Juan Inés apenas conoció a su padre natural Pedro Manuel de Asbaje, quien se hizo perdedizo al poco tiempo de nacer ella. Se dice que, habría regresado a España, y eso es muy improbable. Quizá sencillamente se retiró a vivir en otro sitio de la Nueva España, o tal vez en otra hipótesis, que haya muerto por esos años como algunos que piensan. Pero aún no se tiene una documentación oficial que pueda confirmar tales hipótesis. Un hecho que si podemos confirmar es que la pequeña Juan Inés creció al cuidado de la madre y del abuelo y que le prodigaron cariño y protección familiar.
Resulta difícil de creer que una niña con su inteligencia y perspicacia no haya sabido desde sus primeros años que su padre era un ser ausente, ni tampoco que ignoró su condición de hija natural. Existe un libro en el Convento de San Jerónimo que la declara hija legítima de don Pedro de Asbaje y Vargas Machuca y de Isabel Ramirez, sin embargo, se dice o considera una piadosa mentira de Sor Juana.
Sin duda es una de las mexicanas más destacadas de la historia y conforme pasa el tiempo, sigue acrecentando los motivos de admiración a su persona. Abordó la poesía y la dramaturgia esencialmente, pero su genialidad la llevó por igual a la pintura, la música, la astronomía y hasta la gastronomía misma.
A casi ya 370 años de su nacimiento, Sor Juana es recordada por su poesía y muy especialmente porque se adelantó a su época al dejar los convencionalismos propios del siglo XVII, en la entonces Nueva España, al grado de que se le considera incluso la primera feminista.
Otro hecho relevante es que cada 12 de noviembre, justo cuando se celebra su cumpleaños también se instituyó por un decreto presidencial en 1979, el Día Nacional del Libro, pues fue una intensa defensora del derecho de leer.
Una mujer conocida por el fervor del saber, que nace en 1651, aunque Octavio Paz no lo asegura ya que fue hija natural y en ese entonces a los niños con esa condición no se les registraba.
Pero a fin de cuentas, ella superó los absurdos prejuicios de la época y nos legó una obra que permanece y ha permanecido por siglos.
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