Trabajar desde casa se ha convertido en una tendencia cada vez más practicada por las grandes compañías de tecnología. Según un estudio de la Universidad de Texas, este modelo laboral ayuda al medioambiente, y arroja formidables resultados en la productividad de los trabajadores.
Los estadounidenses están quedándose más tiempo en casa, pero ello no les impide cumplir con sus variadas responsabilidades del trabajo.
Esta situación hogareña es objeto de estudios recientes en los que se revela que las consecuencias derivadas son múltiples, sobre todo en lo que respecta al impacto en el medioambiente por la redistribución y uso de los recursos físicos de la estación de trabajo.
También hacen referencia a que el principal responsable y promotor de este fenómeno industrial que cada vez más empresas practican, es el conjunto de nuevas herramientas de comunicación lanzadas al mercado como soluciones de apoyo y gestión administrativas.
En torno a este formato laboral, surgen diversos cuestionamientos principalmente en términos de conveniencia o estrategia por parte de las compañías, ya que el simple hecho de conferir a sus trabajadores la libertad de ausentarse les infunde cierto temor a que se vaya a ver afectada el desempeño del equipo y por consiguiente, algún retraso en la entrega de proyectos.
Ante este panorama, investigadores de la Universidad de Texas en Austin, y del Instituto de Tecnología de Rochester, analizaron los datos de la Encuesta Americana de Uso del Tiempo (Atus), una consulta que realiza la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU, para identificar cuánto y en qué actividades invierten su tiempo los trabajadores durante sus jornadas diarias, para lo cual se convocaron a unos 11,000 profesionales estadounidenses de distintos perfiles.
Al analizar el universo de datos procedente de las diversas encuestas anuales que ha hecho la dependencia norteamericana desde el año 2003, los académicos descubrieron que muchos profesionales del área de la tecnología, principalmente ingenieros desarrolladores y gerentes de proyecto, alcanzaron un promedio de ocho días más en 2012 que en 2003.
Esta información les ayudó a obtener algunas de las ventajas del llamado Home-Office en materia de desempeño laboral y hasta medioambiental, ya que, al pasar más tiempo en casa utilizaron menos tiempo para trasladarse lo que equivalió a 1.2 días, permaneciendo en edificios o áreas no residenciales (6.7 días)
Pasar más tiempo en casa impide a los trabajadores viajar más y gastar menos en combustible, además de elevar su desempeño al estar en contacto con su familia.
El estudio también identificó que las principales actividades de los empleados al realizar Home-Office fueron trabajar, ver videos, cocinar, navegar por Internet, dormir, y resolver problemas cotidianos, y aunque esto pareciera un escenario de total sedentarismo y bajo rendimiento, la mayoría de los encuestados expresó que el entorno de privacidad en sus respectivas casas o lugares de preferencia fuera de su trabajo seglar, promovió el aumento de sus habilidades y productividad.
Otros estudios fuera de Estados Unidos indican que, en el caso de Europa, 35% de las empresas ofrece a sus empleados la posibilidad de trabajar desde casa. “Me siento afortunada de que este sea mi caso desde hace cuatro años, y esto me trajo consecuencias para mi salud: muchas de ellas beneficiosas, pero también ha habido otras que han requerido de algún tiempo de adaptación hasta que he conseguido convertirlas en algo positivo para mí”, explicó una empleada de Home-Office en España, donde el promedio de trabajo remoto ha sido de aproximadamente el 10%, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas citado por el rotativo ElPais.com.
Sorpresiva disminución
Los datos de la investigación dejaron asombrados a los estudiosos, por lo curioso que resulta el comportamiento del trabajo fuera de la oficina, sobre todo en el aspecto de la reducción de la demanda energética. “Esperábamos ver una disminución de la energía neta, pero no teníamos idea de la magnitud”, dijo el investigador principal Ashok Sekar de la Universidad de Texas en Austin.
La cantidad de energía ahorrada es equivalente al consumo total de energía de un estado como Kentucky en 2015. Es más de lo que Connecticut, Hawai y Nevada combinados consumieron ese mismo año, y es casi la mitad de la energía total consumida por Nueva York en 2015. “También se puede comparar con el uso anual de energía de un automóvil”, dijo Eric Williams investigador que participó en el artículo. “1.700 billones de BTU equivalen al uso de gasolina de 30 millones de automóviles en un año”, puntualizó.
La clave de esta disminución en el consumo de energía es porque la tecnología influye en el estilo de vida de los trabajadores, y esa influencia actualmente está generando también ahorros en las empresas. Si el cambio de hábitos y estilo de vida continúa en su trayectoria actual, podría desempeñar un papel significativo en la lucha contra el cambio climático, junto con la disminución del consumo de combustibles fósiles y un mayor uso de alternativas de energía limpia, pero primordialmente beneficios considerables a las compañías al obtener mejores resultados de sus empleados.
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