ESCUELA PARA PADRES... CREANDO LECTORES
Profa. Gloria Fernández Camacho
Convertir a tu hijo en un lector comprometido implica un trabajo especial y constante. Sin duda, ningún jugador de la Selección Nacional de fútbol nació deseando ser futbolista. El deseo seguramente fue generado por la relación con un adulto.
Quizá de pequeños, estos niños fueron llevados por sus padres a jugar a los parques, y fue ahí donde se sembró la semilla que florecería más tarde en un profesional del deporte. Así sucede con los lectores y estudiantes competentes.
Mamá y papá ¿consideran la lectura y la escritura importante en su vida? ¿Cuántos libros leyeron el año pasado? ¿Experimentan placer o gusto al leer o escribir? ¿Dedican diariamente algún tiempo para leer un libro? ¿Promueven espacios de lectura con sus hijos?
Son muchos los niños que conocen bien la lengua escrita y los libros antes de recibir enseñanza formal en la escuela. Miran los comerciales en la TV y comienzan a asociar los productos con los nombres impresos de las marcas. Observan las señales de tránsito y los carteles de la calle y aprenden sobre la lengua escrita y su entorno.
Sus padres y otras personas cercanas leen cuentos para ellos y los niños imitan este comportamiento mirando las hojas de sus libros y “leyéndolos” de memoria. La vida diaria les presenta información sobre las letras y los sonidos de innumerables maneras y ellos las captan con rapidez. Aún los muy pequeños inventan o duplican sonidos y letras en un esfuerzo por comunicar sus propios mensajes.
Si deseamos que nuestros hijos tengan éxito en la escuela y en la vida, debemos desarrollar con ellos actividades que enriquezcan su imaginación y creatividad.
Así como alguien jugó a la pelota con quien hoy es un gran futbolista, es necesario que, de la misma forma, juguemos con las palabras y los libros para desarrollar – en los futuros adultos – el interés por la cultura, el conocimiento y la crítica del mundo que los rodea.
Platiquen con sus hijos e invítenlos a opinar del contenido de los libros, muéstrenles fichas bibliográficas, ofrézcanles papel, colores y lápices para dibujar. Nunca es demasiado pronto para leer un libro a su hijo, pues desde bebés tienen una increíble capacidad para aprender. En sus primeros años los pequeños no saben leer las palabras, pero si pueden descubrir la diversión, la alegría, la emoción y los conocimientos que encierran los libros.
Muchas familias no tienen libros en casa, en ese caso es importante buscar la manera de conseguirlos. Los niños que han estado en contacto con los libros y han escuchado historias desarrollan mayor interés y facilidad para aprender a leer y escribir. El gusto por la lectura se va formando después de muchos encuentros agradables con los libros.
Sugerencias
- Observa si en casa tienes libros adecuados para tu hijo.
- Inventa juegos en los que uses el lenguaje escrito.
- Busca con tu hijo objetos en los que aparezcan letras o palabras.
- Pide a tu niño que él “lea” el libro. No importa que no sepa leer, lo importante es que se acostumbre a manejarlo y entienda de qué se trata.
- Lee a tu hijo libros de diferentes tipos.
- Lee el mismo cuento todas las veces que él te lo pida…¡les encantan las repeticiones!
- Permite a tus hijos elegir libros, tomarlos y guardarlos.
- Visiten la biblioteca pública, ahí encontrarán muchos libros para leer a su niño.
- Diviértanse leyendo juntos.
- Lleven un libro cuando vayan de visita, de viaje o al doctor. Es un recurso para entretener al pequeño y hacer algo interesante en los tiempos de espera.
- Establece un momento del día para leer a tus hijos: al irte a dormir, antes o después de comer, o cuando les acomode mejor.
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