Publicado por Memo el 23 de Junio de 2009 a las 11:30am
+ 6.3.- ¡VÁAAMONOOOS A LA HUASTECA!. 6.5.- AMAR EN LA BUFADORA+ Minga: Nos lleva a Xalapa y nos narra el enamoramiento de Gabriela y Antonio+ WordPress:http://es.wordpress.com/tag/nuevas-escritoras-mexicanasDespués de las andanzas de Rebeca en Guadalajara, La Barca y Jamay, Jal., contadas por Francoise de la Roué, después del viaje y moralejas por la Ruta Maya de Marina Azul Celeste y, luego del encantador viaje a La Huasteca a donde nos llevó Olimpia Ortiz Jass, ahora nos toca saber cómo amar en Xalapa, llevados por la inspirada y documentada guía de Minga. Amar en Xalapa o Manantial de Amor, son nombres adecuados para esta romántica narrativa, donde además aparecen los aromas de jardines y platillos, armoniosas notas culturales y citas de la historia. En el sexto ejercicio de AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO, dedicado a promover el turismo, leamos:MANANTIAL DE AMORMingaSin saber que el destino al que se dirigía no sería temporal en su cercano futuro, Gabriela iba disfrutando de las atrayentes vistas campiranas que el recorrido le ofrecía. Ese hermoso y frío día de fines de otoño ella y Andrés, su socio y amigo, tomaron el autobús rumbo a Jalapa o Xalapa-Enríquez, Veracruz, donde los esperaba su entrañable amiga Corina, quien los había invitado a la inauguración de su boutique.Corina vivía en esa maravillosa ciudad, conocida durante mucho tiempo como la “Atenas Veracruzana” por su amplia difusión de la cultura local, su intensa vida multicultural, sus múltiples espacios dedicados a ello y el concepto inclusivo de sus programas, pues son accesibles para todos, siendo prueba de ello la gran cantidad de festivales que se realizan año con año, especialmente durante la temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica perteneciente a la misma ciudad, cuando la música, danza, poesía y pintura se practican en las calles, donde un sinfín de artistas encuentran escenarios ambulantes que hoy en día ya son tradicionales.En este sentido, es importante mencionar que Xalapa fue en sus principios punto de encuentro de cuatro culturas prehispánicas: totonaca, tolteca, chichimeca y teochichimeca, las que formaron cuatro barrios alrededor de los manantiales, dando origen a su nombre “Xallapan”, que en náhuatl significa “Manantial en la Arena”. En 1791, ya en época de la Colonia, recibió el título de Villa por Carlos IV, obteniendo así su propio escudo de armas y convirtiéndose en el centro mercantil más importante de las Américas. En 1804 fue nombrada “Ciudad de las Flores” por Alexander Von Humboldt y, posteriormente, en 1892, Jalapa de Enríquez, a la muerte de un gobernador, quien la había promovido ante la legislatura del estado para que fuera la capital del mismo.Gabriela y Andrés conocieron a Corina durante el tiempo en el que ella, por razones de trabajo, vivió en la Ciudad de México, donde ellos residían. Les fue presentada en una fiesta, por una amiga mutua con quien Corina se hospedaba, y así dio inicio su maravillosa amistad.Pudieron haber realizado el viaje en avión y llegar en media hora al aeropuerto que se encuentra a las afueras de Xalapa, pero estando ésta tan cerca de la Ciudad de México, prefirieron hacerlo por autobús para disfrutar de bellos paisajes, pasar por lugares como las ciudades de Puebla y Apizaco, por una zona de lagunas, entre las que sobresale de manera espectacular la de Alchichica, cuyas aguas son salobres y es conocida como “brazo de mar”, al tener como recinto el cráter de un volcán extinto en el que se almacenó agua de brotes subterráneos provenientes de las aguas marinas.Gabriela todavía no salía de su asombro ante la belleza de la laguna, cuando al llegar a Perote, se maravilló con la vista de los famosísimos volcanes Cofre de Perote y Pico de Orizaba, que en esa época ya se encontraban nevados en sus cimas, y que ocupan el octavo y primer lugar en altura en México, además de que el segundo es la