Cada etapa de la vida presenta riesgos por un lado y desafíos por otro. Y en la medida que nosotros logramos cubrir nuestras necesidades básicas en cada uno de estos escalones de la vida, vamos preparándonos para el siguiente.
A medida que vamos creciendo, las exigencias se incrementan y es necesario que tú estés preparado para ello. Ser autónomo, explorar tus necesidades para sentirte bien con la vida, no significa que tú te creas autosuficiente en todos los aspectos que hacen a tu vida cotidiana.
La autonomía, lo que te proporciona, es la capacidad para responder a los desafíos fundamentales de la vida, tornándote independiente y dándote la movilidad para hacerte responsable de tu propia existencia.
La autonomía tiene que ver con qué valor le otorgamos a nuestra propia aprobación, qué valor le otorgamos a lo que pensamos de nosotros mismos, el juicio más importante de todos los juicios que se pueden hacer sobre tu persona.
Ejercer esa autonomía es vivir según lo que determinan tus propios pensamientos, aún equivocándote. Porque si tú en el balance de vida que tendrás que hacer, te das cuenta que has errado el camino, tienes la chance de enmendarlo. Pero… si tú cierras los ojos y sigues el camino que te indican otras personas, estarás perdiendo progresivamente autenticidad, porque no estarás respetando lo que tú sientes sino lo que otros entienden que tú tienes que hacer con tu vida.
Aunque esto no implica negarse a la capacidad de aprender de los demás. Hay gente que tiene más sabiduría que nosotros, hay gente que ha vivido más años que nosotros y han acumulado una experiencia y una sapiencia de la cual podemos aprender. Solamente que tú tienes que hacerte responsable de las decisiones que tomas y de los principios y de los valores sobre los que se asientan tus acciones.
Puedes escuchar todas las opiniones, pero debes ejercer el control sobre tus propios actos, sobre tus pensamientos y sobre tus sentimientos. Si tú sigues lo que te dicta tu corazón y haces aquello que siempre deseaste hacer, habrás llegado a la definición de éxito más genuina que pueda existir.
Tú tienes la libertad de decidir cómo quieres vivir tu vida y tu actitud será fundamental a la hora de definir el camino que quieres seguir. Aquí cabe la pregunta de por qué algunas personas alcanzan sus sueños y otras no pueden hacerlo. La respuesta es una sola: actitud y compromiso a la vez.
Sí, hay obstáculos externos, pero eso no es un argumento para no poder alcanzar, aquello que verdaderamente queremos. Únicamente siendo tú mismo alcanzarás tus sueños con dignidad y con certeza. Tienes que descubrir cuál es el entusiasmo por lograr determinadas metas en tu vida. Y te digo esto porque sin entusiasmo y sin pasión es imposible que puedas llegar a puerto alguno.
Yo creo que hay momentos claves en la vida del ser humano y a cada uno de nosotros nos llega ese momento del análisis, del balance, de la búsqueda de ese equilibrio interior, de esa armonía tan necesaria entre nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo emocional.
Vivimos apurados, vivimos estresados, vivimos bombardeados por un cúmulo de noticias que nos preocupan, que nos hacen daño, que nos desestabilizan, pero es el único mundo que tenemos y va a depender de la actitud de cada uno de nosotros el cómo nos va a ir en el futuro. Por lo tanto, saber lo que quiero y lo que no quiero para mi vida y tratar de definir qué cosas pueden aproximarme al bienestar, son algunos de los deberes que deberíamos hacer periódicamente para ir encauzando nuestra existencia sobre el carril que verdaderamente queremos.
Y el objetivo del crecimiento personal, a lo largo de la vida, debe ser en primer lugar, lograr la autonomía que inevitablemente nos va a conducir a adoptar una determinada posición ante la vida, personal, intransferible, que se va a convertir en un instrumento indispensable para poder desarrollarnos de una manera creativa y poder efectuar cambios positivos que nos acerquen a permitirnos transitar, ni más ni menos, que por el sendero de la libertad. Hacer lo que yo entiendo que tengo que hacer, siempre y cuando no esté lastimando a otros, siempre y cuando no esté infringiendo las leyes que rigen el ordenamiento de una sociedad, la cual integramos.
Tienes que hacer el intento de vivir de acuerdo con tus propios sentimientos, con autenticidad y con sinceridad, despojándote de la imitación o comparación que en forma inevitable nos lleva a querer ser mejor que los demás, pero haciéndonos perder nuestra identidad.
Así como te ves cuando te miras en el espejo de tu alma, de ese modo también te ven los demás.
Si te respetas como ser humano, quienes te rodean también lo harán. Si te devalúas como persona, tu entorno hará leña del árbol caído.
¡Construye una imagen fuerte y sólida! ¡Será tu aliada principal para interactuar con quienes convives diariamente!
Dr. Walter Dresel
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