Hay períodos en la vida de todo ser humano, dónde resulta conveniente hacer un alto en el camino, para evaluar si estamos transitando por el camino correcto o debemos enmendar el mismo.
Dicho de otro modo, se torna imprescindible evaluar el grado de satisfacción o insatisfacción que tenemos con lo que la vida nos devuelve.
Suele suceder que por temor a encontrarnos con una realidad que no nos gusta, postergamos una y otra vez ese encuentro con la esencia misma de nuestra persona, ahondando de ese modo el desencuentro con lo que pensamos y con lo que sentimos.
¿Cómo y dónde hacerlo? ¿Qué elementos necesitamos para disponernos a realizar un balance de nuestra vida?
Lo primero que tenemos que tener es actitud, que no es otra cosa que la disposición mental para abordar lo que nos está sucediendo día tras día y que por alguna razón, nos está sumiendo en un estado de angustia y desasosiego difícil de contener.
Sabemos que hay algo que no está bien en nuestra vida, pero aún no logramos visualizarlo con claridad, y eso es lo que nos lleva a sentarnos a tomar un café con nosotros mismos, habida cuenta que el café nos ayudará a que podamos realizar el encuentro con lo mejor de nuestra persona, y también a encontrarnos con nuestras debilidades, quizá las responsables de cómo nos estamos sintiendo.
Es un ejercicio maravilloso ya se los adelanto. Tomarse el tiempo para un encuentro con uno mismo, no es habitual, pues si tú revisas tu agenda de la última semana, verás que tienes una cantidad enorme de situaciones a resolver o que has resuelto, pero me animo a decirte, que muy probablemente tú no estés en esa larga lista de roles y obligaciones que has asumido.
¡!Éste es el momento pues en que debes disponer de un tiempo para ti!!
¿Qué te detiene, o porqué has postergado indefinidamente ese encuentro que nadie puede realizar por ti?
Es probable que sientas que si te dispones a tomar un café contigo mismo, aparecerán errores, decisiones incorrectas, o fallas en tu desempeño a lo largo de los últimos años.
Veamos…. Supongamos que todo lo que acabo de describir es así.
Tienes dos posibilidades bien claras:
- Dejas todo como está sin derecho a protestas.
- Inicias un proceso de reingeniería personal o de cambio, a punto de partida del análisis profundo de lo que te está sucediendo.
Te das cuenta que lo que te estoy sugiriendo es que adoptes una postura adulta frente a tus conflictos o frente a tus problemas. Nadie vendrá en tu ayuda para resolverlos, si tú no te dispones a enfrentarlos con coraje y con valentía.
Puede suceder que como consecuencia de ese balance y de ese análisis que realizarás, no puedas resolver tú por ti solo los mismos y debas entonces pedir ayuda especializada.
Ese pedido de ayuda no será una vergüenza para ti, sino que simplemente será la visión de un observador objetivo, que podrá darle a tus vivencias una interpretación diferente a la que tú hoy le das, al estar involucrado subjetivamente en él o los conflictos que te aquejan.
Sentarse a tomar un café con uno mismo, tiene la virtud de alejarse, de separarse transitoriamente de la vorágine de la vida cotidiana, para disponer de un breve tiempo para degustar el café, pero también para pensar en uno mismo, y pensar también en cómo seguir transitando por los caminos de la vida.
Sería aconsejable que todos hiciéramos este alto en el camino con frecuencia, por ejemplo una vez por semana, o una vez cada diez días, de modo de acortar los períodos dónde podemos haber vivido situaciones que nos agraden, o que nos invaden, y de ese modo poder preparar las respuestas adecuadas, sin acumular resentimientos que pueden culminar en odios irreconciliables.
Sí, hoy vivimos muy rápidamente, pero eso no quiere decir que vivamos bien, ni que vivamos mejor que antes. La tecnología nos permite comunicarnos instantáneamente a cualquier parte del mundo, pero estamos perdiendo progresiva y peligrosamente la capacidad de comunicarnos personalmente y decirnos aquello que nos gusta y aquello que no estamos dispuestos a tolerar, porque no está en consonancia con nuestros códigos éticos y morales.
Del mismo modo que en una empresa se realizan balances periódicos para apreciar cómo van dando los números, en la empresa que es la vida, también necesitamos café mediante, sentarnos a ver cómo están esos números y sobre todas las cosas, hacia dónde nos dirigimos en el futuro.
Esto es sumamente importante, porque la vida de desarrolla en los dos tiempos fundamentales que son el presente y el futuro, dónde nuestros proyectos, nuestras metas y nuestros objetivos pueden cristalizar en una realidad tangible.
El pasado que todos tenemos, forma una parte inseparable de nuestra historia personal, que nadie podrá cambiar, inclusive nosotros mismos. Pero no podemos permitir que aunque ese pasado tenga episodios que nos hayan herido o causado tristeza, pueda interponerse hoy para frustrar nuestros intentos de acceder al bienestar y a la felicidad también.
El desafío está planteado. ¿Cuándo tomarás tu café contigo mismo? Ahora que estás leyendo esta entrega, te sugiero con todo respeto que abras tu agenda y marques ya ese encuentro maravilloso del cuál puedo asegurarte no te arrepentirás.
Una vez que lo hagas verás que tiene cierto tono adictivo, pues querrás repetirlo una y otra vez, encontrando también en el marco de la soledad y del encuentro con la esencia misma de tu ser, el equilibrio emocional, la armonía y la paz espiritual.
Quizá quieras escribirme para comunicarme los resultados de ese encuentro que al principio puede ser un poco turbulento, pues se agolparán en tu mente, muchos pensamientos y muchos sentimientos encontrados. Pero una vez que comiencen a decantarse, sentirás el canto de los pájaros alrededor de ese lugar, que te estarán anunciando que tu brújula interna ha encontrado su norte.
Dr. Walter Dresel
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