interpretación de Fantasía Impromptu de Chopin y algunas otras piezas que le costó trabajo o de plano le fue imposible identificar. Sabía que era Sebastián y notaba en su interpretación la misma intensidad de hacía unos instantes. Pasados unos treinta minutos, alguien tocó, estaba segura que era Marco, ya conocía su forma de hacerlo, la puerta se abrió y una mano huesuda introdujo una bolsa, ella la tomó y encontró, una toalla, un cambio de ropa interior, unos jeans y una playera, todo nuevo. Reconoció la etiqueta de los almacenes que estaban enfrente del teatro. Sorprendentemente todo lo quedaba a la perfección. Por fortuna, atinó a sacarse los zapatos cuando Sebastián comenzó a llevarla hacía la regadera, si no habrían terminado empapados como su ropa. Se vistió con el cambio que le acaban de entregar y salió del camerino, decidida en buscar a Sebastián, para cerciorarse de que lo que sucedió no fue un sueño o una alucinación; de no ser por la ropa mojada que llevaba en la bolsa, habría jurado que se estaba volviendo loca. Y entonces lo pudo observar, estaba en medio del escenario, sentado frente al piano. Según el programa, era el último concertista de la tarde; el que sin importarle estar fuera de programa, cerró su presentación, ejecutando como nadie Sueño de Amor de Franz Liszt. Valentina no pudo evitar conmoverse, sabía que esa interpretación era en parte para ella.Entre el tumulto de admiradores y periodistas no pudo acercársele, pero sabía donde estaba su camerino, así que se fue allá decida a esperarlo. Pero Sebastián nunca apareció. Sólo Marco, al que reconoció por sus inconfundibles manos huesudas, y él también supo quien era ella, vestía la ropa que Sebastián le había pedido comprar en la plaza comercial frente al teatro. Ninguno de los dijo nada sobre lo ocurrido. Pero ella no pudo resistir y le preguntó por él. Marco se limitó a responder que a esa hora, Sebastián iba rumbo al aeropuerto a iniciar una gira de conciertos que duraría varios meses. Antes que Valentina lo bombardeara con más preguntas, Marco se le adelantó y le dijo--Cuando termine la gira, seguramente regresará a su casa de Florencia. El de hoy, fue una excepción, un concierto especial que no se repetirá jamás.Unos días más tarde cuando Sebastián revisó sus correos electrónicos y leyó la reseña que publicó uno de los periódicos más importantes de la capital, comentó: “Es casi un poema, una descripción fresca, amorosa y pasional, como si quien redactó esta reseña me conociera íntimamente. Jamás nadie había expresado mejor lo que yo siento cuando estoy frente al piano”.
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • BUENO A MI ME GUSTO Y VEO MUCHOS COMENTARIOS MUY PERO MUY DIFERENTES,PERO COMO ALGUNAS COMPAÑERAS ME SORPRENDIO EL FINAL,NO ENTENDI SI ERA O NO CIEGO,AUN ASI ME METI DENTRO DELA TRAMA Y QUE RICO.........FELICIDADES.
  • Felicidades Claudia por tu trabajo. A continuación mi interpretación de éste con todo respeto.

    Darle forma a la reseña de un recital o, darle forma a la manera de evadir un compromiso por un encuentro de manera clandestina y así ¿tener una experiencia única?...

    Sin embargo es solo un encuentro equivocado por ambos... Valentina busca una entrada a la sala del teatro por una puerta en un pasillo lleno de luces y camerinos y Sebastián busca a Marco con una toalla para secarse.

    ...Valentina encuentra un cuerpo por lo visto irresistible, tan irresistible que la deja muda y, Marco por una toalla encuentra un seno firme debajo de una blusa de seda.

    ¡No importa el que ni el como!... Así es la vida por un momento inesperado de pasión... Los cuerpos se derriten de deseos sin ni siquiera poder explicárselo... Y viven ese instante con el drama y la emoción de esa bella música.

    Al final obtiene su cometido con la reseña del recital porque encuentra en la música y el amor la poesía de la pasión.
  • Claudia: lamento mucho que no te haya gustado mi crítica acerca de tu trabajo...si bien nos ha dicho el maestro memo a todas, éste es un taller de crítica positiva y/o negativa en donde a final de cuentas una de las metas es el aprendizaje. Se supone que todas sabemos que es obvio que recibiremos comentarios malos y buenos, pero en uno está el "cómo tomarlo" y también "cómo decir las cosas". Yo no considero que haya dicho algo malo, y parece que en mala hora mi mente distorsionada por lo que veo encontró "coincidencias".

