En la década de los 60, Douglas McGregor escribió “El lado humano de las organizaciones” de donde emergen las teorías “x” y “y”, que hablan de dos tipos de personalidades opuestas. La persona “x” que reniega de su trabajo, sólo permanece en él por la necesidad económica, evita las responsabilidades y prefiere tareas rutinarias; en cambio, la persona “y” es proactiva, entusiasta, comprometida y le gusta hacerse cargo de nuevos proyectos y responsabilidades.
Bajo la perspectiva de estas teorías caemos del lado “x” o del lado “y” y así será nuestra actitud, incluso fuera del ámbito laboral. Una de las críticas a esta teoría es la falta de consideración de los factores ambientales, es decir, lo que puede hacer una organización para transformar al empleado “x” en “y”, a través de múltiples sistemas motivacionales; sin embargo, siendo realistas, muchas empresas hacen exactamente lo contrario: convierten a las personas “y” en “x” cuando el reconocimiento es nulo, cuando el sueldo es ínfimo, o cuando no se percibe por ningún lado la posibilidad de ascender en la línea jerárquica. Esto hace que, ante la necesidad de tener un empleo, las personas se queden, pero con un nivel de frustración que las conduce al síndrome del “burn out”, esto es, una sensación total de agotamiento que les hace sentirse atrapadas en su problemática. Desprecian su trabajo y a la empresa, no desarrollan lealtad, ni identidad organizacional y se dedican a contaminar a los demás, haciéndoles saber que la empresa es explotadora, abusiva y que nunca cumple lo que promete a través de sus directivos en los discursos de fin de año.
Este fenómeno perjudica a la empresa y aún más al trabajador. ¿Te has sentido alguna vez así? ¿Has tenido ganas de escapar y no logras decidirte? Y en casa, ¿tampoco estás a gusto?, ¿sientes que los demás no hacen nada por motivarte?... Explora tus emociones porque cuando esto es una constante, es posible que hayas caído en depresión, más que en desmotivación, y entonces requieres de apoyo profesional.
Si se trata de una desmotivación porque crees que todos deberían de darte razones para moverte, para hacer las cosas con entusiasmo y dar lo mejor de ti, es tiempo de que desarrolles tus propias técnicas de automotivación y no permitirte ser una persona “x”. Aquí tienes algunas ideas para lograrlo:
Ten siempre una meta a la vista. Los objetivos impulsan, hacen que hagas esfuerzos porque la expectativa es poderosa. Procura que sean desafiantes, pero posibles. Un objetivo demasiado ambicioso o lejano, contribuye a la desmotivación.
No te quejes. Es mejor agradecer. Piensa en lo que sí tienes y no en lo que te falta. Las quejas alimentan de pensamientos negativos el cerebro, y el resultado es estar de mal humor y pesimista.
Felicítate y prémiate. Piensa en todo lo que haces bien y apréciate por ello; descubre todo lo que mereces y regálate lo que consideres significativo para sentirte mejor.
Mantente en contacto con los demás. Las relaciones interpersonales son una excelente receta para divertirte, conversar y olvidar la negatividad que trata de instalarse en ti.
Ten un espacio personal en casa. Así sea un lugar muy pequeño pero tuyo, donde puedas leer algo que te agrade, ver tu serie favorita, revisar tus redes sociales, o simplemente descansar. Date el gusto.
Acepta los cambios con gusto. Son siempre experiencias, portadores de aprendizaje y traerán algo bueno a tu vida. No te resistas esperando lo peor.
Cuida de algo o alguien. Crea tu huerto en casa, cuida una mascota, inicia un proyecto de remodelación “hazlo tú mismo”…en fin, ocúpate para no tener tiempo de renegar o deprimirte.
Comprométete contigo mismo. No lo hagas con tu jefe o con la empresa para la cual trabajas; hazlo por ti y por los valores que te han acompañado a lo largo de tu vida.
¿Cuál es tu técnica de motivación? ¿Eres una persona “y”, o prefieres ser “x”?
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