Escritoras 6.1.- Sí, Así Fué

+ 5.15.-¿TU TAMBIÉN, TINA?. 6.2.- MIO, MIO, SOLO MIO+Francoise de la Roué: Aquí y así termina la saga de Rebeca+WordPress:http://es.wordpress.com/tag/nuevas-escritoras-mexicanas/Con SÍ, ASÍ FUÉ, de Francoise de la Roué, inicia nuestro sexto mes y ejercicio de AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO, mismo en el cual terminamos el primer semestre. Como Ustedes saben, Francoise de la Roué es una grande revelación y exitosa participante en este Taller, donde publica por vez primera en su vida. Tuvo la feliz propuesta de construir una historia que presentó como saga. Gracias a su talento, capacidad de ambientación y para la narrativa y el suspenso, se convirtió en una de las autoras de más alta lectoría y reconocimiento, tanto aquí como en el blog espejo en WordPress. Ella está llamada a empresas mayores.En cuanto a Rebeca, la muerte y el funeral de su mejor amig@ Tina, el comandante Lobo, el mafioso César Vega y otros personajes, aquí encontraremos el desenlace. Como luego pasa, habrá quienes quisieran un final diferente pero, como dice Francoise de la Roué SÍ, ASÍ FUÉ. Leamos:SÍ, ASÍ FUÉFrancoise de la RouéRebeca había logrado llegar a Jamay sin novedad. A orillas de la carretera, cerca de “El Arco” de Jamay de “abajo”, existe una construcción de fachada morada que hace las veces de restaurante y hotel de paso. Ahí la dejó el taxista que la recogió en Guadalajara. Ella ingresó hasta la mesa donde el dueño de la finca atiende a los clientes, solicitó un cuarto y esperó a que la joven hijita del dueño la llevara. Rebeca tenía familiaridad con el procedimiento, puesto que en ese lugar se hospedó decenas de noches anteriores con sus clientes. El hombre la observó por un par de segundos, y no reprimió la pregunta obligada.--Perdón, señorita ¿la conozco? Su cara se me hace familiar…Tal vez, usted también me parece conocido- le dijo Rebeca sin ahondar más en el asunto.--¿Viene de paseo?--No… más bien vengo a ver a unos parientes, pero no quise dar molestias. Disculpe, voy a necesitar un taxi, ¿tendrá alguno de confianza que me pueda recomendar? Y si no es molestia, ¿me puede indicar donde hay una tienda donde pueda comprar un teléfono celular? Es que en el viaje perdí el mío.El atento encargado le indico a dónde dirigirse, y le extendió un papelito con el numero de teléfono de su sobrino, taxista de profesión. La mujer dejó la maleta en el clóset. Rápidamente comenzó a cambiarse de ropa. La cicatriz del balazo recibido durante su secuestro era profunda, además de la que dejó la cirugía que tuvieron que hacer para salvarla. Tenía que encontrar a Tina y salir de Jalisco lo más rápido posible. Creía saber el lugar donde se encontraba. Solo podía estar en el hospital público del Centro de Salud. En jeans y playera salió del hotelito. Llamó al hospital en donde le dijeron que Tina si era una de las pacientes, más aún, que era urgente que un familiar se presentara debido a su delicado estado.--¿Qué hago? Lo más seguro es que esa gente espere a que yo vaya.Ellos la estarían esperando en las afueras del hospital, pero existía un lugar al cual no se les ocurriría ir a buscarla. Durante su tiempo como prostituta se hizo de algunas “amigas”, sabía de cual pata cojeaba cada quién, como dice el refrán. Por el rumbo de la Ex Hacienda de Capulines varias de sus compañeras solían hacer sus rondas en busca de clientes, que en su mayoría eran los militares que salían francos el fin de semana. Para ellas, hoy era un excelente día para trabajar. Llamó al taxista y le pidió la llevara a la gasolinera cercana al batallón.--Por favor, no se retire… estoy esperando a una persona.--Pero le va a correr el tiempo ¿eh?--Sí, no hay problema.A lo lejos distinguió a alguien cuya figura le fue familiar. Se trataba de Wendy, un trasvesti amigo de Tina que solía trabajar por esa zona. Rebeca le indicó al joven que se le acercara.