Una palabra familiar en estos días, todos vivimos estresados, pocos se detienen un momento, hacen una pausa, buscan una solución; lo que se repite constantemente es una vida en automático y a contrareloj.
Nuestro cuerpo es una maquinaria perfecta a la cual casi todos los días olvidamos darle el cuidado necesario; aún con ello es un vehículo sagrado debidamente adecuado para que viajemos en él toda nuestra existencia.
En estas circunstancias avisa cuando algo está mal, cuando se presenta un malestar; generalmente haciendo oídos sordos continuamos el camino de nuestra cotidianeidad, nos ocupamos mucho más de las tareas, del objetivo socialmente impuesto de hacernos de cosas materiales.
Los maestros nos recuerdan el estado de alerta que debemos de tener para permitir la observación y la atención permanente; este análisis nos lleva a darle la debida importancia a los mensajes de la intuición, a dejar a un lado la negativa de recibirlos que nos es común; algún día nuestro cuerpo y su equilibrio se estropean como si fuera un auto que recorre cientos de kilómetros sin sus debidos servicios, agua y aceite.
Es irónico que si nuestro coche sufre un desperfecto nuestra respuesta sea entrar en pánico y acudir de inmediato al mecánico, somos pocos los que rutinariamente y con cuidado lo llevamos a mantenimiento, evitando el caos.
Este es el secreto, la prevención; llevar el estrés a un punto donde se convierta en crónico sólo conlleva enfermedades de otra índole.
Hay fórmulas que algunos llaman remedios mágicos que consisten en algo que ya conoces bien, es importante hacer la tarea, crear hábitos saludables, elevar las endorfinas y disminuir con ello la ansiedad, salir del eterno letargo de esa zona cómoda de la que hablamos siempre, es imperioso para nuestro bienestar.
Somos seres espirituales que aprendemos lecciones diarias para comportarnos como humanos y para crear ambientes propicios y ser felices.
Contamos con herramientas extraordinarias para ayudarnos en este camino, nuestro viaje al interior constante; las pausas que matizan nuestro afán de correr como si alguien nos persiguiera; la meditación; estar presentes en nuestro aquí y ahora para anclar nuestros momentos, mucho ayuda el repetirnos continuamente: “Yo soy, aquí estoy” lo que nos recuerda que este es el único instante que en verdad tenemos.
Ocuparnos en vez de preocuparnos lo que nos sitúa en el papel más empoderador, el de la creatividad.
Sonreír, abrazar, amar nos hace sentir bien, elevan la oxitocina hoy llamada hormona del amor que hace que el estrés desaparezca.
Te invito a hacer la prueba.
Comentarios
Terry: a partir de leer un libro que se llama "por mi , por mi casa y por lo que me espera", q me obsequiaste en un evento, me convertí en una más de tus fans y todo lo que escribes me llena de entusiasmo y energía. De hecho ese libro siempre me acompaña en momentos difíciles!!! Gracias x compartirnos bellos mensajes!!!!
Esto es muy profundo, pero real. porque casi nunca nos damos cuenta que no tenemos el
tiempo para abrazar a la gente que decimos amar¡ y sobre todo¡ abrazarnos a nosotras
mismas.
me gusta, lo pondre en práctica casi no sonrio y por el momento n o estoy enamorada pero si amo a mis hijos y a ellos si los abrazo. slds.
Hermoso como siempre Terry ;)