    Ahora bien...si mis críticas no te gustan o a alguna otra autora mi honestidad le lastima sería estupendo que me fueran diciendo cómo decirle las cosas a cada quien para que no se "sienta", así me dedicaré sólo a hacer comentarios positivos o "echarles flores" aún y cuando en ocasiones resultaran falsos éstos comentarios.
    Hasta el día de hoy pensaba que todas las autoras tenían la madurez para recibir todo tipo de comentarios pero veo que no.

    Yo jamás me ofendí cuando la mera mera de la página osea Silvia me comparó con una escritora famosa, lo que menos hice fue tomar su comentario como que si yo me hubiera copiado algo de esa escritora o como si yo fuera fan de esa autora, hasta Memo me preguntó que si la había leído y para nada, ni la conocía!.

    En los talleres ha pasado de todo y seguirá pasando...tú decides si creces o no con nuestros comentarios.
  • Hola Claudia!!!

    ¿Sabes?... en mi narrativa "La Cosa esa del Demonio", ha recibido comentarios y todos los agradezco infinitamente.... incluso uno que me encantó fue el tuyo al escribir:

    "...No hay palabras, simplemente no hay palabras que describan el orgasmo que provocas con esta lectura"...

    Wooow, woooow, woooow...... comentaario que me hizo sentir un ¡¡¡¡SUPER ORGASMO DE RESULTADO LITERARIO!!!!

    Independientemente que hay alguno en donde me parecio un poco ofensivo... sin embargo... acepté que en el momento en que se publica mi narrativa deja de ser mi texto... (valiosas palabras de Memo). y.....

    ¡AQUÍ ES DONDE NUESTRO QUERIDO LECTOR HACE ACTO DE PRESENCIA!... éste interpréta... positiva o negativamente... tiene su particular punto de vista.... y también tiene LIBERTAD DE EXPRESION... cualquier aportación, observación inclusive critica en lo particulas para mí como escritora debe ser enriquecedora.

    Estamos en un camino de DESARROLLO Y CRECIMIENTO LITERARIO... algo se nos puede barrer... (estamos en una estapa de formación)...

    Otro ejemplo: en mi narrativa "Arete con Celos", se me barrió algo del celular de David.... en donde Diana Rubio me hizó la siguiente critica:

    "... Cuando una persona trae cosillas no suelta el celular ni para ir al baño, y ahí menos, es el refugio para estar al tanto , de repente sienten ganas de ir al baño a cada rato, les llaman y dicen "no se oye, qué raro... equivocado..." y cuelgan. David olvidó el teléfono y todo un día ni se acordó de él, ese detalle me decía que tal vez fuera inocente o el alzheimer. ¡Ay David! conozco uno así y se llama David...."

    Esta critica me ayudo a que en mi último trabajo lo cuidara más...... "Nada de barrer, nada de barrer que hay aspiradoras..." --me dije..... jajajajaja.....

    Si recibes uno que otro.... que tú crees ofensivo entonces has lo que yo.... "DALAY...... DALAY"....


    Cariñosamente.

    Marisela Silva López.
  • Esta historia pensada en la exaltación de los sentidos, a partir de la carencia de otro, la escribí pensando en lo excitante que puede ser estar con alguien de quien no sabes ni su nombre y de quien desde luego sabes que no puedes esperar nada.

    La sensibilidad de un artista, en este caso invidente, es algo que siempre me ha atraído. Y también quise reflejar en este texto las ventajas que la propia tecnología ofrece ahora. Sebastián desde luego que puede accesar a su correo, leerlo, ya sea utilizando impresoras en braile o mediante un programa de voz que reproduce textos, e incluso redactar escritos. Lo único que no podría accesar son imágenes.