--Wendy… sube, necesito hablar contigo.--¿Güera? ¿Eres tú? ¿Qué andas haciendo por aquí?--En un ratito te explico, vamos a tu casa… necesito pedirte un favor.--Claro, mi Güera… pero tú pagas el taxi.Mientras tanto, el comandante Lobo intentaba poner en orden sus pensamientos y sacar conclusiones. ¿Era verdad lo que el herido le había contado? ¿Se trataba todo de una siniestra confusión? Sabía que Rebeca estaba cerca. Y que su presencia desencadenaría aún más cosas. Resolvió ir a tomar una copa a un bar, lo cual podría relajarlo y a la vez servirle de gancho para averiguar algo más.Wendy y Rebeca ingresaron a casa de la primera. El ambiente resultaba deprimente. Una mesa promocional de la cerveza Estrella y un par de sillas plegables era el único mobiliario de la primera habitación. Wendy sirvió un poco de refresco de cola en un par de vasos y se sentó al lado de Rebeca.--Ora si dime, mana ¿pa qué soy buena?--¿Supiste lo que le pasó a Tina?--No… ¿Qué tiene?--Mira, alguien se metió a su casa. La golpearon y la dejaron por muerta. Esta muy grave en el hospital. Yo tengo algunos problemas y…--¿Por lo de Chilo y Beto? Ni pongas esa cara, que es un secreto a gritos. César te anda buscando como loco. Haces bien en no darte a ver. Incluso le ha ofrecido dinero a la chicas y a los meseros que te conocen por informes de dónde estás. Por mí no te preocupes, yo no pienso decir nada… le debo tantos favores a Tina que no podría hacerle una trastada. Anteayer vino, me dejó una llave de la casa de ustedes, para que fuera por unas cosas que me va a regalar. Dime qué es lo que necesitas…--Quiero que saques a Tina del hospital.--¿Pues no que está muy grave? Oye manita… si esta tan mala como dices, no creo que sea buena idea.--Ellos saben que está ahí… claro que no la voy a dejar morir, pienso llevármela a otro lado donde pueda recuperarse. Pero yo no puedo ir personalmente por ella. Wendy, si haces lo que te pido, no te vas a dar por mal pagada.Wendy aceptó la propuesta. Esa misma tarde estaba en el hospital haciendo el papeleo necesario para el alta voluntaria de Tina, a quien le explicó brevemente todo el asunto. Tal como lo hubieran previsto, unos sicarios de César Vega estaban en las afueras del hospital. Wendy los conocía, por eso tuvo que hacer un cambio de planes radical. Ayudo a Tina a levantarse de la silla de ruedas y la metió al taxi. La primera parada fue en casa de ésta, a donde habían ido por la urgencia que ella tenía de recoger la maleta con el dinero. Wendy salió temerosa del taxi, ingresó al domicilio y cuando estuvo en el interior marcó el teléfono de Rebeca.¿Güera? La gente de César nos ha estado siguiendo desde que salimos del Regional… para perderlos vine a tu casa a recoger la maleta de Tina… ella esta afuera, en el taxi… me la voy a llevar a mi casa… si ya se… por favor, no te aparezcas por allá.El sonido de un disparo alerto a Wendy de que las cosas se habían complicado. Wendy corrió al exterior de la casita y encontró al chofer del taxi desencajado y a Tina recostada sobre el asiento trasero del auto. El cristal de la puerta del lado derecho fue la primera víctima de la bala que perforó el cráneo de Tina. Los vecinos salieron de las casas contiguas y hubo algunos que pudieron ver el Camaro rojo retirarse a toda velocidad de la escena. Rebeca seguía al teléfono intentando adivinar la razón por la cual Wendy se había quedado muda. Supo lo sucedido al instante en que llena de desesperación, Wendy gritó las palabras que sellarían su destino.