tercera cumbre más alta de Norteamérica.Casi como bienvenida a la ciudad, pasaron por el poblado de Banderilla, cuyo nombre simboliza “una señal de que todo está bien dispuesto para continuar el viaje sin ningún problema”, algo que les pareció muy significativo al ser como puerta de entrada al último tramo que lleva hacia Xalapa, el cual no estaba a simple vista, ya que Xalapa se ubica al pie de tres cerros y se tiene que ir bajando por una estrecha carretera, cubierta en esa época del año por una densa capa de neblina que se iba abriendo sólo al paso del autobús, lo cual es muy usual tanto en esa parte del camino, como en toda la ciudad. Esto definitivamente ya era el colmo del éxtasis para Gabriela, pues a ella le encantaba el clima brumoso y lluvioso, que la ponía en un delicioso estado de ánimo melancólico al sentir y oler la frescura del ambiente.Todo en su recorrido los maravilló, especialmente a Gabriela, porque era la primera vez que viajaba hacia esa mágica y exuberante parte de la República Mexicana, marco inigualable del Golfo de México. Andrés ya había estado allí en otras ocasiones porque ahí vivía uno de sus hermanos, menor que él, quien tenía por negocio una hostería ubicada en el centro de la ciudad.Finalmente entraron a la ciudad, sobre la cual ya atardecía, y se enfilaron hacia la terminal que se encontraba ubicada sobre la avenida principal llamada Xalapeños Ilustres cuyo nombre incluye a políticos, escritores, educadores, deportistas y religiosos sobresalientes en su ramo y oriundos del lugar.Antes de entrar en la terminal, pasaron por uno de los muchos esplendorosos parques que salpican y ornamentan la ciudad, un inmenso espacio llamado Los Tecajetes, desde el que se oían gorjear sinnúmero de Chachalacas, pareciendo que les daban una canora bienvenida, que les resultó sumamente agradable y lo tomaron también como símbolo de buenos augurios.Corina ya se encontraba muy impaciente por su llegada. Estaba tan emocionada con el arribo de sus queridos amigos que contrató a un pequeño grupo de jaraneros para recibirlos con música muy jarocha y ponerlos en ambiente. Antonio, el hermano de Andrés, quien también había sido avisado de su llegada, estaba presente.Inmediatamente todo se convirtió en una fiesta llena de música, abrazos y besos. Gabriela se encontraba verdaderamente conmovida y emocionada por todo lo experimentado hasta ese momento. Para redondear el fabuloso recibimiento que estaba viviendo y sintiendo, quedó flechada por Antonio, a quien fue presentada por primera vez. Se sintió un tanto confundida, no sabía su sensación era porque estaba en un estado de ánimo muy emotivo o porque algo le decía en su interior que éste era el hombre que el destino le había deparado para compartir su vida, quizás su calidez o tal vez su mirar profundo, así se lo indicaban lo que, además, la hizo sentir que a Antonio ella tampoco le había sido indiferente.Después de la consabida y alegre bienvenida, Gabriela y Corina se fueron a la casa de ésta a fin de arreglarse adecuadamente para el gran evento y volver al centro de la ciudad, donde se encontraba ubicada la nueva boutique. La casa de Corina quedaba a las afueras, pero aún así muy cerca, ya que prácticamente todo en Xalapa queda a unos cuantos minutos del centro, situación por la que, inclusive, si se la quiere conocer adecuada y plenamente, en todos sus rincones y callejones, se puede caminar y disfrutar cada lugar tranquilamente, con sobra de tiempo que ahí parecía nunca avanzar.Andrés y Antonio, por su parte, también se fueron a la casa de éste, ubicada en una colonia cercana al centro, para hacer lo propio.A las 8:00 de la noche los cuatro se reunieron nuevamente, junto con un gran grupo de invitados para dar paso al corte de listón, apertura y brindis por la gran inauguración del nuevo negocio que Corina había puesto con mucha ilusión.Posterior al evento que duró cerca de tres horas, con gran júbilo de todos los asistentes a la buena nueva, todo el