L de M. 009.- Especial: MIEDO

En ocasión del DIA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACION DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER, declarado para cada 25 de Noviembre por la ONU, la escritora Claudia Reyes Romero de los talleres AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO y LETRAS DE MUJER, entrega para la comunidad de RETOS FEMENINOS el siguiente trabajo literario:MIEDOClaudia Reyes RomeroSu cuerpo temblaba. No sabía si de frío o de miedo. Miedo. Esa palabra la había perseguido durante los últimos meses, convirtiéndose en la muda compañía de sus noches. Miró a su alrededor y lo vio ahí, en el suelo, indefenso. Era un bulto que no se daba cuenta de lo que sucedía.Qué diferencia de aquella noche en que se miraron a los ojos por primera vez: la pasión que les recorrió el cuerpo a ambos, la llevó a su cama antes de que llegará el amanecer. La admiración a larga distancia que hacía tiempo sentía por el artista dotado de un talento sin par, que plasmaba sobre un lienzo emociones inexplicables que la conmovían sobremanera, llegó a su límite al conocer al hombre, al ser humano que se movía entre la gente y cautivaba a todos con su inteligencia, su elocuencia, con ese sentido del humor tan suyo. Sin darse cuenta, se volvieron esclavos del deseo, de la necesidad de sentirse, de tocarse, de lamerse, de deleitarse hasta el exceso de ellos mismos. Hacía tiempo que amaba al pintor por su obra, ahora, amaba también al hombre.El remolino fue tan intenso, que cuando se dio cuenta, ya estaba instalada en su casa. Cada día a su lado era excitante, porque se estaba enseñando a vivir en pareja. Era un proceso difícil, ya que no era cualquier pareja. Vivía con uno de los hombres más admirados, respetados y codiciados del momento. Un genio con expectativas muy precisas y que desde luego ella no sabía bien cómo cumplir. Pero se esforzaba. Sólo pedía un poco de paciencia.E hizo acopio de mucha paciencia. Si no hubiera sido así, habría salido corriendo la noche en que la hizo sentir de verdad una puta, al compararla con alguna de sus ex mujeres, porque ya no era suficiente con que le hablara de ellas todo el tiempo. Ahora también lo hacía cuando cogían, porque a partir de ese instante jamás volvieron a hacer el amor. Escucharlo fue tan humillante, pero el deseo fue más fuerte que la humillación y es que era un artista también en la cama.Sus comentarios hirientes, sus críticas, sus burlas tan sutiles se volvieron algo cotidiano. Las decía con esa gracia tan suya que, incluso para aquellos que llegaron a escucharlas, resultaban ingeniosas. Todo el tiempo estaba bajo su juicio. Cada palabra, cada acción era calificada por él y siempre la reprobaba. Y a pesar de todo, el deseo no disminuía. Lo hacían a diario, donde fuera, a la hora que se pudiera. Ser una gran puta, era su única virtud.Al principio creyó que sería algo pasajero o que no era tan trascendental. Con él, nunca sabía cuando hablaba realmente en serio o sólo de broma. Pensó que era parte de un proceso de adaptación normal. Decidió no tomarse las cosas tan en serio. Se relajó y optó por hacer a un lado lo malo y disfrutar lo bueno. Después de todo no le faltaba nada. Vivía bien, con el mejor partido que todas deseaban y que además cogía como los dioses.Lo que últimamente le dolía era que después de hacerlo, ya no la abrazaba y besaba como antes. Le partía la madre sentirse usada. Se volteaba de cara a la pared y se sentía inmensamente sola a su lado. Mientras trataba de conciliar el sueño, se preguntaba si sus antecesoras habrían sentido lo mismo. Porque que frustrante fue el día que se dio cuenta de que era una más. Aunque absurdamente pensó en esforzarse por ser la última. Por eso lo buscaba siempre y aunque él terminaba rechazando sus besos, sus abrazos y sus caricias, seguían teniendo intimidad.Abandonó todo, su familia, sus amigos, su trabajo y, en sus largas ausencias, se pasaba los días más sola todavía, sin una llamada, sin un te extraño. Gastaba el tiempo buscando la manera de que su relación funcionara. Hasta que sucedió algo que lo