--Güeraaaaa… Tina… Tina… está muerta.Rebeca palideció. Cayó sobre sus rodillas y entres ayes de dolor las lágrimas brotaron de sus ojos. Era su culpa, Tina estaba muerta ahora. Su compañera, su amiga, su confidente que soportó todo sin defraudarla. Jamás en toda su vida sintió un vacío tan profundo como en ese momento. ¿Por qué asesinarla a ella? ¿Por qué dentro de su egoismo únicamente pensó en escapar de sus perseguidores y la llevó a la muerte? Sus manos tiraban una y otra vez de su cabellera. Estaba histérica. Golpeó el piso hasta que hizo sangrar sus manos. Afuera del cuarto, el dueño llamaba a la puerta repetidamente con el fin de recibir respuesta. Decidió entonces abrir el cuarto y encontró un cuadro estremecedor. Rebeca, totalmente fuera de si, solo atinando a gritar desesperadamente el nombre de su única amiga.--Noooo…Tina… no, no…El sonido de las sirenas llamó la atención de Lobo, que se dirigía de regreso al hotel, patrullas y ambulancias pasaban velozmente a su lado y se detenían un par de cuadras más adelante. La curiosidad pudo más que él, y al observar el río de gente que estaba en el sitio se acercó. El auto de alquiler permanecía con las puertas abiertas. En el asiento trasero yacía una figura humana inmóvil. Debajo del auto un actuario tomaba la declaración de Wendy, mientras que el chofer del vehículo era asesorado ya por el abogado de la mutualista. Lobo se acercó a un sitio con mayor visibilidad y grande fue su sorpresa al reconocer a la víctima. Desde donde se encontraba podía escuchar la voz de Wendy, que repetía una y otra vez la misma historia.--Tina es mi amiga… yo fui a visitarla al hospital, porque otras me avisaron de lo que le había pasado… y… ella me pidió que la sacara de ahí, porque no se sentía a gusto. Venimos a su casa por algo de ropa, yo me metí y cuando salí… ya le habían disparado.--¿Usted sabe de alguna razón por la que alguien quisiera asesinarlo?--No… nada… ella ya hasta se había salido de trabajar.--Va a tener que acompañarnos, todavía tenemos que hacerle unas cuantas preguntas.--¿Va a detenerme, encima de todo? Está bien… nomás déjeme avisar a un amigo para que esté al pendiente.Las cosas habían terminado de complicarse. Pero Lobo sabía quien había sido el autor. Ese crimen sin duda tenia relación con lo que Tina le había contado en la corta entrevista que tuvieron. La reputación de los agentes policiales no es precisamente la mejor, sin embargo Lobo era un personaje integro. Ahora su ego discernía entre acudir voluntariamente a declarar lo que sabia del caso, o callar nuevamente hasta llegar al fondo del asunto. Por fin arribó la camioneta el SEMEFO. Aún para Lobo, con 20 años de servicio como agente, resultaba difícil ver a alguien con quien había estado solo apenas hace algunas horas, ahora muerto.--Ponte los guantes y ciérrate la bata antes de moverlo, tiene mucha sangre y no vayamos a contagiarnos de algo.- le dijo un empleado del SEMEFO a otro.En el hotel ya habían logrado calmar a Rebeca. La esposa del dueño usualmente tenía problemas para conciliar el sueño y al ver a la mujer tan devastada, decidió compartir alguna de sus pastillas con ella. El tranquilizante no tardo en hacer efecto. Rebeca estaba recostada sobre su cama, cuando el encargado del hotel entró a la habitación y con voz firme le dijo.--Me da muchísima pena, pero tengo que pedirle que se vaya…--¿Qué? Pero…--Mi sobrino acaba de llamar… me contó lo que sucedió… como usted entenderá, no puedo arriesgar a la clientela de mi hotel, no puedo saber si los mismos que mataron a su amigo también tengan algo en contra de usted. Si ya de por si es horrible pensar que a mi sobrino también pudieron matarlo, afortunadamente no pasó nada. Por la renta del cuarto no se preocupe… tómelo como cortesía… pero tiene a más tardar una hora para marcharse.Ella no quiso contradecirlo. Se levantó de la cama y frente al sucio espejo que colgaba de la pared comenzó a peinarse. No tenía ánimo, pero buscaría la manera de reclamar el cuerpo, en primer término. Además, todo esto no iba a quedarse así.Caminó sin rumbo toda la noche por el poblado de Jamay, como