RAQUEL SCHLOSSER
Rectora y Fundadora
INSTITUTO DE ESTUDIOS
TRANSGENERACIONALES
Terrorismo social
La vida de un niño inocente abre ahora los ojos en los medios y es noticia.
Ese niño asesino y asesinado es el representante de muchos silencios, especialmente el que se ha ejercido en relación a las mujeres. Nadie esta excento. Pudo haber sido el compañero de banca de cualquiera. Se cuenta con suficiente evidencia en el sistema escolar y en las familiar y se sabe que es un veneno seguro.
Los conflictos severos de violencias en la comunidad educativa, pueden ser los portadora de una problemática encubierta más generalizada, de violencia sintomática, ya que nos encontramos ante un problema de dimensiones no conocidas y cuya temporalidad y espacialidad son indeterminada.Las violencias de género y sociales son una preocupación nacional e internacional, no solo se han perpetuado sino que surgen cada vez nuevas formas.
Le nombro Terrorismo Social, porque sucede en el entorno de la vida cotidiana, no hay protección alguna, ataca en condiciones de indefensión, lo hace desde el anonimato, con personas cercanas, testigos y víctimas lo encubren por miedo, se esconde en el ámbito de la vida privada y es un secreto en la vida pública. Surge repentinamente y no hay como defenderte, ni por su cercanía, ni porque a veces están mezcladas lealtades y sentimientos de afecto.
Impacto económico de las violencias
Los costos económicos de las violencias son altísimas al Estado, un país con violencia no puede avanzar.
“El impacto económico de la violencia en México ascendió a 5.16 billones de pesos (US$268asesino millones de dólares) en 2018. Esta cifra equivale al 24% del PIB del país y representa un aumento del 10% en relación con 2017”(Indice de Paz, 2019 ).
Las cifras representan los mínimos. Existen innumerables costos que solo son visibles mas que a través de sus consecuencias y no están cuantificadas en los indicadores. Las víctimas de la violencia pueden numerarse, pero los daños que padecen a largo plazo en su salud mental, la transmisión del mismo entre generaciones, daños a largo plazo que no pueden contabilizarse y son exponencialmente mayores. Las cifras calculadas son el mínimo medible, lo cual agrava el panorama.
Impacto escolar de las violencias sociales y de género
El impacto es devastador para que en México se dedique un presupuesto especial a ENDHIRE que es la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares en 2016. Ofrece a la sociedad y al estado información referente a las experiencias de violencia de tipo físico, económico, sexual, emocional y patrimonial, que han enfrentado las mujeres de 15 años y más en los distintos ámbitos de su vida (de pareja, familiar, escolar, laboral y comunitario) y recopila información, sobre los agresores y los lugares donde ocurrieron las agresiones.
De las mujeres que han asistido a la escuela, 25.3% enfrentaron violencia por parte de compañeros, compañeras y maestros, entre otros, durante su vida de estudiantes. Las más frecuentes fueron las agresiones físicas (16.7%) y sexuales (10.9%).Entre las mujeres que asistieron a la escuela en los últimos 12 meses, 10.7% fueron agredidas sexualmente. (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2017)
Las encuestas, que son muy útiles, miden lo visible y recordable. No obstante hay daños invisibles como los de las mal nombradas víctimas indirectas de delito, que son las y los testigos que ha sufrido daños por tener una relación inmediata con la víctima directa del delito, o tan solo por haberlo presenciado, padecen también de secuelas que son incuantificables sobre todo porque no son tomadas en cuenta. Estamos frente a un problema con consecuencias a la largo plazo en el sistema familiar, educativo, comunitario, político, de salud, psicológico y de justicia.
Subrayo. Los costos de las violencias de género y social son incuantificables porque impactan el día a día. Afectan el aprovechamiento escolar, la salud física, las relaciones laborales, el rendimiento en el trabajo, exponen a conductas de riesgo, desgarran a las familias y afectan la red de afectos y de consanguinidad.
Los costos invisibles de las violencias
El impacto de la violencias de género llega al cuerpo también es demoledor. El stress sostenido en la cotidianidad afecta la química de los procesos cerebrales, y no le permite el descanso, lo mantiene en alerta y generan trauma, que deja cicatrices a largo plazo. Altera los procesos mentales, merma la capacidad de relacionarse.
Recientes estudios de epigenética realizados en universidades importantes, comprueban que la violencia sostenida en el tiempo altera el ADN y lo trasmite a las siguientes generaciones, por lo cual la herencia de la violencia social tiene un efecto heredado.
El impacto de las violencias deja huellas profundas multigeneracionales con efectos intrapsíquicos, intergeneracionales y transgeneracionales que afectan la salud mental a largo plazo. Regulan también de manera invisible la forma de traducir la interacción humana, alteran la percepción, guardan sentimientos ocultos de venganza y culpa, también crean compromisos secretos de lealtades familiares y culturales.
La exposición constante a las violencias prepara los ingredientes para desarrollar enfermedades mentales y cuadros patológicos difíciles de tratar. Las consecuencias de las violencias generan un problema endémico, sistémico y sobre todo que afecta la salud mental. Hiere la convivencia pacífica en la vida cotidiana, altera la subjetividad, deteriora la autoestima, impacta sobre el bajo aprovechamiento académico, desmiembra las familias, merma las relaciones sociales dentro de los planteles escolares, y más.
Invertir en la prevención de las violencias en este grupo de población para evitar que su bienestar se constriña, y realizar programas de conciencia de paz con base en el conocimiento profundo de los riesgos a su salud mental, es invertir en el futuro de las comunidades y en el largo plazo. Es un problema que no tiene ni frontera ni tiempo y su forma solo se puede observar a partir de las consecuencias. Las y los jóvenes estudiantes serán personas que se convertirán en engranajes de una sociedad como dirigentes, líderes, padres y madres, parejas, trabajadoras, emprendedoras, buócratas, desempleadas, narcotraficantes, empresarias, políticas, profesionales, etc.
