¿Cómo te va en la vida?, ¿qué tan justa es contigo? Todo depende desde dónde te observes. Hablar de justicia es complicado porque como determinamos su existencia a partir de nuestra experiencia, lo que es justo para uno, para el otro no lo es.
John Stacey Adams, en su teoría de la equidad, se enfoca en el campo laboral, pero bien podría aplicarse a otros ámbitos de la vida y todo se resume a ¿qué percibes que das?, ¿qué recibes a cambio?, ¿qué logros tienes a partir del esfuerzo realizado?
A veces te comparas contigo mismo en situaciones distintas: pasado vs presente: “…es que yo antes estaba mejor que ahora”, aunque olvidas los detalles del contexto. ¿Por qué si estabas tan bien, decidiste ciertas cosas que te colocan donde ahora estás?
En otros momentos te comparas contigo pero en situaciones similares. “…en donde trabajaba ocupaba un puesto muy parecido a éste y sin embargo, hoy gano mucho mejor”, lo que quiere decir que no todo es pérdida. En esa comparación, a veces sales ganando y en otras perdiendo.
Si no te vas al pasado, podrías considerar si lo que hoy tienes, lo que hoy ganas, como hoy vives…satisface tus necesidades y te permite tener una vida digna, lo que te daría satisfacción; aunque no deseches las ganas de mejorar. La diferencia es que no luchas desde un sentimiento de frustración, sino con la ilusión de seguir conquistando territorios.
Lo más difícil es cuando te comparas con otros, porque siempre eliges a aquéllos, a quienes, según tú, les va mejor que a ti. “es que tiene una pareja tan atenta”, “es que gana tanto dinero”, “es que siempre está feliz”… Probablemente sea la peor de las comparaciones porque no ves a ese otro como un todo, con defectos y virtudes, con altas y con bajas, no; ves sólo la parte que deseas y de ti también, y es quizá la peor parte.
No pueden existir comparaciones entre personas, circunstancias y realidades diferentes, porque jamás estarás satisfecho.
Busca la motivación intrínseca para que dejen de preocuparte las injusticias del mundo; encárgate de encontrar tu vocación, de realizar lo que te apasiona, de moverte de empleo cuando ya no te llene, de ahorrar para tu futuro, de establecer prioridades en tu vida, de acercarte a los que amas, de sembrar relaciones sólidas, de servir a otros y mucho más.
Si te ocupas de ti, no tendrás tiempo de estar observando lo maravilloso que es el mundo para los demás y lo injusto que es contigo. Toda tu energía estará canalizada a establecer y trabajar para lograr tus metas.
No esperes a que la vida te haga justicia: tómala en tus manos.
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