autómata. No tenia sueño, no sentía frío. En las primeras horas de la mañana, su mente parecía haberse aclarado del todo. Entro a la primera estética que pudo encontrar. Ahí pidió un servicio de corte y tinte de cabello. Una joven estilista intento por todos los medios entablar una conversación con la silenciosa mujer que atendía, sin lograrlo. Una hora después la jovencita exclamó:--Se ve usted tan diferente, que no creo que ni su esposo pueda reconocerla.Eso era lo que en realidad Rebeca pretendía, pasar desapercibida, que nadie fuera capaz de identificarla. Dejó una excelente propina a la estilista. En una óptica que apenas levantaba las cortinas adquirió un par de pupilentes color miel. Sus ojos eran azules, así que también había necesidad de disimularlos. Ya lista, se dirigió a casa de Wendy, a quien durante la madrugada habían dejado libre, al no encontrar elementos para que permaneciera detenida.--¿Qué se le ofrece?- dijo a la mujer al abrir la puerta.Rebeca se retiro las gafas oscuras de su cara y contestó:--¿Puedo pasar?¿Qué demonios estas haciendo aquí? Vete, Rebeca… ya hiciste demasiado daño… no me metas en mas problemas.--Necesito hablar contigo… no hagas escándalo, logré llegar hasta aquí sin dificultades, pero eso no garantiza que no nos estén observando. Si tú empiezas a hacer mitote, entonces si vamos a estar en problemas las dos.El joven la dejo entrar. Los estragos de la noche en vela se notaban en el rostro de Rebeca, sin embargo, la actitud que tenia en este momento, Wendy la desconocía totalmente.--Dime rápido que es lo que necesitas, y vete.--Pues… en realidad son dos cosas… la primera es que vayas a reclamar el cuerpo de Tina. Tú sabes que ella no tiene parientes aquí. Yo no se como localizarlos. Tenemos que sepultarla. La segunda… tú conoces bien a César Vega y a su gente. Después del funeral de Tina, necesito que me contactes con ellos…--¿Estas loca? Todo esto sucedió precisamente porque esa gente te buscaba y tu te escondías… ahora resulta que quieres acercarte a ellos.--Sí… pero lo primero es lo primero.--No cuentes conmigo, Güera… lo siento, pero ya esto llegó bastante lejos… pudieron matarme a mi también por hacerte un favor… perdón, no quiero mas líos.--¿Dónde esta la maleta de Tina?--Aquí adentro, Tabatha se la trajo para acá cuando a mi me llevaron a interrogar. ¿Quieres que te la entregue?--Tráela… la voy a necesitar.Wendy cargó la maleta y la puso sobre la mesa. Rebeca la abrió, saco algunas prendas y extrajo una bolsa plástica. Del interior de la bolsa sacó tres fajos de billetes, guardando el resto dentro de la maleta.--Aquí tienes tu ganancia… son treinta mil pesos. Puedes quedártelos si me ayudas a reclamar el cuerpo de Tina. Y te ofrezco el doble de esto si me pones de modo a César Vega.Wendy aceptó el trato. Ninguna de las dos cosas le representaría dificultad, y por esa cantidad de dinero estaba dispuesta a jugársela. Al fin y al cabo, ni Wendy ni Rebeca tenían ya nada que perder a esas alturas.Wendy hizo todos los arreglos necesarios, que incluyeron una compensación para que los trámites se agilizaran. El funeral se llevaría a cabo en la que fuera otrora casa de Tina. Rebeca pidió ser quien vistiera el cadáver. En la soledad del cuarto donde podría estar a solas con su amiga por última vez, rompió en llanto mientras la abrazaba contra su cuerpo. Esa sería la última vez que Rebeca se sintiera vulnerable. Mientras se empeñaba en cumplir con la tarea que se hubiese auto impuesto, se dirigió a ella.