Hoy en día vivimos en un mundo que nos incita a la competencia, al perfeccionismo, y a la eficacia. Queda claro que las cosas que mas se disfrutan son aquellas que conllevan dedicación y tiempo. No es necesario sufrir para conseguirlas.
¿El placer puede ser bueno? ¿sabes qué tipos de placeres existen? ¿para que nos pueden servir?
La vida, queridos amigos, es nuestro principal activo. Dejar pasar los mejores momentos. No gozar lo que se hace. Sufrir. Es una elección.
Cuando el quehacer diario se realiza de manera armoniosa y placentera, es mucho más fácil lograr nuestros objetivos.
Hay para quienes el esfuerzo es una metodología de vida. Hacer las cosas por obligación, no siempre da buenos resultados. Las cosas que se hacen con placer auténtico, que se disfrutan desde la entrañas, esas si que tienen buenos resultados. Las hechas por convicción. Disfrutando el proceso, impactan a nivel corporal y emocional.
El placer narcisista es uno de los más comunes. Personas que por lograr la aceptación de quienes los rodean, son capaces de hacer cualquier acción que sea apreciada por la sociedad, aunque sea en detrimento de su salud o de su bienestar emocional. En una batalla por conseguir la aceptación ponen en riesgo su cuerpo, su salud, su tranquilidad. Este es el caso de quienes trabajan en exceso, no duermen, no se alimentan debidamente, no toman descanso, no tienen momentos de intimidad o de goce con sus seres queridos. Resultado de esto, estress y falta de autoestima.
El mismo Platón en su libro “La República” una de sus obras más conocidas, explica la diferencia entre los placeres y los divide en necesarios e innecesarios. Los primeros son los imposibles de sustraer de la vida y por tanto provechosos. Por ejemplo la comida. Sea simple o condimentada, es indispensable para la salud.
Por otro lado, están lo goces que son innecesarios. Que son los que se caracterizan porque no producen ningún bien. Y hasta pueden provocar un mal. Platón los llama “placeres costosos”, y los opone a los anteriores, se trata de los excesos como la gula, la haraganería, el lucro, el derroche, y otros que atentan contra la templanza. Estos placeres conocidos como “malos” llevados al extremo se pueden convertir en vicios.
Según Platón “Si el placer es génesis y toda génesis es buena. El placer siendo auténtico, es bueno a pesar de no ser el bien”.
Cuando hacemos las cosas con un placer auténtico, y no atentamos contra otras personas, ni contra nuestra propia naturaleza, lo hacemos de manera mesurada y natural el resultado será satisfactorio en cualquier hábito de nuestra vida.
Las personas que realizan sus actividades cotidianas con un genuino gusto, las que gozan lo que hacen. Tienen una vida más equilibrada, de mayor calidad. Son capaces de disfrutar la compañía de sus seres queridos. Se toman tiempo para leer, para relajarse, para dar. Viven en armonía y en paz.
Te has puesto a pensar ¿qué cosas tu vida cotidiana haces por un placer auténtico? y ¿cuáles por obligación?
Por Erika Araujo
Cineasta y filósofa.
Escúchame todos los días en la 3a emisión de noticias de 98.5 fm radio. LÚA. Impulso Vital 8 de la noche y enciéndele a tu vitalidad.
Comentarios
En ocasiones me a ocurrido esto. Cuando realizo actividades por placer, tengo mejores resultados y me siento satisfecha, que cuando lo hago por obligación.
Muy buena reflexion.
Es cierto hay que hacer las cosas con placer y valorar y disfrutar la vida en todos sus aspectos. Hacer como los alcoholicos "sólo por hoy" disfrutaré y gozaré todas las cosas del día a dia de mi vida.
Saludos!!