Te invito a continuar con el tema de la semana pasada: la paz. En el artículo anterior, comenté que hay muchos tipos de paz, pero una buena idea es iniciar con el cultivo de la paz interior. No es complicado, pero requiere de un trabajo constante. Tener el firme propósito de vivir en paz es insuficiente, hay que desarrollar la paz interior como un hábito; e interiorizar un hábito, implica la práctica cotidiana.
Algunos tips que pueden ser de utilidad son:
Descansa lo necesario. Los expertos en sueño están convencidos de que un adulto debe dormir entre 7 y 9 horas al día; dependiendo de la edad y de las necesidades del organismo. Dormir es importante, pero la calidad del sueño también lo es. Lo último que debes de ver y escuchar antes de ir a la cama, son cosas que te agraden, que te hagan sentir feliz y programa tu mente para desconectarte de situaciones problemáticas a fin de entregarte a un sueño placentero. Cenar ligero contribuye a un buen descanso.
Acéptate como eres. Louis L. Hay decía que lo primero que hay que hacer por las mañanas es verse al espejo y decir en voz alta: te amo. La autoaceptación en fundamental para sentir la tranquilidad de ser uno mismo. Deja de juzgarte, de criticarte por lo que no has llegado a ser, por no disciplinarte tanto como quisieras, por los errores cometidos... Eso es una batalla interna terrible que no tendrá final hasta haberte perdonado y sentido orgullo por ser quien eres. Si no logras hacerlo solo, busca terapia o coaching para que haya alguien que te acompañe en tan difícil desafío. Es un paso imprescindible para alcanzar la paz interior.
Dale paz a tu cuerpo. La alimentación saludable y el ejercicio tienen un efecto que va mucho más allá de un cuerpo atlético. “Dime lo que comes y te diré quién eres”. Detrás de una alimentación con excesos o de una dieta plagada de grasas y azúcares, está un vacío emocional que la comida no logra llenar. El vacío no produce paz, sino ansiedad y sentimiento de culpa por el auto abandono.
Ya se ha hablado mucho sobre los grandes beneficios del ejercicio, desde un enfoque fisiológico y químico. El cerebro libera dopamina, que es el neurotransmisor del placer y produce una sensación de relajación; serotonina (5-HT), conocida como la hormona de la felicidad; proteína IGF-1, que es esencial en las funciones del razonamiento y la memoria; y endorfinas, entre otras sustancias, que regulan la ansiedad y dan la sensación de bienestar, por lo que actúan como antidepresivos.
Pon en calma tu mente. Tenemos en promedio 60,000 pensamientos al día y, desafortunadamente, en muchos casos son negativos y tienden a repetirse una y otra vez, cada día. Utilizar técnicas para poner la mente en calma, constituye un entrenamiento para elegir lo que se piensa y la frecuencia con que se hace. Por ejemplo, el mindfulness o atención plena libre de juicios, promueve el desarrollo de la habilidad de atender conscientemente el presente con una estrecha relación consigo mismo de múltiples formas que pueden ser, la meditación, el yoga, respiración consciente, visualización guiada, tan sólo por mencionar algunas. Esta práctica desarrolla la creatividad, reduce el estrés y facilita la resiliencia.
Relaciónate con otros desde el amor. Amar no es poseer, ni controlar; es dar, comprender y no juzgar. ¿Difícil?, tal vez, al principio; pero amar es una decisión y cuando se han adoptado los otros hábitos, se está en mejores condiciones físicas, mentales y emocionales para relacionarnos con el otro, desde la salud y no desde la enfermedad. Disfrutar de la compañía, divertirse con lo simple, dar y dar por el placer de hacerlo, respetar las diferencias, pensar en estar bien y no en tener siempre la razón, son algunas premisas de este estilo de vinculación.
Agradece todo el tiempo. Se han llevado a cabo investigaciones científicas sobre los grandes beneficios de vivir en agradecimiento. Anota en una libreta muy especial, todo aquello por lo que debes estar agradecido: por tu vida, por las experiencias que has tenido, por los problemas que has enfrentado, por la familia que has formado, porque hoy te has levantado, porque tienes fuerza y energía para trabajar, porque tienes un techo donde vivir, por tu enorme inteligencia…en fin que la lista será grande, así que escribe a diario tus razones para estar agradecido y tu alma se llenará de gozo.
¿Que si habrá fallas?, ¿Que si lo olvidaremos con frecuencia?, ¿que si avanzaremos diez pasos y retrocederemos once?...sí, es muy probable que esto ocurra, pero cada minuto es una oportunidad para volver a intentarlo y felicítate por estar en el camino.
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