--Tina… perdóname… yo tuve la culpa de todo esto… créeme que jamás quise que algo o alguien te hiciera daño. Tú sabes cómo te quiero, manita y también se como me quisiste tu. Tengo rabia, coraje… hubiera sido mejor que les dijeras a esos malditos lo que querían saber. Yo, Tina… yo hubiera podido arreglármelas para escapar de nuevo… y tu seguirías viva; Tina, no se que voy a hacer ahora sin ti… pero esto no se va a quedar así… te prometo… te juro que en verdad el maldito que te asesinó se va a arrepentir hasta de haber nacido… pero por favor… perdóname.Rebeca terminó de vestir y preparar el cuerpo. Afuera de la habitación donde esos últimos minutos habían tenido lugar, aguardaba Wendy, con los ojos llorosos. Al ver salir a Rebeca, Wendy se sorprendió por la entereza de la mujer. Entre los asistentes al funeral se encontraban algunas personas que conocían a Rebeca, pero ninguno se dio cuenta de su presencia. A pesar del dolor, Rebeca mantenía un perfil bajo, sin aspavientos y nadie le prestó atención a la mujer del corto vestido azul que permanecía sentada en la entrada del domicilio. Ninguno de los asistentes al servicio funerario reparó en ella. Ni siquiera César Vega, quien se había presentado al funeral seguro de que iba a encontrarla.Cuando Rebeca vio entrar a aquel hombre, un presentimiento se apoderó de ella. Hasta ese momento, César Vega solo era un nombre odiado, ahora tenía rostro y forma. Sintió que la sangre le hervía por las venas. El hombre le hizo una señal a Wendy, quien de inmediato se acercó.--¿Qué pasa César? ¿Qué se te ofrece?--Nada… aquí nomás, dando la vuelta. Viendo quienes son los invitados a la fiestecita.--Pues me da mucha pena, pero creo que tú aquí no tienes nada que buscar. Tina esta muerta y lo menos que podemos hacer por ella es despedirla ¿no te parece?--Mira nomás, Primo- dijo en tono burlón dirigiéndose a su acompañante- ora resulta que los patos le tiran a las escopetas- volteó el rostro hacia Wendy- mira, hijo de puta… tú sabes a quién andamos buscando, y si a ti, o alguna de estas se les ocurre esconderla, lo que le pasó al joto ese no va a ser nada comparado con lo que les espera a ustedes.Aunque los nervios estaban a punto de traicionarla, Wendy se repuso, no podía dar pie a que César sospechara siquiera lo que estaba sucediendo. Junto a la puerta, Rebeca observaba detenidamente, unas grandes gafas oscuras cubrían su rostro. De cualquier manera el riesgo era mínimo. Esa era la primera vez que César y ella estaban cerca uno del otro. Y si hasta ese momento había logrado pasar desapercibida incluso con la gente que hubo tratado en el pasado, era mucho más sencillo hacer lo mismo con aquel par. Wendy continuó con la farsa.--Yo no se que o a quien estés buscando aquí, pero si miras a tu alrededor, pienso que a todas las conoces. Y en última instancia, no creo que la persona a la que tu buscas sea tan idiota como para estar aquí, si yo misma ya esperaba tu visita… vete César… déjanos en paz, respeta a las que si quisimos a Tina. Y ojalá que Dios te perdone, por haber hecho esto.--Ja ja ja… no voy a dormir de la mortificación…- César tomó a Wendy por el cuello de la blusa y la acercó a sí violentamente- ya te advertí, y tu sabes, mi vida, que a mi no me gusta que me quieran ver la cara de pendejo.Ambos hombres se dirigieron a la puerta de salida. Rebeca había salido primero y aguardaba en la banqueta, pretendiendo sacar un cigarro de su bolsa. Al verlos salir supo que era su oportunidad de acercarse a ellos, sin involucrar a terceras personas.- Oye… perdón… ¿tendrás un cerillo que puedas prestarme?El Primo miró a la mujercita. Por su facha, adivinaba cual era su oficio. César metió la mano a su bolsillo y extrajo un encendedor metálico que le acercó diligente.--Claro, chula… cuando quieras…--Ay, que amable… gracias. ¿Ya te vas?--Si, m´ija. ¿y tú?--No… yo me tengo que quedar. Es una lástima, porque la verdad detesto estas cosas, pero no puedo irme hasta que las muchachas con las que vine se vayan. Yo ni siquiera conozco bien por aquí.--¿Andas de vacaciones? ¿o qué?