martes 9 de febrero de 2010
Hacia dónde navega tu velero?
Cuando el ojo no está bloqueado ve al ojo; cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría; cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor.
Proverbio Chino
Navegar en un velero con dirección “horizonte”, puede ser una travesía hermosa o de terror, según nos lo propongamos. Quizás decidimos hacernos cargo de la dirección de nuestro velero. Controlamos con todo nuestro ímpetu las circunstancias para que ese viaje sea tal cual nosotros lo decidamos. Revisamos con anticipación el clima; la dirección a donde viajaremos, con coordenadas y precisiones puntales; quién nos acompañaría; cuándo izar la vela; dónde habrá más viento; que no falte el bloqueador; la caña para pescar, etc, etc. Ese pasajero, personificado por nosotros, sería el ejemplo preciso de un controlador, como coloquialmente lo conocemos. Trata de no mostrar señales de inseguridad y se hace cargo de TODA la situación para que de nadie más dependa la travesía. Es tu caso?
Otros navegaríamos con la “tranquilidad” de ser llevados como las circunstancias nos lo propongan. Dejamos en manos del clima, del mar, de la vida, del espíritu santo, nuestra decisión y navegamos con “bandera de inocentes”. Este perecería un viaje de un aventurero despreocupado. Sin embargo, cambia la bandera de inocente a bandera de víctima cuando “culpamos” a otros de las adversidades que suceden como el olvido de cierto equipo, del mal tiempo, de la perdida que nos dimos, etc……o este es tu caso?
Como péndulos que oscilan de un lado a otro, así sucede en una relación de apego. Cuando cambiamos radicalmente de papel, es tiempo de prestar atención a nuestra relación que estamos manteniendo CON NOSOTROS MISMOS. Estas conductas las llevamos a cabo generalmente con nuestra pareja o con la persona que esta a nuestro lado y que nos cuesta trabajo tener una relación independiente.
En nuestro velero zarpamos muchas veces con velas rotas, timones fracturados, mástiles chuecos. No conocemos nuestro equipo de embarcación y nos aventamos a la travesía invitando al otro a que se suba al viaje. Este equipo marítimo, es equiparable a nuestras emociones, conductas y pensamientos. No hay emociones buena ni hay emociones malas, hay acciones que nos dañan y también acciones con las que dañamos, y estas van precedidas por una emoción. Imagínate navegar con un velero con estas condiciones deplorables?. Sería un viaje arriesgado, quizás a mitad del mar te puedes quedar varado, y no solo tu, también tu acompañante.
El viaje de navegar en pareja es similar. Para irnos dos pasajeros en un velero, es importante que conozcamos la manera de maniobrar las velas del mástil, de izar las velas correctamente y en momento adecuado, de mover el timón cuando corresponda, de mantener lo más estable el velero. Si conoces el equipo de tu velero, sabrás cómo ayudarle si llegara a fallar; del mismo modo sabrás cuál es el alcance de tu embarcación. Juntando a dos pasajeros que conocen de veleros podrán dividirse las tareas y tener un viaje COMPARTIDO, lo cual no significa que se pierda la aventura.
Conocer el equipo del velero es conocerte, es saber la manera en qué reaccionas ante determinadas emociones, es saber la manera en que puedes controlarte y dañar lo menos posible a ti y al de junto. Conocer el velero es tener control de lo que esta en tu manos para tener un viaje en pareja en compartido, responsablemente compartido. Sabiendo esta cuestión tu viaje lo podrás realizar, sin quejas, solito o acompañado. Tendrás la capacidad de encontrar un punto donde te sientas bien con quien eres y dejarás de jugar al péndulo, donde unas veces eres la víctima, y otras tantas el victimario.
El velero está puesto enfrente para todos. La vela de “controlador” o “víctima” tú se la pones. Tu compañía tú también la eliges, y tú también determinas qué tanto quieres conocer el equipo de tu velero para viajar por esta travesía llamada vida.
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Constantino Caváfis
Claudia L. Jiménez D.
Coordinación CREER
Tel. (015) 5399 7324 MX DF
MSGER: clajim7618@hotmail.com
"CREER ES EL PRINCIPIO, SER ES EL CAMBIO"
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