Para responder a esta pregunta es necesario tener claridad sobre la implicación del término “guerrera”. Tiene una relación directa con la batalla, el enfrentamiento, lo bélico. Algunos diccionarios lo vinculan con el soldado y hasta con el mercenario, aunque el objetivo del enfrentamiento es lo que hace la diferencia.
El término, por supuesto, hace también alusión a la valentía que se requiere para enfrentarse al enemigo y deambular por terrenos inhóspitos, respirando profundamente para no resquebrajarse ante el ataque, ante el peligro.
¿Cómo se sentirá una persona que está constantemente expuesta a situaciones de este nivel de complejidad? Debe ser agotador que se te mire como a una guerrera, que se espere de ti siempre reaccionar como un soldado, o peor aún, sentirte siempre una estratega en medio del campo de destrucción.
Libérate de tanto estrés. Si has pasado por momentos difíciles, de grandes decisiones, lo has hecho con tu inteligencia y tu intuición, a veces dando “en el clavo” y a veces desatinando, como cualquier ser humano. Que a veces tus cargas de trabajo son fuertes porque eres esposa, mamá y profesionista… es verdad, pero tu presente es consecuencia de tus determinaciones pasadas; y eso no significa que si te equivocaste hoy debas pagar por ello, sería mejor enfocarte en las grandes satisfacciones que te deja ser madre, esposa, hermana, profesional en tu campo, con todo el esfuerzo que cumplir con esos roles implica, sobre todo, si has decidido entregarte a ello por sobre todas las cosas, sin pensar en ti. Encuentra el tiempo de estar contigo, de cuidar de tu mente, tu cuerpo y tu alma; date la oportunidad de relajarte y divertirte, para que no sientas esas tareas como una enorme cruz que vas cargando sobre la espalda; que te hace desfallecer y que debes levantarte a pesar de todo para demostrarle al mundo que eres una gran guerrera.
Si quieres identificarte con una guerrera, entonces que sea de luz, colmada de valores, es decir, un bushido, como lo expresa el código samurái, que se apoya en estos siete principios:
- El coraje como camino hacia la libertad. Un coraje que no es sinónimo de rabia, sino de inteligencia y fuerza para vencer las ataduras del miedo y realizar grandes cosas en tu vida.
- La cortesía, como sinónimo de respeto a tus amigos y oponentes, sin importar las circunstancias.
- La compasión traducida en hechos; reflejada en la solidaridad y la convicción de que dar, es lo mejor que puede ocurrirte en la vida.
- La justicia, para aprender a diferenciar lo justo de lo injusto; para consultar al interior de tu corazón lo que es correcto.
- La lealtad, ante todo, contigo misma. Ser fiel a tus creencias y principios para que ninguna tentación mundana te doblegue.
- La sinceridad, sabiendo que tu palabra es más valiosa que cualquier documento que firmes en compromiso.
- El honor, para cumplir con tu deber, para alejarte de la vergüenza o el arrepentimiento. El honor para ser una mujer íntegra.
Si quieres ser una guerrera o te agrada que la gente te identifique como tal, sé entonces una guerrera en espíritu, sin sumisiones, ni sacrificios; sino con la plena convicción de cada paso que das, conduce a tu realización y felicidad.
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