En casa no había muchos libros, pero de manera casi mágica las lecturas fueron apareciendo en mi vida. Antes de los diez años ya había leído la Biblia, los cuentos de hadas clásicos, los mitos grecolatinos y los cuentos y leyendas de la India. Sana ya, me mudé con mi familia a una finca en Mérida Yucatán donde vivimos más de diez años cultivando legumbres y haciendo queso de cabra. Con el dinero que me daban por cada caja de chile habanero cosechada, me compré todos los clásicos juveniles que pude. Durante las noches, antes de dormir, les narraba a mis hermanas alguna historia que surgía en mi mente. Esta linda costumbre duró varios años.En la adolescencia llené muchas hojas de mis diarios, compuse enormes cantidades de poemas sentimentales y de rima fácil, y siempre escribí cartas. No pude estudiar el bachillerato a la manera tradicional porque volví a enfermarme, pero lo hice en el sistema abierto, estudiando mientras pastoreaba cabras (se logra con algo de práctica) y experimentando una enorme mejoría en mi salud al contacto de la naturaleza y la soledad.Cuando llegó la hora de decidir qué carrera estudiar, me mudé a la capital de mi estado, Mérida, y fui parte de la primera generación de la Licenciatura en Lengua y Literatura. Tuve muy buenos maestros, leí muchísimo y mejoré mi expresión escrita: de ensayos principalmente. Pero no me sentí, en ningún momento de la carrera, motivada u orientada a escribir textos imaginativos y poéticos.Algo que sí me motivó fue cursar, durante los fines de semana, un Diplomado en Filosofía Crítica y Creativa, un verdadero oasis para mi necesidad de expresión. Terminando el diplomado, que duró un año, fui invitada a trabajar en el Centro educativo Piaget, una preparatoria con un elevado nivel académico. La directora me dio luz verde para diseñar a mi manera el Taller de Lectura y Redacción que impartí durante siete años. Ahí aprendí que se enseña a escribir haciendo escribir, y que para motivar a los adolescentes, me servía muy bien acudir a los pretextos lúdicos, a su experiencia personal y a la atención a sí mismos y al entorno por medio de sus sentidos.En el taller de creación literaria y periodismo, que he impartido en la misma institución por ocho años, he confirmado estos descubrimientos. Y a partir de julio de 2009 los empecé a compartir en mis blogs Albricias y Difícil de Juglar."Escritora contagiosa, docente promotora de la práctica de la escrituray comunicadora, desde sus inicios en las letras tuvo la oportunidad de publicar sus artículos en los principales periódicos locales: El diario de Yucatán y Por Esto; y en las revistas culturales de la localidad: Navegaciones Zur y Camino Blanco.Durantes sus años como docente en el Centro Educativo Piaget, ha tenido la satisfacción de ver a sus alumnos disfrutar y desarrollarse en la escritura creativa, así como ganar importantes concursos nacionales de cuento y poesía. Una de sus grandes satisfacciones es saber que muchos de ellos deciden continuar sus estudios en áreas relacionadas con la comunicación, el arte y el lenguaje.Como experta en redacción y gramática, ha llevado sus cursos para adultos a instituciones como el Gobierno del Estado de Yucatán, el Ayuntamiento de Mérida, La Secretaría de Educación Pública, El equipo formativo del Programa Nacional de Lectura, entre otros.Se inició como blogger desde el 2005, pero fue hasta el 2009 que combina esta actividad, con una importante presencia como literata en las redes sociales Facebok y Twitter, formando comunidad con gente enriquecedora tanto humana como creativamente.
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