Embajadas de Paz Autogestivas en bachilleratos
con la perspectiva de la Psicología Transgeneracional
Mi reto fue pensar en como iniciar el camino hacia la paz profunda. Desarrollé un modelo para crear Embajadas de Paz con Jóvenes dentro del sistema escolar en bachilleratos, que también funciona para las sociedades de alumnas/os en las universidades, con un enfoque innovador desde la Psicología Transgeneracional (que es una nueva profesión en México), y con nuevos paradigmas. Las dinámicas permiten ingresar en la información encriptada de las violencias de género así como de sus patrones repetidos en el tiempo. Partiendo de la información generada, construí la metodología para la formación de las Embajadas de Paz en el sistema escolar que tienen como ejes rectores la Amistad, la Otredad, la Colaboración, la Reciprocidad.
El diálogo entre disciplinas es una condición inminente por la multiplicidad de aristas que tiene la violencia que es multifactorial. Las investigaciones sobre su impacto, el estudio de la memoria desde la sociología, la psicología social, la comprensión de algunos psicoanalistas sobre el trauma multigeneracional, la visión de la Psicología Transgeneracional, la perspectiva de género, y la filosofía aportan elementos de inspiración para la creación del modelo.
Busqué en las bases de datos las investigaciones serias sobre los efectos de las violencias. Salí con las manos llenas y con el corazón roto. Las consecuencias a corto, mediano y largo plazo, advierten que la violencia es un arma letal, la violencia social y la de género son mortales y las estadísticas lo gritan.
Mi país me duele con los datos duros y con la noticias diarias.
Realicé un piloto del primer segmento del modelo con setecientos alumnas/os para descubrir la permanencia de las violencias en el tiempo en su comunidad. Las comunidades educativas con las que trabajé eran las portadoras de una problemática encubierta más generalizada en su comunidad y su estado, de violencia sintomática. Probé con seiscientos profesores el segmento que les corresponde en el proyecto para formar alianza compasiva y comprensiva dentro de los planteles. Afiné el modelo para desarrollar la Guía de constitución y funcionamiento de las Embajadas de Paz , para lo cual ingresé a un doctorado que me obligó a darle su espacio y el tiempo que requería de reflexión y de teoría. Desglosé la metodología paso a paso, además de armar un marco conceptual sólido e integré su sistema de autoevaluación. El Modelo esta maduro para capacitar a profesionales con el perfil que se requiere.
Las violencias de género se han transformado en trauma social que ya ha cobrado facturas insostenibles y sigue empeñando el futuro.
Nos encontramos ante un problema de dimensiones no conocidas. El alumnado nombró más de ciento treinta formas de violencias a las que han estado expuestos, y las que también padecieron sus abuelas. En la línea del tiempo eso representa Cien Años de Violencias similares, más las que aporta el mundo digital. Su día a día esta por todas las palabras que describen la violencia que podría conjuntarlas en un libro llamado Diccionario del Asesinato Lento de las Almas.
Busco cómplices
La Conciencia de Paz esta excluida de los rincones educativos. Funcionamos siempre atrás de las violencias tratando de reparar el daño, que es un mal necesario. El focalizarse en la prevención permitiría tratar de empezar a tomar vuelo, porque venimo desde muy atrás.
Busco socios para la educación emocional profunda, para re-imaginar.
Me siento comprometida en cooperar para tener una convivencia pacífica, y restablecer el vuelo de cada uno de esos muchachos y muchachas a quienes la indiferencia institucional les arranca las alas.
Busco socios-cómplices para sanar esta herida que me sangra, a mi y a mi México. Toqué puertas y voy a segur haciéndolo. No voy a parar hasta encontrar a quienes tengan la voluntad política en el medio gubernamental y en el medio internacional, y la responsabilidad ciudadana en el medio privado, para construir Embajadas de Paz en el ámbito educativo de los bachilleratos y universidades.
Hay camino andado, pero no basta. Si queremos que se revierta se requiere una visión disruptiva que permita alimentar la conciencia de paz al hacer lazos de comunidad, visibilizar las violencias en la línea del tiempo, reflexionar sobre sí mismos, imaginar alternativas reales de revertir los efectos de las violencias, impulsar formas creativas de pensarse, apropiarse de la realidad compartida, pensar en la Otra persona , realizar pequeños cambios en su vida cotidiana concreta. Darles herramientas para reimaginarse, para construir paz profunda a través de convertirse en embajadoras/es.
Termino con una anécdota personal. Bert Hellinger (creador de las Constelaciones Familiares y mi mentor) estuvo en la casa el 10 de mayo de 2006. Mi hija de entonces 11 años, de la misma edad que el chiquito que mató y se mató, presentó un trabajo sobre alguna personas que hubiese hecho algo bueno para cambiar el mundo (Tikun Olam se dice en hebreo). Por primera vez le expliqué con palabras accesibles lo que hacíamos por la conciencia de paz en el trabajo multigeneracional, las cicatrices que la discriminación y los prejuicios dejan en la humanidad, lo interminable de los efectos nocivos de las guerras y el tatuaje de dolor y vergüenza de la violencia de género.
Lo sintetizó con sus palabras y le dijo a Bert:
Ya entendí lo que es la violencia.
Es cuando una bala mata a dos,
el cuerpo de la víctima y el alma del asesino.
Ella tenía la misma edad que el chiquito que mató y se mató, solo 11 años.
Esta vez las balas de un niño, nos mató a todos el silencio
Busco cómplices
Raquel Schlosser
schlosser.raquel@gmail.com
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