grupo se dirigió a la hostería de Antonio, para cenar y departir por el resto de la noche. El nombre del restaurante era, muy apropiadamente, “El Manantial de las Delicias”, tanto por la ciudad, como porque todo ahí era delicioso: la comida, la música, el trato y el agradable ambiente.Los siguientes días que Gabriela y Andrés permanecieron en Xalapa, fueron grandiosos para todos. Antonio, quien definitivamente también se había prendado de la belleza y personalidad de Gabriela, se dedicó a pasear con ellos y con Corina por toda la ciudad y sus alrededores, a fin de que Gabriela pudiera conocer a fondo esa encantadora plaza y quizás se enamorara de ella y, por qué no, de él también… como así ya había sucedido desde el primer momento en que Gabriela puso pie en esas maravillosas tierras y lo tuvo ante sí. Fue sin duda alguna amor a primera vista para ambas partes y ello, aunado a todos los mágicos secretos que día con día iba descubriendo en cada nuevo paraje, la tenían plena de un cúmulo de exquisitas sensaciones que mantenían su espíritu en estado de éxtasis.Y paseando y conviviendo alegremente, Gabriela quedó verdaderamente encantada y enamorada con todo el concepto cultural y natural de Xalapa. El primer día visitaron el Centro Histórico o Zona de Monumentos con sus edificios de arquitectura colonial, neoclásica, barroca y neogótica, tales como el Palacio de Gobierno y el Municipal y la Catedral de la Inmaculada Concepción. Recorrieron con gran deleite el Parque Juárez con sus imponentes Araucarias y sus majestuosos monumentos, lleno de colorido, gente amable y derroche de alegría, que fue construido sobre las ruinas de un convento franciscano que en 1555 fue el segundo más importante de la Nueva España, pero que tuvo que ser derrumbado al presentar serio deterioro.Entraron a El Ágora de la Ciudad que es un portentoso espacio cultural con cafeterías, galerías, cines y un amplio mirador que permite admirar y disfrutar todo el entorno.Antes de continuar su paseo, decidieron ir a comer en alguno de los muchos y magníficos restaurantes que incluyen en su menú las diversas suculencias que la cocina xalapeña ofrece entre pescados, carnes de diferentes especies, mariscos, variados antojitos y postres típicos del lugar, todo deliciosamente preparado y presentado de manera muy particular. En este caso, eligieron un lugar ubicado a un lado del parque conocido como de los Berros que cuenta en sus prados con esta deliciosa planta comestible y degustaron diversos guisos elaborados con carne de armadillo. Después de comer fueron a tomarse un café lechero en el famosísimo Café La Parroquia, cuya tradición de tintinear en el vaso cafetero con la cucharita para que el mesero atienda la orden de servir el café, asiendo con una mano una tetera conteniendo la aromática y deliciosa infusión y con la otra una con leche, encantó a Gabriela por tratarse de algo muy original y nunca visto por ella.Ya por la noche acudieron al Teatro del Estado que cobija a la Orquesta Sinfónica, compuesta por músicos de diferentes nacionalidades (polacos, rusos, estadounidenses), además de xalapeños, quienes encontraron en Xalapa su hogar sentimental, enamorándose de ella y de sus mujeres. Además, esa noche ofrecían un espléndido concierto con obras de diferentes autores clásicos acompañados por el soberbio coro de la Universidad Veracruzana que también tiene sus instalaciones en Xalapa, incluyendo su magnífico estadio reconocido a nivel mundial por haber sido sede de importantes justas deportivas, lugares que también tuvieron oportunidad de conocer.Salieron del teatro y todavía extasiados por la música que habían escuchado, se encaminaron casi flotando hacia la hostería donde se les tenía preparada una cena propia para agasajar a los dioses, con lo cual cerraron con broche de oro.Al día siguiente, después de desayunar los cuatro en la casa de Corina, acordaron pasar toda la mañana en el Jardín Botánico, lugar seguramente parecido al Paraíso, que