cambió todo. Creyó que por fin tenía las respuestas a todas sus preguntas. Una luz de esperanza le iluminó el camino. Esa noche, se esmeró como nunca para esperarlo. Estaba muy emocionada. No sabía ni como empezar. Ensayó horas frente al espejo, mientras se arreglaba. Era difícil que él la escuchara, pero estaba decidida a hacerse oír.Lo espero en la salita de descanso, con ese vestido rosa que él le regaló. Al verla, como de costumbre, sin un saludo ni una pregunta, se fue sobre ella. Comenzó a tocarla, a besarla, ella lo deseaba tanto o más que él, tenían más de un mes sin verse pero, ésta vez había cosas más importantes que atender. Ella no respondía a sus intentos, por el contrario se resistía, trataba de hablarle, de explicarle lo que sucedía. Su actitud comenzó a desesperarlo. Era la primera vez que se comportaba así y lo estaba irritando. La tomó de las muñecas y la aventó contra el sillón, mientras con la otra mano le quitaba el vestido. Ella le gritó entonces que se detuviera. Esto lo hizo enfurecer y la abofeteó, diciéndole que era su mujer y que para eso estaba, para complacerlo. Que para eso era lo único que servía una puta como ella y que a él ninguna le había dicho que no; que sabía bien que le encantaba, que no se hiciera la remilgosa.Ella no cesaba en sus intentos por explicarle, pero tapó su boca con la suya, la besaba o, mejor dicho, la mordía. La aplastaba con su cuerpo e hizo a un lado el juego de la seducción a que la tenía acostumbrada y que es verdad, ella tanto disfrutaba y lo hizo, así porque sí. Le dolió, tanto o más que su primera vez. Fue entonces que comenzó a verlo todo en color rojo. Trató de gritar pero no se lo permitió y no pudo evitar morderle el labio. Lo sangró. Esto lo puso peor y fue todavía más violento con ella. Las lágrimas aparecieron en su rostro, pero él no las vio, seguía ahí encima, moviéndose cada vez más rápido, más fuerte. El dolor que ella sentía era tan intenso que casi pierde el sentido, dejó de oponerse y esperó a que terminara. Se le hizo eterno, porque aunque ella ya no se resistía, no dejó de maltratarla, de lastimarla, de jugar con su cuerpo como si fuera una muñeca de trapo. No podía respirar y ya no era sólo el dolor en el vientre, le dolía el alma.Él, exhausto dejó caer por completo su cuerpo sudoroso sobre ella, que cerró los ojos para ya no ver ese horrible color, el mismo rojo que escurría por esos labios que tantas veces la habían llenado de placer y que ahora la lastimaban sin compasión. No deseaba ver más ese color rojo, que escurría entre las piernas de ambos, manchándolo todo.Cuando se levantó y vio el estado en que ella se encontraba, no supo que decir. Y al ver tanta sangre se sintió confundido. Comenzó a limpiarse y a vestirse. Ella hizo un esfuerzo por levantarse y se cubrió con lo que quedaba de su vestido. Él entró al baño y estuvo unos momentos, salió casi tan impecable como cuando llegó. Ya no la encontró. Trataba de explicarse por qué había ocurrido así. Le dolía el labio y le sabía a sangre.Entre la confusión, él decidió salir a caminar un rato, esperando que volviese la calma. Mientras tanto, ella subió y se dio un baño. Sentía asco, miedo y dolor. Lo que había dejado de sentir era amor, ese se iba por la coladera junto con la sangre que seguía corriendo entre sus piernas. Salió del baño y se puso un vestido holgado, no resistía el contacto de la tela sobre su piel. Cuando reaccionó, mientras acomodaba en su bolsa lo indispensable para irse de ahí, escuchó ruidos en la parte de abajo: Cosas que se caían, algunas palabras que no alcanzó a entender. Sintió miedo de que fuera a lastimarla de nuevo. Puso el seguro a la puerta y se pegó a ella para escuchar mejor, se dio cuenta de que no era su voz.El hombre que gritaba, exigía dinero y todo lo de valor. Él se resistía, porque no respondía y eso lo hacía gritar más. Entonces recordó que por la recámara podría salir directo al jardín y de ahí a la calle. Tomó lo indispensable, en silencio y temblando de miedo se dispuso a salir, mientras que abajo seguían los gritos. A la mitad del trayecto, logró