Publicado por Blanca Almeida el 9 de Marzo de 2010 a las 2:32am
Existen ocasiones en las que lamentamos haber comentado o abierto ciertas intimidades con los amigos o amigas.Estamos contentos con nuestra forma de proceder, actuar y estar en el mundo o en algún aspecto de este y, de pronto alguien comenta un asunto que al darle demasiada cabida nos conflictúa.Por ejemplo,Cuando nos reunimos con amigos, el vino se nos sube a la cabeza y al calor de las copas empiezan las confidencias.Las preguntas comienzan en un tono tranquilo pero poco a poco van subiendo de color hasta llegar a las preguntas íntimas como aquellas relacionadas con las relaciones sexuales indagándose y comentándose sobre la frecuencia, forma y efecto.Entre las amistades, algunos no tienen problema en explayar todas sus intimidades y presumen de su eficiencia y manejo en dicha área.Otros callamos, pero estamos atentos a lo que se comenta, termina la reunión y llevamos la información a casa. Si la información es diferente a lo que vivimos, comenzamos a preguntarnos porqué nosotros no tenemos la misma frecuencia o el mismo gozo. Surgiendo así las dudas.¿Será que mi relación de pareja no es tan buena como pensaba? ¿Por qué mis relaciones sexuales no son tan frecuentes? ¿Tendré algo malo? Y de continuar con dichas interrogantes pasan de nuestra mente a la pareja. Comenzamos a acosarlo o acosarla con todas estas dudas.El o ella al principio no le da importancia y probablemente nos digan “Pienso que Joaquín exageró en sus comentarios” pero continuamos insistiendo hasta que la pareja o se enoja o empieza a dudar. El resultado son enojos y problemas en las áreas que anteriormente a la conversación no existían.Utilizar un parámetro externo como parámetro de una relación interna no es la mejor de las opciones.Cada uno tenemos una forma de ver y vivir la vida, la frecuencia en este caso es relativa y cada pareja crea su propia intimidad.Aquello que dice el otro puede ser cierto o una simple exageración para impresionar o tapar su propia ineficiencia en dicha área.Cómo podemos comprobar la veracidad del discurso del otro ¿qué nos hace tomar como verídicas sus afirmaciones?Confiemos más en nuestra forma de llevar la vida, no estoy en contra de escuchar ideas nuevas, pero si éstas perjudican un aspecto satisfactorio de nuestra vida ¿qué caso tiene darle entrada a las dudas?Autor Psicoterapeuta Blanca Almeida Dinglercitas 5595 25 40www.terapiaenlinea.com.mx
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