conjunta y exhibe esplendorosos ejemplares de la flora que crece por separado en los diversos jardines, parques y alrededores de la ciudad. Lo que más le gustó a Gabriela fue un excelso árbol de maple que se erige orgullosamente en el centro del jardín y bajo su inmensa sombra se puede disfrutar de paz, escuchar deliciosa música, deleitarse con la lectura de un libro y, definitivamente, iniciar un romance, como les sucedió aquella mañana otoñal a Gabriela y Antonio, quienes subyugados por la magia del entorno y sin poder contenerse más, dieron salida a sus mutuos sentimientos, intercambiando dulces palabras de amor, promesas por cumplir y planes a futuro. De ahí en adelante sus manos y sus corazones, ávidos de ese cariño, permanecerían entrelazados como eslabones de la naciente relación que empezaban a construir juntos, sellando su pacto con un profundo y apasionado beso.Gabriela encontró en Antonio todas las cualidades que por mucho tiempo había buscado en un hombre para establecer un compromiso a largo plazo y de vida en pareja: sensibilidad, inteligencia, cultura, buen humor, amor por las artes y la naturaleza, estabilidad, apostura, seguridad, todas cualidades que ella valoraba mucho y con las que no se había topado en conjunto en una sola persona. Antonio, por su parte, descubrió en ella comprensión, delicadeza, dulzura, sensatez, belleza interior y exterior, que lo embelesaron al grado de decidir dejar su situación de soltero empedernido para finalmente compartir con alguien a su lado de forma permanente y por el resto de su vida.Abrazados y felices por lo que el destino les había deparado, comunicaron a Corina y Andrés la buena nueva. Ambos, sin gran asombro porque ya lo habían percibido, se congratularon y felicitaron a la enamorada pareja, deseándoles todo lo mejor con gran cariño y certeza de que así sería.Por la tarde de ese mismo día, después de comer los sagrados alimentos y tomar el imperdonable café con el que brindaron por la nueva relación, visitaron la bellísima Pinacoteca Diego Rivera y la magnífica Biblioteca Histórica Librado Basilio, dirigiéndose de ahí a cenar, como cada noche que pasaron en la ciudad, a la hostería de Antonio que además de la completa carta que ahí ofrecían acompañada por música popular romántica en vivo, contaba con video bar en el que disfrutaban algunas horas de música variada y buenas bebidas.Esa noche tan especial para Antonio, ordenó se les sirviera de cena “ostiones a la diabla” y de postre “plátanos flameados”, platillos que Gabriela había pedido la primera noche y que había alabado porque ahí los preparaban de forma increíblemente deliciosa. Además, todos los empleados de la hostería, quienes también fueron informados de la grandiosa noticia, estaban muy contentos porque estimaban mucho a Antonio como patrón y amigo y Gabriela les agradaba en lo personal y ahora como su pareja. Los músicos también los felicitaron y los obsequiaron con la preciosa y significativa canción “Sin Ti”, ya que Gabriela en breve retornaría a su propia ciudad, pero volvería y tomaría a Xalapa como su nuevo hogar.El quinto día lo reservaron para visitar y conocer tranquila y plenamente el Museo de Antropología, segundo en importancia en el país por sus colecciones olmecas, totonacas y huastecas, además de contener varias famosas cabezas colosales. El museo también cuenta con un magnífico auditorio en el que se exhiben filmes de arte de diversos países.Para los siguientes días planearon visitar los pueblos al pie del volcán, a minutos de Xalapa, siendo el primero Xico que tiene un escenario natural impresionante con cascadas que puede disfrutarse desde sus miradores, y que cuenta con un espléndido lugar para comer chiles jalapeños rellenos e inigualables acamayas o langostinos de agua dulce, además ese día había una buena corrida en la plaza de toros del lugar.Posteriormente le tocó el turno a Coatepec, uno de los pueblos mágicos del estado con flores de gran atractivo como las