ver a través del ventanal que daba a la alberca techada que estaba junto al estudio del artista. Eran dos jóvenes, no tendrían más de veinte, uno lo tenía sujeto por el cuello y el otro frente a él, gritaba y lo golpeaba para obligarlo a hablar. Y a pesar de que su rostro se veía destrozado se negaba a decirles donde estaban las cosas de valor. Se quedó ahí parada, a la mitad de la escalera de caracol. No sentía ni los seis grados que habían escarchado los arbustos del jardín, era más de media noche. Dentro seguía el terrible espectáculo. Él seguía negándose a darles información, así que comenzaron a hundir su cabeza en la alberca para obligarlo a hablar.Pasado el estupor del primer momento, dudó en que hacer y recordó quetraía el celular en su bolsa. Justo en ese momento sintió que sus piernas se le doblaron, regresó el dolor. Al apoyarse en el barandal de la escalera, la estructura vibró y se reflejó en la alberca que estaba a no más de tres metros. Irremediablemente eso llamó la atención de los intrusos y la descubrieron. Pero ellos no sabían que el ventanal era en realidad una puerta corrediza, así que le dieron el tiempo justo para empuñar la pistola que, cuando escuchó el escándalo, instintivamente tomó del armario creyendo que él subiría a forzarla de nuevo. Y aún a través del cristal, disparó en varias ocasiones, descargó por completo el arma que no sabía porqué él, tenía siempre con silenciador. Cuando reaccionó, se dio cuenta de que las clases de tiro que tomó alguna vez, no habían sido en vano. Bajó los escalones que le faltaban y caminó despacio entre los vidrios rotos. Los dos jóvenes yacían en el suelo en medio de un charco de sangre y uno de ellos aún sostenía una pistola entre sus manos. Ella seguía sangrando. Y entonces su mirada fue directa a él, estaba desmayado.Le quitó la pistola al joven y dejó la que ella había usado en una de las mesitas que había junto a la piscina. Temblando, se sentó en una de las sillas que estaban frente a él. De pronto, los recuerdos golpearon su mente. Recordó cómo comenzó todo y cómo fue que ahora estaba ahí con una nueve milímetros entre las manos y cerca de ella, completamente indefenso, el hombre a quien amaba como a nadie.En seguida dirigió sus ojos hacia la puerta. Colocó una pistola al lado de la otra. Se sentía cansada, adolorida. Pensó que lo mejor era marcharse a pesar de verlo tan mal, estaba segura que no era nada grave. Quizá llamaría a la policía cuando estuviera lo suficientemente lejos y se sintiera segura; después de todo sus huellas estarían en el arma y él les explicaría que ella lo hizo en defensa propia. Sin lugar a dudas nadie la molestaría. En ese instante lo vio moverse y con miles de trabajos levantar la cabeza. Sus miradas se encontraron. Fue apenas un segundo y volvió a dejar caer pesadamente la cabeza sobre el suelo. A pesar de las circunstancias en que se encontraba, le tuvo miedo. Se puso de pie y caminó unos pasos en dirección a la salida. En medio del silencio se escuchó un gemido leve y alcanzó a entender un “mi amor, ayúdame”. Se le revolvió el estómago. Fue como si le hubiera dado otra bofetada. Se detuvo y lo primero que cruzó por sus ojos fue su propia cara reflejada en un espejo. Estaba hinchada. Tenía un par de moretones y marcas de mordidas en el rostro. Esa visión le recordó lo que había pasado hacía menos de una hora. Entre tanto, de nuevo la llamó. Volvió sobre sus pasos y volvió a ver las pistolas que dejó en la mesita. Él, intentaba llamarla, pero cada vez le costaba más trabajo, ya ni siquiera abría los ojos. Su cara también se veía hinchada. Se acercó despacio y tomó la nueve milímetros. La sujetó fuertemente con las dos manos y caminó hasta quedar a menos de medio metro de él. Sabía que tenía que actuar rápido. No podía dejar pasar mucho tiempo.Todo sería muy sencillo y lógico. Unos ladrones entraron a la casa, sorprendiéndolos y los agredieron. Creyendo que ella estaba inconsciente, la dejaron olvidada. Seguramente él pudo hacerse de la pistola que guardaba en el estudio y en un intento por defenderse les disparó. Sólo que