Estimados Amigos (as):
Comparto algo de la pluma de Gurú Jim Rohn, respecto de vigorizar la mente y el alma siendo generosos con las personas con quien nos relacionamos, no importa que no formen parte de nuestro circulo cercano. Si te fijas, muchas personas tienen más cosas de las que necesitan para estar bien. A pesar de lo que parece no son tantos los objetos realmente indispensables.
Con seguridad en tu mesa hay una naranja, o una pieza de pan extra, que podría alegrar a muchos. Hay quien tiene la costumbre de acumular más y más objetos sin compartirlos con los demás. Esa es una persona mezquina. Tal actitud está acompañada siempre de egoísmo o falta de disposición para ayudar a los otros en aspectos importantes de su vida. Quienes no saben compartir llevan una existencia solitaria y aislada y se pierden uno de los mayores placeres: observar cómo disfrutan los demás el esfuerzo que se hizo por amor a ellos.
Por Jim Rohn El valor de la generosidad
Si buscas servir y hacer sentir bien a todos, eres digno de recibir lo mejor y estás reforzando este valor de la generosidad con esas buenas acciones que realizas; piensa que siempre puedes hacer algo más por las personas que están cerca de ti. Agradece por todo lo que tienes y recibes, dedica tiempo a quien lo necesita, desarrolla tu capacidad de dar y de descubrir ese espíritu de servicio que posees a favor de los demás. ¿No sería maravilloso estar motivado al éxito por una meta tan noble como la generosidad? En los primeros años de mi lucha por el éxito, mi motivación era algo con los pies en la tierra. Mi razón para tener éxito era más básica. De hecho, caía dentro de la categoría que me gusta llamar “razones esenciales”. Una razón esencial es una que cualquiera de nosotros puede tener en cualquier momento y puede causar un cambio en nuestras vidas. Poco tiempo antes de que conociera al Sr. Shoaff, un día me encontraba descansando en casa cuando escuche que tocaban la puerta. Fue un golpe tímido y vacilante. Cuando abrí la puerta miré hacia abajo para ver un par de ojos castaños fijos en mí. Allí estaba una pequeña y frágil niña de unos 10 años. Ella me dijo, con todo el coraje y la determinación que su pequeño corazón podría tener, que estaba vendiendo galletas de niñas exploradoras. Fue una presentación magistral, diferentes sabores, trato especial y solo dos dólares la caja. ¿Cómo podría alguien rehusarse? Finalmente, con una gran sonrisa y siempre con cortesía, me pidió que comprara. Y yo quería., cómo quería hacerlo. Excepto por una cosa. ¡Yo no tenía dos dólares! ¡Yo estaba avergonzado!. Yo era un padre, había ido a la universidad, tenía un empleo bien remunerado, y sin embargo no tenía dos dólares en el bolsillo. Naturalmente, no podría decirlo esto a la pequeña niña de grandes ojos castaños. Así que hice lo siguiente: Le mentí. Le dije: “gracias, pero ya he comprado galletas de exploradoras este año. Y tengo bastantes apiladas en casa”. Era algo que simplemente no era verdad. Pero fue la única cosa que pude pensar para salir de esa embarazosa situación. Y lo logre. La pequeña niña dijo: “Está bien, señor. Muchas gracias”, y con eso se dio la vuelta y siguió su camino. Me quedé un tiempo que pareció muy largo luego de que ella se fue. Finalmente, cerré la puerta detrás de mí, y apoyando mi espalda en la puerta, exclamé: “Ya no quiero vivir así. Ya tuve con estar en la ruina y con mentir. Nunca más me sentiré avergonzado por no tener dinero en los bolsillos.” Ese día me prometí ganar lo suficiente para tener siempre varios cientos de dólares en los bolsillos. Esto es a lo que me refiero con una Razón Esencial. Quizá no me gané un premio a la grandeza, pero fue suficiente para tener un efecto permanente en el resto de mi vida. Mi historia de las galletas de niñas exploradoras tiene un final feliz. Varios años después, mientras salía del banco luego de hacer un fuerte depósito y cruzaba la calle para subir a mi auto, vi un par de pequeñas niñas que vendían dulces para alguna organización de niñas. Una de ellas se acercó a mí, diciendo: ¿Le gustaría comprar algún caramelo? -Probablemente, le dije bromeando. ¿Qué tipo de caramelos tienes? -Roca de Almendra