    Respecto al comentario que refiere que es una historia similiar a otra llamada "El Concierto", me permito hacer unas cuantas apreciaciones:
    El contexto que enmarca mi historia no es similar al referido por la autora de "El Concierto", lo he revisado y si, lo leí hace algunos meses, pero de ninguna manera las historias tienen relación, puesto que Valentina no tenía antecedentes de ninguna índole sobre Sebastián, Antes de esa tarde, él no existía. No fue un hecho calculado o planeado, como en el texto referido. Y el personaje de Valentina no se acerca para nada al pérfil de la protagonista de "El Concierto", y desde luego que el objeto de deseo de ambas historias, tienen en común su dedicación a la música, pero el género es completamente opuesto. Yo en lo personal no gusto de ese tipo de música y desconozco si el personaje que describe la autora se refiere a un personaje real. Sebastian es invidente y desde luego que es ficticio.
    No pretendo crear polémica, pero si deseo aclarar, que por ningún motivo permitiré que se ponga en duda mi honestidad, Jamás recurriría a una situación tan deplorable como adjudicarme la idea de otra persona.
    Claudia M. Reyes Romero
  • Hola Claudia:
    es cierto...es inevitable notar ese punto en el que Sebastián supuestamente leyó el periódico y los mails estando ciego.
    Aparte no pude evitar tampoco recordar mi texto titulado El Concierto, digamos que el mío fue de rock y éste de musica clásica, ambos textos incluyen ciertas circunstancias parecidas, ah y una reportera tras bambalinas, que curioso !!
  • Hola Claudia: me gustó el texto, bien escrito y narrado, con un erotismo suave que lo hace delicado y sublime, como la música que describes. En cuanto a los personajes, me agradó Sebastían, cieguito, cieguito pero bien ardiente, tenía que ser músico. No entiendo cómo es que Valentina se pierde, entonces no entró por la puerta principal, a mí se me hace que ella tiene sus mañas, y le gusta entrar por la puerta de atrás, hacerse la perdediza y llegar de improviso a los camerinos para ver qué ve y así poder hacer reseñas excelentes. O tal vez se pierde porque el teatro es grande y ella media ida, creo que en México los teatros no son tan grandes, por lo cual siento que la historia no puede suceder en México, sino en Nueva York, París, Madrid, donde dicen que los teatros son enormes. Me gustaría que ambientaras la ciudad y le pusieras nombre y le dieras un toque de glamour, porque ya lo tiene en cuanto a la música, al personaje, para mi gusto falta lo otro, hablar de la ciudad y desribirla. Todo esto me hace pensar tu historia porque me gustó el tema y no lo imagino en México. En cuanto a Marco, discreto, fiel y cómplice con el músico y Valentina ¿a cuántas más les habría ido a comprar ropa?

    Supongo que Sebastián usa un programa de internet para invidentes, por eso se entera de la reseña. Como suele suceder Sebastián tampoco tiene memoria, lo sucedido con Valentina no lo marcó, momentos así le deben ocurrir seguido, ni de chiste le viene por qué alguien se expresa tan bien de él.

    A tu personaje le diría: Ay, Vale, para la otra no te quedes sentadita en el camerino, ve tras él, lucha por el amor. Digo todo esto porque a dos amigas vivieron algo así.

  • ! Que historia!!.. que pasión hay en estas letras..
    por momentos me sentía Valentina.
    felicidades por tan emocionante historia
    .
    =)
  • Hola Claudia!!!


    "La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo".

    Concepción Arenal.

    Cuando leía tu narrativa, pensé.... ahí va la mujer que espera algo más que el simple momento que vivió de pasión... claro reflejo de nuestra mujer.... y así fue.... afortunadamente este hecho le proporcionó realizar con sentimiento su trabajo y llegar al autor de dichas letras describiendo su sola pasión por el piano...!!!

    "La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor".
    Kurt D. Cobain


    Casi siempre la mujer se mueve por sentimientos, pero también en ocasiones por pasión y deseo...!!! sólo hay que tener claro si en un acto de esa naturaleza no existe el AMOR... para que maduramente no se espere nada a cambio...

    "Nada debe turbar la ecuanimidad del ánimo; hasta nuestra pasión, hasta nuestros arrebatos deben ser medidos y ponderados".

    Francisco Ayala

    Me gusto!!... pero me hubiera encantado que ella no hubiera esperado nada... simplemente agradecer el momento y ya.... bueno, ese es mi particular punto de vista....

    Algo más:

    Sólo pregunto:

    ¿Cómo que Sebastián revisó y leyó sus correos electrónicos?....


    ¿Qué no estaba ciego?..... o ¡¡¡ya no entendí!!!...

    Con cariño y respeto.

    Marisela Silva López
  • Maria Fernanda:
    Me encanto el trama de tu escrito y sobre todo el final que le das, al escribir la periodista la nota en su columna: deja al descubierto de una manera muy sutil su identidad.
    Bien hecho Claudia!
This reply was deleted.