Si hay una mujer en la historia de México reconocida por su arte es Frida Kahlo. Magdalena Carmen Frida (así se llamaba) quien plasmó en todas sus obras no solo el dolor sino su visión del mundo aprendió a ser resiliente desde niña.
Las secuelas de poliomelitis la hicieron objeto de las burlas de sus compañeras, situación que según sus biografías le hacia llenarse de rabia, pero también la motivó a redoblar sus esfuerzos para ser la mejor: lo mismo nadaba que corría o andaba en bicicleta; algunos de esos comentarios le lastimaban, y cómo no hacerlo, cómo acostumbrarse a un defecto físico, si todo el tiempo se lo recordaban.
Fue el amor de su padre Wilhem (Guillermo) lo que la impulsó a salir adelante, no por que carecería del de su madre, pero que debido al carácter rígido de ésta, la relación con el primero le era mucho más cercana. Wilhem dispuso que recibiera rehabilitación y la inscribió, a pesar de las protestas de su madre, a la Escuela Nacional de Preparatoria, que en aquel entonces (1922) era predominantemente una escuela para varones.
Fue en aquella época, cuando se dio cuenta que su discapacidad no la hacía menos, pues pertenecía a una generación de jóvenes, los que habían nacido con la revolución, ávidos de conocimiento, con aspiraciones y esperanzas. “Mi pierna no le interesaba a nadie” decía.
Y fue entonces, cuando con otros jóvenes formó el grupo de “los Cachuchas”. Y ahí también conoció a su primer amor, Alejandro Gómez Arias.
Después vino el accidente en tranvía. El del pasamanos que le atravesó la cadera y le salió por la vagina. Pese a los dolores, Frida recibió muchas muestras de cariño: de “Los Cachuchas” pero también de las mujeres que la criticaban por su conducta y estilo desenfadado. Se dice que recibía muchos cuidados y muestras de afecto, y eso le ayudaba a sentirse mejor.
Tres meses después ella misma decía que lo único bueno era que “empezaba a acostumbrarse a sufrir…Pese al dolor, pese a su cuerpo maltrecho, no era ella puro llanto, sino pura fuerza”.
Fue en esos años, en los que debía permanecer básicamente en cama, cuando empezó a dibujar y a escribir. Se dice que le gustaba bromear y maldecir.
Frida amaba intensamente. Primero se enamoró de Alejandro Gómez Arias, y después de Diego Rivera. El amor que sentía por éstos fue una fuerza importante en su vida y motivo de inspiración. Con Diego se casó dos veces. Era veinte años mayor que ella.
Frida se embarazó varias veces, sin éxito. Estas pérdidas le causaban un gran dolor, que expresaba en sus pinturas. Y sufrió a lo largo de su vida serios problemas de salud relacionados con la polio y el terrible accidente. Numerosas operaciones y la amputación de una de sus piernas.
Otro motivo de sufrimiento en su vida fueron las relaciones extramaritales de Diego, una de ellas con su hermana de Frida, Cristina, aunque ella también tuvo las suyas con León Trotsky y con Nicholas Murray.
Frida pintaba en forma esporádica en un principio, después encontró en esta actividad una forma de cómo ella misma decía “expresar su realidad”. En la pintura encontraba un refugio: “Llenó mi vida. Perdí tres hijos y otra serie de cosas que hubieran podido llenar mi horrible vida? Todo eso lo reemplazó la pintura. Creo que no hay nada mejor que el trabajo”.
Una de sus biógrafas, Rauda Jamis señala “Lo que sentía era tan violento que si no hubiera tratado inmediatamente de identificarlo, de clasificarlo y luego de ordenarlo, digo que hubiera podido volverse loca, abrumada por cosas y dolores que no habría comprendido, mucho menos dominado”.
Cuáles son los elementos de resiliencia que conforman la historia de Frida?
1) Su capacidad para sublimar (expresión psicológica que hacer referencia a la capacidad de expresar por otros medios, en este caso, el arte sus emociones) el dolor. Recordemos que ser resiliente no significa carecer de emociones, sino manejarlas efectivamente.
2) El apoyo y amor de figuras significativas a lo largo de su vida, entre ellas la de su padre. La figura de éste se convierte en un apoyo muy importante durante su niñez, característica que frecuentemente aparece en este tipo de historias. Otras figuras de apoyo en su vida son sus hermanas, sus amistades, y sus amores.
3) Su relación con Diego. A pesar de que su relación estuvo llena de altibajos, Diego constituía ese apoyo al que ella recurría cada vez que lo necesitaba.
4) Su inteligencia. Algunos teóricos establecen que la inteligencia, entendida como la capacidad para resolver problemas, es un rasgo de las personas resilientes.
5) Su elevado autoconocimiento, es decir su capacidad para observarse a sí mismo, y reconocer sus emociones.
El último cuadro de Frida, “VIVA LA VIDA” habla precisamente de su eterna batalla contra la enfermedad y el dolor que la acompañaban.
A ser resiliente también se aprende.
Vísitanos
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Referencias:
Jamis, Rauda (1985) Frida Kahlo. Ed. Diana
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