orquídeas, dignas de llamar la atención. Caminaron tranquilamente por sus calles, asombrándose Gabriela de que las puertas de todas las casas estaban abiertas como invitando a entrar y disfrutar de sus patios con espléndidas fuentes. Comieron en el mejor hotel del lugar que ofrece exquisitos manjares, saboreando por supuesto en la sobremesa del inigualable café que ahí se produce. Visitaron la iglesia de la plaza y se tomaron un rico helado en el parque. Antes de pensar en el retorno a Xalapa, pasaron a la Escuela Cantoral a admirar y adquirir algo de su magnífica artesanía.El siguiente pueblo que visitaron, a sólo media hora de Xalapa, fue Naolinco, pequeño y hermoso lugar enclavado en la Sierra, muy conocido por su industria del calzado, su maravillosa cocina de recetas muy antiguas y celosamente conservadas y su mirador, desde el que se puede observar perfectamente la impresionante y compleja topografía del lugar, sus valles, cerros, barrancas y caídas de agua.El penúltimo día decidieron pasarlo en Xalcomulco “Barranca de Arena o Lugar de Pozo de Arena” en náhuatl, ubicado también como a media hora de Xalapa. Esta población se encuentra a lo largo de las márgenes del Río La Antigua y ahí se pueden practicar deportes extremos como escalada y rappel por sus barrancas y rafting en los rápidos del río. Además de contar con una interesante zona arqueológica.Nuestro pequeño grupo de amigos solamente eligió divertirse en los rápidos, para gozar de la frescura que el río les ofrecía y sentir un poco la adrenalina del riesgo a experimentar.Como despedida de este maravilloso y mágico viaje escogieron el Puerto de Veracruz para pasar el último día, ya que se encuentra a tan sólo una hora de la ciudad, deteniéndose a mitad del camino para visitar el Museo del Lencero, exhacienda digna de ser conocida por su gran importancia histórica, llena también de delicioso romanticismo. El Lencero fue llamado así por su primer dueño, Juan Lencero, soldado de Hernán Cortés y ha conservado su nombre a pesar de haber cobijado entre sus muros a otro gran personaje de nuestra historia, el expresidente y general Antonio López de Santa Anna, pasando después a manos de la Suprema Corte de Justicia, sufriendo posteriormente algunas divisiones, para al final ser tomada por el gobierno que creó un patronato autónomo que la mantiene y administra.Después de ese recorrido por la exhacienda, siguieron su camino hacia el puerto, donde además de las delicias culinarias que pudieron disfrutar en un restaurante ubicado a la sombra de los Arcos de la Plaza principal frente a la Catedral de la Asunción, y tomar su inexcusable café en la primera Parroquia, que precisamente se ganó su nombre por estar frente a la Catedral, en una esquina de la Plaza de Armas, cruzaron la calle para caminar por el espléndido malecón, admirando desde ahí la Isla con el Fuerte de San Juan de Ulúa uno de los más importantes monumentos históricos del puerto, que también guarda entre sus muros incontables historias y leyendas que forman parte de nuestro acervo histórico y cultural.De ahí se dirigieron directamente a las tranquilas Playas de Mocambo, paraíso donde gozaron como niños corriendo por la arena y refrescándose en sus deliciosas aguas. Así pasaron el resto de la tarde para después regresar a Xalapa y realizar su última parada en la hostería, donde paladearon una maravillosa cena de despedida que fue elaborada a base de calamares rellenos de angulas, para chuparse los dedos, y se complacieron con el ameno ambiente.Todos en la hostería, Antonio, empleados y músicos estaban un tanto tristes porque Gabriela partiría al día siguiente y la especial alegría que había traído al lugar quedaría suspendida por algún tiempo, el que parecería muy largo para todos, pero en particular para el par de enamorados, quienes no dejaban de mirarse, tocarse y besarse. Estaban ensimismados uno en el otro, queriendo grabarse sus gestos, rasgos y caricias para conservarlos muy presentes en sus