La vida y la obra de Elsa Morante es más que fascinante. Nació en Roma un 18 de agosto de 1912 y por eso la Feria del Libro del Palacio de Minería celebra en forma muy especial el 100 Aniversario de su natalicio.
Una gran mujer que provenía de un medio familiar de muy escasos recursos económicos, pero que no obstante esa limitación valoraba la cultura, quizá porque su madre, Irma Poggibonsi, era maestra de la escuela primaria, por cierto de origen judío. Su padre, Agusto Morante, de origen Siciliano, era asimismo educador en un reformatorio de menores. Tuvo dos hermanos, Aldo Marcelo y María, que como suele suceder fueron en un inicio compañeritos inseparables de juego y luego, rivales por querer alcanzar el primer lugar en el seno de la familia. Es muy probable que esta relación ambivalente y de muchas maneras conflictiva que estableció con ello,s alimentó la competitividad y le despertó un deseo inmenso de destacar. Casi niña empezó a escribir tanto cuentos como poemas y relatos. Su madre la apoyó siempre porque advertía y tenía una enorme confianza en su talento Pero por otra parte esta mujer amorosa tuvo también una conducta extraña y que años después dañó a Elsa de forma tajante. Así, ella nos cuenta que al constatar que Doña Irma no podía embarazarse de su marido, estableció relaciones extramaritales con Francesco De Mónaco, quien solía ir de forma constante a casa de los Morante. Elsa observaba todos estos sucesos atípicos y no entendía bien a bien, todo lo que estaba sucediendo. Por eso, el misterio fue uno de los sellos de esa familia en donde además la hostilidad y distancia campeaban. Aparentemente el secreto se había guardado, aunque de vez en cuando se mencionaba la paternidad desplazada. En el seno familiar se le aceptaba a Don Francisco como un tío querido mientras que don Augusto pasaba como padre legítimo de los 4 hijos a los que les dio su apellido. Pasado un tiempo la madre confió ese terrible secreto a sus hijos, porque pensó que era una afrenta para su padre. Mucha veces Irma Poggibonsi ocultaba la impotencia de su esposo, aunque no desaprovechaba la oportunidad para ponerlo en ridículo y hasta causarle desprecio frente de sus hijos. Actos contradictorios a todas luces, y de cierto modo quizá con la finalidad de que su figura se agigantara, pero a fin de cuentas un fallido deseo, porque todo eso ocasionó grandes desajustes emocionales en la familia.
A Elsa la vino a salvar María Guerrieri Gonzaga, su madrina, quien además de ser una mujer rica y generosa se encargó de educarla en una hermosa villa ubicada en un área elegante de Roma, en La Via Nomentana Permitió a Elsa que tratara jóvenes que pertenecían a la burguesía, una clase social muy distante a lo que ella estaba acostumbrada. Durante mucho ese tiempo la escritora disfruto de lujos, quizá hasta podríamos decir que de excesos materiales así como mimos abundantes. Sin embargo, nunca pudo olvidar su origen y con mucha frecuencia se le revelaba el “Trasteveré” que era el lugar de donde ella provenía en realidad, totalmente opuesto y de comparación obsesiva entre ambos mundos. Curiosamente esto favoreció que Elsa comprendiera más a su familia y a tener un gran aprecio y reconocimiento por las personas sencillas.
Doña María fue tan espléndida que inclusive daba dinero a la familia Morante para que llevara a sus hijos de vacaciones durante el verano. Y por otra parte trataba de estimular el gran talento y creatividad prometedora de la escritora en ciernes. No quería que se distrajera con las grandes necesidades materiales de su familia.
Elsa aprovechó y todos los estudios superiores, aún cuando sintió la necesidad de ser más libre y tratar de vivir por su cuenta. No le importaba que fuera de una manera modesta, por lo que cuando se inscribe en la Universidad fue tan luchona que para ayudarse a pagar ella misma los estudios, apoyaba a algunos estudiantes a hacer sus tesis de licenciatura. Sin embargo, duro muy poco tiempo realizando tantas actividades a la vez ya que pronto tuvo que dejar de estudiar.
Podríamos entonces decir que su niñez y su juventud se caracterizaron por las dificultades económicas, pero al propio tiempo fue capaz de combinarla con una prolífica producción narrativa de reconocible calidad.