--Algo así – Rebeca dejo escapar una sonora carcajada. Wendy, a punto del desmayo, los veía a través del cristal de la ventana- tengo apenas unos meses por estos rumbos. Pero no creas, a mi se me hace que la regué, si abundan los clientes, pero son muy pichicatos, o de plano cachucheros. Y yo trabajo por negocio.--Pues cuando quieras, mi alma… yo soy César ¿Cómo te llamas?--Dime “mi alma”, se te oye muy bonito.El hombre no era alguien físicamente agraciado, pero la actitud de la mujer no le resultaba extraña. Varias de sus colegas se le acercaban frecuentemente de la misma manera, por el ansia de dinero, o por la satisfacción de ser “la de planta” del delincuente. Además, la mujer era de su gusto, delgadísima, de estatura media, bien formada y de lindas facciones, según los lentes que portaba le permitían apreciar. César no dejó escapar la oportunidad de contar una nueva conquista.--Pues… dame tu número, y un día de estos… te invito a tomarnos una cerveza, como amigos.--Mejor dame el tuyo… y cuando seamos amigos, te doy el mío. No se te vaya a perder y me quede con las ganas… de la cerveza.La manera provocadora de la desconocida, era algo que César no resistía. Le extendió un papelito escrito en tinta azul, mientras le decía.--Cuídalo mucho, no se te vaya a perder a ti… y los dos nos quedemos con las ganas…La gente ya comenzaba a alistarse para partir en el cortejo. Los hombres subieron a su automóvil, encendieron el estéreo del vehiculo en actitud retadora, y partieron haciendo toda la bulla de la que eran capaces. Wendy salió temblorosa y se llevó a Rebeca a una parte mas privada.--¿Qué fue lo que hiciste? ¿De plano te volviste loca? Si ese tipo te hubiera reconocido, hubiera acabado con todos los que estábamos aquí.--No seas idiota, Wendy… hice lo mejor que pude para acabar con las sospechas de este desgraciado. Además así no voy a necesitar a nadie más para colarme entre ellos.--Rebeca ¿Qué tramas? Ya fue suficiente… por favor, vuelve en ti.--Vámonos… es hora de sepultarla.El cortejo hacia el cementerio resultaba surrealista. Una veintena de personas caminaban tras la carroza fúnebre lentamente mientras rezaba un rosario, prostitutas con vestido de duelo, de labios pintados de rojo encendido y zapatos altos. Homosexuales amigos, que en señal de respeto, vestían lo mas masculino que les era posible. Encabezando el cortejo, doña Martha, vecina de Tina dirigía los rezos mientras deslizaba las cuentas del rosario de madera entre sus dedos. Las amigas cercanas de Tina se tomaban de las manos, o se abrazaban tratando de aligerar el dolor que sentían por la partida. Y al final de todas, Rebeca, pretendiendo que nada le sucedía. La gente salía a sus puertas para observar el sui generis acompañamiento. Durante el trayecto, incluso se llegaron a escuchar algunas risitas disimuladas de los espectadores, pero lo mas absurdo fue escuchar a un niño decir al verlos pasar.--Mamá, ahí viene la carroza del joto del periódico.--Cállate, mocoso… y métete pa dentro… que ora si te voy a castigar pa que aprendas a respetar.Los comentarios y las burlas que estaban recibiendo terminaron de mellar el espíritu de Rebeca. Quería gritarles, callarlos, decirles que en todo caso, Tina resultaba más digna que todos los que miraban esos instantes como si fuera un desfile de zoológico de circo. Tras llegar el momento en que todas se despidieron, solo Wendy y Rebeca quedaron a un lado de la tumba. Sin más testigos, la Güera lloró todo lo que se había contenido. Wendy tomó a su amiga por el brazo y le indicó.--Vámonos, manita, tienes que descansar… Como tú dices, ahora si va a estar más difícil que César sospeche nada. Y hay que descansar para desocupar la casa de Tina, el dueño fue hoy a preguntar quien se iba a hacer cargo de entregarle, y lo mejor es que sea yo ¿Quieres que pida un taxi?Rebeca negó con la cabeza. No podía articular palabra. Mientras se alejaba de la tumba un frío brutal se apoderó de su cuerpo. Ya no había marcha atrás. Lo único que invadía cada célula de su ser era el deseo de venganza.Wendy debía salir a trabajar, Rebeca se quedó sola en la que anteriormente llamó su casa. Una botella de Tequila a la mitad y una cajetilla de cigarros eran su única compañía. Las fotografías de Tina estaban regadas por el piso. Era casi la medianoche cuando Rebeca decidida, echó el cronómetro a andar.