Si bien a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días del año somos capaces de establecer nuestros objetivos y de diseñar un proyecto personal, lo cierto es que cada vez que finaliza un año y comienza otro, parecería que nos encontramos en mejores condiciones de hacerlo.
De ese modo luego de hacer el balance necesario de cómo nos ha ido en el año que finaliza, es bueno rescatar aquellas metas que por distintos motivos no pudimos alcanzar, y evaluar si siguen siendo vigentes para incorporarlas en la estrategia que aplicaremos en el año que se inicia.
Más allá de los buenos deseos, de los brindis que todos hacemos y de la alegría que nos invade por estar vivos y poder ser protagonistas de un nuevo año que se inicia, es muy diferente levantar una copa simplemente deseando paz, felicidad y prosperidad, que hacerlo con un firme propósito por detrás, de superarnos a través del diseño de un plan de acción que nos permita acceder al bienestar que todos merecemos.
Darle un sentido a la vida, un por qué y un para qué, serán de gran ayuda para aquellas personas nostálgicas para las cuáles el comienzo de un nuevo año, solamente les trae tristes recuerdos, habitualmente acerca de aquellos que hoy ya no están, y que no le encuentran la luz a su existencia.
Definir hacia dónde queremos ir y hacia dónde queremos llegar, es tan importante como definir dónde estamos hoy y el grado de satisfacción o insatisfacción con lo que la vida nos devuelve. Es posible que tengas que hacer tu proyecto solamente para los próximos seis meses. De ese modo podrás evaluarlo y monitorearlo, no estableciendo metas inalcanzables sino creíbles y sustentables por ti.
Créeme que sin temor a equivocarme, la elaboración de un proyecto personal, es el antídoto ideal para evitar la angustia, la ansiedad y la depresión que lamentablemente hoy podemos apreciar que aumentan significativamente al haber perdido el rumbo tanto hombres como mujeres.
Es cierto que no es fácil vivir y convivir en un mundo que se nos presenta muchas veces como cruel e insensible, frío e indiferente frente a nuestras necesidades, pero en forma individual nada podemos hacer para que esto cambie. Solamente trabajando en forma mancomunada podemos cambiar las reglas de juego, que en definitiva son impuestas por los mismos seres humanos.
Lo que sí podemos afirmar es que el mundo hoy en día es impredecible, y eso nos obliga a saber dónde estamos ubicados en nuestra realidad, y a tener la flexibilidad y la capacidad de adaptación necesarias para poder responder con habilidad a los desafíos a los que la vida nos expone.
Tú puedes hacerlo; pon manos a la obra y analiza cómo te ha ido en el año que se termina, y qué expectativas y planes tienes para el que se ha iniciado.
Verás como una sonrisa se dibuja en tu rostro en la medida que sepas cuáles serán los caminos que quieres recorrer.
¡Buena suerte en tu intento por encontrar tu destino!
Dr. Walter Dresel
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