La Morante, escribió con la intención de publicar y de esa manera sobrevivir, gracias a su ímpetu juvenil pues desde los 15 años había destacado por su creatividad. Sus trabajos aparecían publicados igual y constantemente en revistas. Alrededor de los 20 años conoció a un crítico muy reconocido, Jacomo Debendetti, quien al leer sus trabajos quedó muy impresionado y enseguida reconoció ese gran talento narrativo. Apartir de ese encuentro empezó a escribir en la prestigiada revista “Il Meridiano di Roma”.
Era una mujer que no le gustaba hablar de su vida personal y evitaba al máximo ser entrevistada. Cuando en algún momento llegó a concederlas, decía que su vida era la literatura y que no era necesario hablar con ella, que todo estaba reflejado en sus libros, y era tan meticulosa que hasta las contraportadas de sus libros las redactaba.
Fue una escritora precoz de novelas cortas, cuentos y poemas, algunas para niños. Tenemos noticias de que muchas estuvieron dedicados a sus hermanos más pequeños para entretenerlos, y de esa manera mostrarles su cariño.
Es importante decir que su vida tomó otro camino cuando en 1941 casó con Alberto Moravia, que para ese entonces ya era un escritor muy reconocido. Se deducía que ese matrimonio le iba a dar un respaldo económico, que hasta ese entonces no lo había logrado, hecho que en parte le permitió dejar de escribir de forma tan apremiante.
Durante ese tiempo las letras para Elsa fueron fuente de satisfacción y reconocimiento.
Es importante decir que la relación entre estos escritores fue difícil, si bien tuvo su parte positiva, pues apresuró el éxito literario de la escritora. En sus inicios publicó la primera recapitulación de relatos con el título del “Juego Secreto”. Pero las dificultades de la pareja se exacerbaron al estallar la Segunda Guerra Mundial, y tuvieron que escapar de Roma. Vivieron en Capri del año 41 al 43 y más tarde en el sur de Italia, en un lugar llamado Sant’Agata. Moraria se enteró que estaba en las listas de las personas perseguidas por el régimen fascista a causa de su origen judío, y se fueron a los montes a tratar de refugiarse. Desafortunadamente llevaban mucho dinero y muy poca ropa o víveres lo que implicó sufrimiento. Meses más tarde Elsa regresó a Roma, porque el invierno ya estaba en todo su apogeo, y trató de conseguir abrigos para soportarlo. A la vez aprovechó para recoger el manuscrito de su primera novela que había titulado “Mensonga e Sortilegio” concluída justo en el momento en que tuvo final esa conflagración Mundial obteniendo por cierto el prestigiado premio Viareggio. Más tarde publica “La Isla de Arturo” y de igual forma fue premiada, ahora con el Stregga, posición que le permitió viajar. Ya en el 62 rompe su relación con Moravia, quedando como buenos amigos. Luego se enamoró locamente de un pintor americano Bill Morrow, quien era más joven que ella, pero muere él de una forma muy extraña, pérdida que le afecta de manera muy importante en su vida personal, emocional y hasta profesional.
Una época que propició muchas reflexiones en las que se percató incluso de que Moravia no fue tan generoso y afectuoso con ella. Todo esto lo escribió en un diario durante el año del 38 y concluyó que se trató de una relación entre dos personas independientes, dominantes y que finalmente compartieron poco, lejos de lo que había soñado. Moravia afirmó que sus vivencias con Elsa fueron tan intensas como complejas y que a momentos sintió odio y hasta había días en que deseaba que muriera.
Quisiera seguir escribiendo sobre esta gran mujer pero nuestro espacio no lo permite, por lo que en próximas entregas lo haré pues en verdad se trata de una mujer que mueve las entrañas y nos invita a reflexionar en los temas más profundos de la vida misma, al igual que nos deja muchas y muy valiosas enseñanzas.
Pero por lo pronto nos quedamos con la grandeza de esta mujer cuya obra luce desde el primer renglón hasta el último en cada uno de sus libros.
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Comentarios
PRECIOSA HISTORIA, GRACIAS ESPERO POR MÁS. SALUDOS.