Definitivamente, si insistimos en proteger a nuestro ego y actuamos con arrogancia el Universo nos golpeará por donde más nos duela. La única manera de obtener el apoyo y la ayuda que estamos buscando es soltar el “creernos inteligentes” y ser más humildes. Debemos darnos cuenta de que nuestro intelecto nada sabe.
Si sentimos que el Mundo nos debe algo o que somos la única persona buena y honesta sobre la Tierra, que todos los demás sacan ventaja de nosotros y seguimos sintiéndonos víctimas, todas las puertas continuarán cerrándose.
Si damos a los demás esperando algo en retorno o damos haciendo que los destinatarios de nuestra “generosidad” se sientan culpables y en deuda con nosotros, es mejor no dar. Nunca podremos obtener el amor, la aceptación y el respeto que buscamos si actuamos de esta forma. Estas cosas no están a la venta. Nos las debemos ganar.
¿Todavía continúas viviendo en el pasado? ¿Estás atrapado y apegado a cosas y personas del ayer? Es momento de soltar y de comenzar a vivir en el presente. No hay más tiempo de mirar atrás y andar en círculos ni tiempo de tratar de entender tampoco. No hay nada que entender y, aún si piensas que sabes por qué las cosas suceden, realmente no lo sabes, porque las cosas que suceden, usualmente no tienen nada que ver con lo que tú piensas. Todo es resultado de memorias que se repiten. La mayoría de estas memorias provienen de otras vidas y un alto porcentaje de ellas, de nuestros ancestros.
Suelta lo que quieres que los demás sean y comienza a trabajar en ti mismo y en lo que quieres ser. La gente no escucha; te observa, por lo tanto obtendrás mucho más con el ejemplo.
Te puede parecer que la vida es injusta. Puedes pensar que la gente te debe a ti. Puedes ver a los demás como desagradecidos y equivocados. Todas estas creencias te mantienen en un estado de resentimiento y sumergido en sentimientos de soberbia.
Cuando damos lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio, nos sentimos en paz con nosotros mismos y con el Universo. Por otro lado, cuando recibimos sin esfuerzo, sin dar lo mejor de nosotros algo dentro de nosotros sabe que no nos lo ganamos y que no lo merecemos y nos boicoteamos perdiéndolo o estropeándolo. Necesitamos sentirnos capaces y merecedores para lograr un sentido de logro. Por esta razón usualmente no apreciamos lo que es gratis. Los beneficios reales resultan del dar verdadero que es incondicional y proviene del puro deseo de ser lo mejor que podamos ser. Debemos dar para recibir. No hay otra. Puede ser dinero o esfuerzo físico, emocional o espiritual pero siempre debemos dar algo para recibir. Todo lo que damos regresa multiplicado.
He experimentado esta ley cada vez que decidí hacer una excepción con el precio del seminario de Ho´oponopono. Las personas que no pagan el seminario, no lo entienden. Verás, la información no proviene desde mí. Lo hace desde la Divinidad y la Divinidad está siempre observando. Recibes lo que das. Depende de ti, tu confianza y tu compromiso. Todo vuelve, lo bueno y lo malo.
Para poder sentir que has ganado algo, debes salirte de tu zona de confort, tomar acción y estar dispuesto a pagar para poder recibir y conservarlo. Tiene que existir algún tipo de intercambio. Debes demostrar que aprecias y valoras lo que estás buscando. Debes estar dispuesto a invertir y confiar.
Deja de jugar. Sí, todo lo mencionado son juegos que jugamos. Disponte a tomar responsabilidad por tu vida y las cosas comenzarán a cambiar y resultarán más fáciles.
Ahora puedes elegir ser más consciente y comenzar a notar cuando estés jugando y malgastando tiempo concentrado en lo que no funciona como preocupándote, sobrellevando, culpando, quejándote y pensando. En vez de eso, puedes elegir soltar y ayudar a que las cosas sean más fáciles y mejores.
Todo en tu vida es una oportunidad para superar desafíos y hacerte mejor y más fuerte. Todo es una bendición aunque no lo parezca.
Expándete y sal de tu zona de confort. Da lo mejor de ti. Sin expectativas. Suelta el pasado, tus lamentos, tu enojo y prepárate para recibir todos los regalos que el Universo tiene reservados para ti.
Traducción donada por Karina André
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