--Hola ¿Eres César? ¿Te acuerdas de mí? Quedó una cerveza pendiente entre nosotros. Estoy de fiesta, y creo que eres el mejor invitado que puedo conseguir… dime donde nos vemos… Ok, voy para allá. En 20 minutos.Rebeca se incorporó del piso trabajosamente. Se dirigió al baño y lavó su rostro para retirar el maquillaje corrido por el llanto. Tomó la pistola que celosamente guardaba dentro de su maleta y después de asegurarse que estaba cargada, la ocultó en su bolso. Antes de retirarse de la casa, quiso cumplirle un último deseo a su mejor amiga. Abrió la agenda de Tina y buscó cuidadosamente el último número anotado. La llamada no tardo en enlazar.--Por favor, comuníqueme con la señora Andrea… Dígale que la busca Ángela, ella ya sabe quien soy.--Lo siento… la señora Andrea no puede venir al teléfono, pero déjeme su número y con gusto se lo doy para que ella le llame.--No, gracias, solo dígale que le marqué.Salió de la casa vestida de negro. Se perdió entre la oscuridad de las calles, avanzando lentamente hacia el último encuentro. César la estaba esperando afuera de su auto para tomar el fresco. Cuando lo tuvo justamente de frente Rebeca detuvo su marcha. César quiso avanzar a su encuentro pero ella lo increpó.--Es tarde, ¿verdad?--Hola, mi alma… ¿Cómo estás?--No muy bien… pero me da tanto gusto tenerte de nuevo enfrente.--Tú dirás, pa que soy bueno…--Necesito que me escuches… a final de cuentas no es largo lo que tengo que decirte.Rebeca se acercó a el, y se recargó en el cofre del vehiculo de César.--Regálame un cigarro…--Los que gustes, lindura.Ella abrió su bolso mientras que César buscaba en las bolsas de su pantalón la cajetilla. La Güera se apretó contra la cintura de Cesar fuertemente y sonó un disparo, al tiempo que la voz de mujer decía--Me encontraste César… soy yo, Rebeca… la que se chingó a tu hermano…El tiro había entrado por el lado izquierdo del torso de César, quien había tenido una reacción tardía a lo sucedido. Con las fuerzas que le quedaban al herido, ambos forcejearon, cayendo al suelo. La pistola quedo en las manos del narcotraficante, quien disparó una vez tras otra sobre el cuerpo de la mujer. Ahí, a mitad de la noche y de la calle, ambos murieron un par de minutos después. La muerte había sido justa. Ambos perecieron a manos de su peor enemigo, y los dos cobraron venganza. El último sonido que Rebeca iba a escuchar era el de su celular sonando repetidamente. Del otro lado, Andrea, quien había tomado el número del identificador de llamadas, era persuadida por su esposo.Mujer ¿vas a seguir marcándole toda la noche? Te aseguro que pronto vamos a tener noticias de ella… además ¿Qué le vas a decir?--Amor… sólo quiero escucharla…A primera hora de la mañana, Lobo se había levantado al escuchar al gritón que anunciaba el periódico del día a todo pulmón. Bajó de inmediato, y se encontró de nuevo con el encargado del hotel quien había entrado con el diario en mano. El titular del diario con grandes letras rojas se leía “La Barca se tiñó de sangre, dos amantes muertos a balazos”. Bajo el titular, las fotografías de César y Rebeca daban fin a la investigación de Lobo, quien después de lo que había averiguado, supo que la reseña de los hechos era del todo falsa.--¿Cómo ve, señor? Otros dos muertitos más… si le digo que aquí ya no se puede vivir… ¿Va a querer algo de desayunar?No, joven… sólo prepáreme la cuenta… no tiene caso seguir en este lugar.---NOTA DE FRANCOISE DE LA ROUE: Sí, así fué.