uno de ellos, a su vez, lo habría herido de muerte. Y ella, al despertar se había encontrado con ese sangriento espectáculo. Ante su maquinación, ahora había que preparar el escenario.Se inclinó para hablarle. Quería estar segura de que la escuchaba y entendía lo que le iba a decir. Se dolió mucho al agacharse, pero se aguantó. Entonces, le comenzó a decir lo que se le había ocurrido. Él, la escuchaba como a lo lejos, no sabía si lo que oía era producto de su estado, pero sintió más miedo que cuando tenía al tipo frente a él con la nueve milímetros apuntándole. Fríamente, le explicó paso a paso cual sería su declaración, porque ahora si tendría que quedarse para explicar semejante tragedia. Por fin, dormiría tranquila, ya no sentiría frío en las noches y sobre todo, ya nadie la haría sentir basura. Ya no tendría que luchar contra él ni contra ella misma para ser feliz, dejaría de buscar inútilmente su aprobación, su atención, su amor.Todo esto era culpa de ella también, estaba consciente. No se trataba de que fuera el villano de la película, sólo que jamás imaginó que alguien como él fuera capaz de hacerla sentir poco menos que nada. Sabía que disfrutaba verla hundida, esforzándose hasta el cansancio por ser lo que él necesitaba, recibiendo a cambio migajas. A pesar de todo, había algo que la hacía amarlo. Tal vez fue la estúpida idea de que él, algún día se daría cuenta de su error y valoraría su apoyo, su entrega incondicional y su amor. Pero para qué seguir engañándose, si por el contrario se burlaba de todo lo que hacía, de lo que decía, lo que pensaba, de sus sentimientos. La trataba como si fuera de su propiedad, disponiendo de su forma de hablar, de vestir, de comer. Le prohibió el contacto con el mundo y ella en su afán de complacerlo hizo todo. Pero jamás fue lo suficiente buena para él y aún así no la dejaba ir. Alguna vez, en un repentino ataque de dignidad, el día que le dijo que estaría con él hasta que encontrara alguien mejor que ella en la cama, hizo una maleta y le dijo que lo dejaba solo para que buscara a su mujer perfecta. La detuvo, diciéndole que era una broma, que no aguantaba nada. Bastó que la besara para que desistiera de su intento.Se había quedado con él por motivos que, ahora se daba cuenta, no justificaban haber llegado a esto. Le dijo, ahogando las lágrimas, que ahora sólo sentía un odio desmedido por él, un rencor que acaba con toda su fe y que había borrado los pocos momentos buenos que antes le bastaban para alimentar sus ganas de seguir amándolo. Y por primera vez tenía la sartén por el mango. Él era quien estaba en el suelo, a sus pies. Entendía lo que le decía, lo supo porque vio como se iba agitando a medida que ella le hablaba, su respiración cambió y lo vio esforzándose por decir algo. Tal vez intentaba suplicar, pedir perdón, prometer mil cosas. Le pidió no desperdiciar saliva. Todo sería en vano. Se puso de pie y apuntó directo a su pecho. Las lágrimas regresaron. Nublaron su vista. Hizo el intento por disparar y su dedo no obedecía. Se quedó ahí, inmóvil, sin dejar de llorar. Unos segundos después se escuchó un disparo.Cuando despertó, la enfermera le dijo que no se preocupara. Enseguida llegó un doctor, el cual, amablemente le explicó que el rozón en su pierna no tendría consecuencias y que podría irse cuando lo quisiera, ya que él, que afortunadamente también se estaba recuperando, había declarado cómo ella le salvó la vida cuando esos ladrones por poco y lo matan. Lo desafortunado fue que la policía la encontrara apuntándole con el arma y entre la confusión resultara herida en la pierna. Eso tendría que dirimirse en un juicio.Y lo más lamentable era que, debido a la manera en que fue golpeada, haya perdido a su bebé. Aún así, era difícil que ese embarazo se hubiera logrado, ya que era de alto riesgo y necesitaba de cuidados especiales. Pero eso, ella ya lo sabía. La novedad fue saber que jamás podría embarazarse de nuevo.
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • Claudia:
    Muy fuerte el tema que abordas en este taller, no podemos hacer como que no nada pasa....
