La nueva película de dibujos animados del estudio Disney Pixar, “Intensa-Mente”, además de divertir, explica la dinámica de las emociones, el funcionamiento del cerebro.
La historia expone la vivencia interna de Riley, una niña de 11 años sana y feliz a la que le encanta el hockey y que tiene que enfrentar el desarraigo de su ciudad natal cuando su padre comienza un nuevo trabajo en San Francisco.
Su guionista y director Pete Docter procuró entender profundamente los conceptos científicos sobre la personalidad, la memoria, los recuerdos, la fantasía, la imaginación, la psicología infantil, antes de ponerlos en la pantalla, para lo cual se documentó y dialogó con expertos en el tema.
La mayoría de la acción transcurre dentro de la cabeza de Riley, donde las emociones primarias —con sus respectivos gestos y colores— están al mando de las maniobras (Alegría, Furia, Disgusto, Temor y Tristeza); de paso, la película reafirma aquello de que los humanos somos seres emocionales que pensamos.
La película toca los dos cerebros del espectador: el racional y el emocional: llanto y reflexión, risa y aprendizaje cognitivo.
He de decir que por momentos sentía que más que ver una película, me encontraba en mis clases de neurociencias o de psicología, apoyadas en un recurso didáctico excelente: el audiovisual.
En una época donde el analfabetismo emocional goza de vigencia, Intensa-Mente aparece aun como un recurso pedagógico que ya puedo ver en los cursos impartidos por psicólogos, educadores y demás profesionales de la salud y la educación.
Como película me encantó. Como evento me genera cierta ambivalencia. Me explico.
Hasta ahora el objetivo principal de las películas de dibujos animados ha sido la diversión para los niños y niñas como primer fin (aunque siempre las historias transmiten un mensaje y hasta alguna enseñanza). Sin embargo, algunos adultos le han puesto una expectativa prioritaria de tipo pedagógico al presente filme. Lo percibo en las recomendaciones de algunos padres: “No dejes de llevar a tus hijos a ver Intensa-Mente para que aprendan a manejar sus emociones”.
La intención puede ser buena, pero cambiar la prioridad puede quitarle lo placentero al evento cinematográfico, se corre el riesgo de hacer de un espacio de convivencia y familiar una asignatura más, como ya sucede con varias experiencias infantiles que sólo deberían constituir un acto lúdico, por ejemplo, la cascarita de futbol que aún nos tocó disfrutar en nuestra infancia ahora se ha convertido para muchos niños en una clase formal y hasta profesional, con un instructor a cargo, con toda la tecnología deportiva, didáctica y logística, quitándole el encanto de jugar por jugar.
Dejemos a los niños ser niños. Dejemos que vivan su momento sin abrumarlos de tecnología aun pedagógica. Porque, además, existen temas que no han de ser enseñados o facilitados a través de la tecnología como recurso primario y menos único. El manejo de las emociones es el caso. Este se tiene que modelar, es decir, “enseñar” con el ejemplo.
Los niños y las niñas nos miran todo el tiempo y de ahí aprenden mucho más de lo que pretendemos enseñarles con palabras, conferencias o películas. Las palabras les aburren, el movimiento los conecta (tal vez por eso durante algunos lapsos donde la película se ponía más didáctica que divertida, los niños de la sala de cine comenzaban a distraerse para re-conectarse cuando los personajes retomaban la acción).
En la sala, a mi lado se sentó una señora acompañada de su hija de aproximadamente dos años de edad. Antes de ella había entrado un amplio grupo de niños y niñas y se sentaron en las filas de atrás. Mientras la señora facilitaba el acomodo de su hija en su respectivo asiento, aquellos niños y niñas tenían un bullicio gozoso que incluía verbalizar lo que comenzaban a ver en la pantalla. “¡No puede ser, se la van a pasar diciendo todo lo que ocurra en la película!”, exclamó la señora con un cierto enojo e impaciencia, mientras su hija la veía con suma curiosidad, como tratando de descifrar el rostro de su mamá.
“Intensa-Mente es una película que los adultos debemos ver con fines pedagógicos, mientras nuestros hijos simplemente se divierten al verla en nuestra compañía”, pensé al término de la película.
Comentarios
Gracias por su aportacion. He oido sobre esta pelicula, y su aportacion senala un buen camino en como apreciarla para nosotros los adultos.