sentidos durante su ausencia.Finalmente, el romántico, mágico y misterioso viaje llegó a su fin. Al día siguiente Gabriela y Andrés, después de la consabida y emotiva despedida, que Antonio hubiera deseado no existiera o alargarla lo más posible, abordaron el autobús de regreso a la Ciudad de México, jurando Gabriela al compungido Antonio que pronto regresaría a él y para siempre. Corina y Andrés sabían que así lo haría.Durante el trayecto Gabriela habló seriamente al respecto con Andrés, quien comprendió que dadas las nuevas su sociedad con Gabriela tendría que disolverse, pero su alegría era mayor que su pena por ello porque no perdía una socia, sino que ganaba una hermana y esto lo emocionó profundamente, pues amaba a su hermano y también a su gran amiga y estaba muy seguro de que formarían una gran pareja y vivirían una envidiable relación.También comentaron lo increíble que había resultado el viaje, todo lo que tuvieron oportunidad de conocer y acerca de todo lo que no pudieron hacer, experimentar y visitar, ya que Xalapa tenía mucho más por ofrecerles como turistas o como residentes: entre jardines, parques, lugares de interés histórico y cultural, restaurantes, maravillosa vida nocturna y, según supieron, infinidad de fiestas tradicionales tanto en la ciudad como en los pueblos en los que estuvieron y, definitivamente, en el Puerto de Veracruz.Pero Gabriela, quien el resto del camino iba sumida en una nube de ensoñación, estaba más que feliz por todo lo vivido que había llenado por completo sus expectativas, sentidos, sentimientos, emociones y deseos hasta sentirse plena y colmada como nunca antes. Y lo mejor de todo ello es que regresaría pronto y haría de ese “manantial en la arena”, de ese “paraíso entre montañas”, su propio “paraíso y manantial de amor” que ya en ese momento ocupaba todo su corazón.
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Hola Minga !!
sin querer me acorde con tu trabajo tan bonito de un pretendiente que tuve por que él era de Veracruz !!
me traía hermosas postales de allá y me contaba cosas de aquellos lugares pero definitivamente tú lograste queyo me transportara hasta ese bello lugar !!
¿Sabes algo? me encantaria que textos como el tuyo fueran conocidos por otras personas, sobre todo a raiz de los problemas de salud en el nuestro. Me antojaste pasear por Xalapa, enamorarme de nueva cuenta... Retrataste de un modo intenso lo que tu si conoces, que los demas deberiamos de conocer... y creeme, no soy partidaria de la literatura rosa, pero cuando la adornas de un modo tan exquisito, es sumamente agradable, aun para los menos fanaticos. FELICIDADES, LINDA HISTORIA.
Definitivamente un gran escenario para una hermosa historia de amor! Gracias Minga por tu pintoresco recorrido lleno de detalles de estos hermosos rincones a través de una emocionante descripción. Sin duda un lugar ideal para que florezca el amor o para una inolvidable luna de miel!
Felicidades Minga!
Minga:
Tuve una amiga de Veracruz cuando era soltera y nunca se cansaba de contarnos de su maravilloso estado, y ni que decir de su bonito caracter, con justa razón: tu trabajo es el reflejo de lo que ella nos platicaba. Felicidades por tu trabajo. Me gustó mucho tu escrito.
Hola Minga: muy interesante tu relato, se me antoja ¡no conozco Veracruz! se me antoja mucho Xalapa, ya habrà tiempo para conocer todo lo que mencionas, por ahora te releo.
Comentarios
sin querer me acorde con tu trabajo tan bonito de un pretendiente que tuve por que él era de Veracruz !!
me traía hermosas postales de allá y me contaba cosas de aquellos lugares pero definitivamente tú lograste queyo me transportara hasta ese bello lugar !!
Estupenda Narrativa !
Felicidades Minga!
Tuve una amiga de Veracruz cuando era soltera y nunca se cansaba de contarnos de su maravilloso estado, y ni que decir de su bonito caracter, con justa razón: tu trabajo es el reflejo de lo que ella nos platicaba. Felicidades por tu trabajo. Me gustó mucho tu escrito.