    El final de esta historia obviamente no era un final feliz; lograste el cometido: el de despertar en la conciencia de los lectores y que opinaran respecto al tema con indignacion.
  • Desafortunadamente es algo que pasa a diario en el mundo, y seria muy bueno que solo fueran historias creadas por una mente retorcida...
  • Ojalá y solo fuese un cuento... pero es imposible.
  • Felicidades Claudia. Con tu historia se comprueba lo que siempre decimos sobre la violencia contra las mujeres: cuando la permites, te vuelves cómplice...
    Un abrazo,
  • Claudia: retrataste muy bien la violencia de esa pareja, situaciones como esas pasan muy seguido aunque a veces parezcan de cuento. Lo triste que en esos ratos de transformación, las peleas, las mujeres quedan embarazadas o pierden a sus hijos, como en tu relato, las dos cosas son terribles y dolorosas. Algunos artistas, como el de tu relato, simplemente no saben amar ni saben de respeto, algo pasaron en su niñez o en otra vida para actuar así, viven confundidos, creen que la cogedera es todo, esto no nada más va para los artistas.
  • Querida Claudia,

    Hilvanaste las palabras con tal congruencia y lo hiciste de una manera tan sencilla y progresiva como es el ciclo de la violencia una vez que hace su entrada, mezclando emociones tan intensas como lo son los momentos de crisis y las lunas de miel que se viven en este tipo de relaciones tan tormentosas. Te felicito, me ha gustado tanto el relato que nada me distrajo hasta que terminé de leerlo. Tienes un gran talento para la escritura. Gracias!

    Cuando estudiaba la licenciatura en Sistemas, hice mi servicio social en Casa de Apoyo a la Mujer. Al comenzar una base de datos electrónica de los expedientes de las mujeres que ahí acudían, mientras tecleaba me soprendí muchas veces llorando de impotencia, de miedo, de coraje, de desilución, saber que la violencia es un mal que rápidamente invade el cuerpo, corazón y mente el individuo, un mal altamente contagioso que se extiende a toda la familia. Leí tantos archivos como piernas enyesadas y vi tantos ojos morados y tristes. Pero aprendí que NO ESTAMOS SOLAS. Siempre hay alguien ahí para ayudarnos, y quiero seguirlo creyendo, con escritos como el tuyo, con instituciones, con amigas se tiene que poder romper con estos abusos.
  • Claudia.
    Lamentablemnte muchas realiades en esta historia...gracias a Dios personalmente no he sufrido lo que es la violencia fisica en mi contra; sin embargo si la violencia verbal y de genero ..basicamente una incapacidad muy grande de no saber amar y de creer que con la violencia podemos someter a las personas que amamos y que hagan " lo mejor para ellos " o para la pareja. Vuelvo a mi cantaleta eterna de que si nos enseñaran a amar sanamente desde bebes otra cosa seria...
    Las familias rotas...Las familias disfuncionales; los ejemplos de nuestros mayores de nuestros padres o abuelos, tios vecinos etc.. Lo que vamos aprendiendo del cine, de la television .NOS MARCAN.
    Tengo tantos sueños de cambiar el mundo..al menos intento empezar con mi pequeño mundito o mi circulo de influencia en donde he creado un espacio de paz y amor.
    Si se puede es solo re aprender..ME ENCANTARIA UN DIA HACER ALGO MAS GRANDE a niveles de gobierno..empezar por las escuelas..por las parejas que se van a casar..si se puede aprender estoy segura .
    Todos finalmente somos Dios y tenemos una maravillosa alma...solo hay que creerlo y ponerlo en practica
    Gracias por tu reflexion hermosa aunque dolorosa para este dia.
    Marilia
  • Claudia: es un estupendo trabajo lleno de lamentables verdades que suceden con mucha frecuencia en las parejas de hoy y de siempre. Muchos hombres piensan que "la violencia contra la mujer" son sólo golpes desmedidos hasta hacerlas sangrar...que equivocados estamos todos, pues esa indiferencia que a veces nos toca sentir de parte de ellos, esos cambios de humor en algunos hombres, esas ofensas etc. también son una clase de violencia contra nosotras.
    Hasta cuándo se va a terminar ésto? me pregunto yo...

    Magnífica reflexión verdad?
This reply was deleted.