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Comentarios

  • FRANCOISE !!
    que sientes de terminar estas emocionantes aventuras y tenernos a todas con la boca abierta y con la "sosobra" (como diría mi abuelita) cada vez que te leemos !!!
    INCREIBLE......sinceramente me ha gustado tanto tu trabajo, ojalá pronto pueda aplaudirte junto con todas mis compañeras cuando el libro esté listo y todas sepamos quien eres.....

    Felicidades sinceras, y gracias por estar en éste camino con nosotras !
    que dios te siga bendiciendo con tu talento !
  • Apreciada Francoise:
    Es un honor haber compartido esta aventura literaria contigo... tienes todo nuestro respeto y admiración. La historia estuvo siempre muy bien ambientada y manejaste el suspenso con singular maestría. ¡Fue un auténtico placer leer de cabo a rabo cada uno de tus textos!
    Cecy
  • MI QUERIDA ESCRITORA.....

    Gracias un millón de gracias, por compartir esta maravillosa historia, te dejo un APLUSO de una hora, jajaj ya me duelen las manos de aplaudir , pero te lo mereces, ya la termine de leer a mi esposo, por eso aproveche para dejarte mis dos comentarios hoy.

    BRAVOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

    MI ESCRITORA

    BRAVOOOOOOOOOOOOO..

    EXCELENTE....
  • UFF NO PUES SI MUY INTERESANTE FINAL....FELICIDADES POR TUS ESCRITOS Y SOBRE TODO....POR ESAS GRANDES EMPRESAS .....ESO Y MAS TE MERECES SUERTE, ME ENCANTAN SEGUIREMOS LEYENDO ALGO MAS A VUELTA DEL SEGUNDO BIMESTRE PARA ESTAR AL PENDIENTE?
  • Felicidades Fracoise, eres maravillosa, MUCHAS FELICIDADES !!!
    Por algo estás llamada a las empresas mayores, como bien dice Memo.
    Estaré esperando con ansia el inicio del 2o semestre con una nueva historia!!!
    Un abrazo !!!
  • Sí, me gustó el final. Felicidades.
  • Muchas felicidades Francoise, realmente excelente y muy bien terminado, muy justo para la historia del personaje. Me encantó. Excelente saga que merece ser publicada. Un fuerte abrazo
  • Felicidades Francoise.
    Muy impresionante tu trabajo de principio a fin. El final me gustó, es mejor retirarse con dignidad.
    Saludos
  • Estimada Francoise,
    genial, espero pronto tener el gusto de ver tu trabajo enmarcado en una linda portada. ¡Muchas felicidades! Me gustó mucho el final que escogiste para Rebeca, me parece digno final de una mujer intrépida y temeraria. Un abrazo,
  • Felicidades Francoise!!!, Y como dice nuestro maestro Memo, eres una gran revelación. A mí sí me gustó el final porque creo que Rebeca hubiera preferido la muerte que la cárcel. Estaremos a la espera de tus siguientes trabajos.


    Un cariñoso abrazo
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