-Solamente 2 dólares -Dos dólares, no puede ser. Yo estaba emocionado. ¿Cuántas cajas de caramelos tienes? -Cinco -Mirando a su amiga dije: ¿y a ti cuántas cajas te quedan? -Cuatro -Eso da nueve. Muy bien, las tomaré todas -Con esto, ambas niñas abrieron sus bocas mientras exclamaban al unísono, ¿En serio? -Seguro Emocionadas, se apresuraron a apilar todas las cajas juntas. Metí la mano en mi bolsillo y les di 18 dólares. Cuando estaba por irme con las cajas debajo del brazo, una de las niñas me miró y me dijo: “Señor, usted es realmente alguien bueno” . - Qué les parece! ¿Puedes imaginar gastar solamente 18 dólares y tener a alguien mirándote a la cara y diciendo: “Tu eres alguien realmente bueno”. Ahora sabes por qué siempre traigo conmigo algunos cientos de dólares. No estoy dispuesto a perder oportunidades como esa de nuevo. Y pensar que todo esto es resultado de mi propia vergüenza, que propiamente canalizada actúa como un poderoso motivador que me ayuda a lograr cosas. ¿Qué hay sobre ti? ¿Qué razones esenciales tienes esperando para desafiar y provocar dentro de ti un cambio para ser mejor? Búscalas, están ahí. Algunas veces puede ser tan simple como una pequeña niña de grandes ojos castaños vendiendo galletas de exploradoras. Hay quienes poseen poco y lo dan todo. Estos son los que creen en la vida y en su generosidad, y su cofre jamás se verá vacío. La generosidad caracteriza al corazón noble y compasivo. Más allá del acto caritativo, implica el desarrollo de una cierta sensibilidad o compasión que nos vuelve dispuestos a dar nuestra posesión más preciada, que somos nosotros mismos. Practica tu generosidad en acciones pequeñas. Cada uno tiene algo para dar. La generosidad ES UN VALOR que nos eleva y nos pone en sintonía con nuestra esencia divina. |
Viviendo el valor
El valor de la generosidad consiste en dar a los demás más allá de lo que nos corresponde por justicia u obligación. Implica la capacidad de salir de nosotros mismos y, por un acto de amor, enfocar las necesidades de los otros. Se expresa en diferentes dimensiones de la acción humana. En la dimensión material significa compartir nuestras pertenencias. En la dimensión espiritual consiste en poner nuestras capacidades y atributos al servicio de quienes nos rodean mediante una acción objetiva de ayuda.
Saludos,
Juan Fernando Campos
Comentarios
Debemos cultivar ese Valor de la Generosidad, tener humildad de corazon y servir sin mas.
Y con el ejemplo, sembrarlo en nuestros hijos.
Al final del dia es satisfactorio saber q te diste en ayuda a tus semejantes.
Realmente me gusto el texto.
Saludos Juanfer.
Dar un poco de lo mucho que Dios nuestro sr. nos regala nos deja con un buen sabor de boca, y sobre todo que cuando das una pequeña o gran ayuda siempre te dicen "dios te bendiga" no es sensacional, ellos mismos te mandan sus bendiciones, asi que ayudar con lo que tu puedas.
gracias¡¡¡¡¡¡¡ exelente mensaje de crecimiento personal y ecónomico....por que en ocasiones me he detenido para generar mas ventas por que no me motiva lo sufuciente solamente ganar...... pero de ahora en adelate quiero traer dinero suficiente y estar preparada para ayudar muchas gracias.
Grs por compartirlo Juan Fernando excelente reflexión.
Debemos de ser agradecidos y por supuesto el servicio es fundamental en nuestras vidas a eso venimos a servir no ha ser servidos.
He ido aprendiendo en el camino de mi vida k tenemos k dar sin esperar recibir. Tuve la oportunidad este año de conocer a Jaime Jaramillo y de lo mucho k me dejo el fue lo siguiente:
k Lo ke nosotros guardamos o atesoramos lo podemos perder facilmente pero todo lo k demos a los demas jamas lo perderas pork siempre lo llevaras en tu corazon.
Cuando servimos Juan Fernando nuestro espiritu se regocija!!!!!!
Y también he comprendido k dar no es siempre de forma material.
Grs nuevamente por compartirlo.
Saludos
Analaura