Publicado por Erico Maldini el 1 de Octubre de 2010 a las 7:30am
Saludos de nuevo,una vez más quierodar gracias a quienes hayan leido lo que hemos publicado hasta ahora. De igualmanera, deseo expresar que estamos totalmente abiertos a críticas y comentarios. ¡Que tenga un excelente día!Le dejo con el capítulo 3 de esta historia.------------------------------------------------------------------------------Capitulo 3: Sospechas.“La paranoia es una forma de consciencia,y la consciencia es una forma de amor”Charles MansonAl día siguiente, Johann Belmont ya había desayunado lo más temprano posible para volver a su labor mientras Annetta estaba bebiendo algo, una mezcla que parecía leche con manzana, miel, almendras y avena. Annetta, al ver que Johann tenía una mano agarrando el hombro izquierdo tenía curiosidad por saber qué lo motivaba a recibir un balazo por alguien más.— ¿Todavía te duele? —Preguntó Annetta mientras comía—— No. —Respondió con una voz seca y tajante—— Me alegro. —Hizo una mueca de ligero disgusto—— Discúlpame por haber rechazado tu ayuda.— No importa... eres un tonto. —Comentó, muy seria—— ¡Niña arrogante! —Casi gritó—— Alguna vez escuché algo interesante de ti, dicen que volviste de la muerte, ¿hace cuánto fue eso? —Preguntó con curiosidad—— Un año. —Respondió tranquilo—— ¿Un año?, ¿cuántos años tienes?— 22 años, pero estamos el mes de febrero, falta dos meses para llegar el mes abril y cumplir 23. —Contestó—— Ya veo... —Suspiró—— ¿Estás cansada?— No, ¿de dónde sacas tu fuerza?Johann dudó un poco para responder pues no quería revelar secretos de su pasado.— Bueno... la verdad me es difícil.— ¿Difícil? —Repitió Annetta—— Pues... cuando estaba estudiando la secundaría, sufrí un accidente.—Annetta se sorprendió— Peleé contra un ser más fuerte que yo.— ¡¿”Un ser”?! —Repitió con cierta sorpresa—— Sí. —Respondió tranquilo y serio—Annetta abrió los ojos, tragó la comida y tosió.— ¿De qué clase de ser hablas? —Preguntó totalmente sorprendida ante tal confesión, ella suponía que ese chico había tenido contacto con el otro mundo, pero sólo por lo que la gente hablaba—— Sólo deseo que confíes en mi, Annetta.— Recuerdo que mis amigos siempre pensaban que tú eras raro.— ¿Por qué?— Sólo se preocupaban un poco por ti, tú sabes, las viejas leyendas de la Sagrada Tierra.— Ya veo. —Trató de cambiar el tema— ¿Por qué no vamos a jugar basquetbol?— ¿Perdón? —Estaba confundida y no entendía a qué se refería—Johann cuestionó con el tic instalado en el ojo derecho.— ¿Quieres ir a jugar? —Repitió Annetta—Johann titubeó un poco— ¿Jugar? Creo que no es buena idea, yo sólo te cuido, esta es mi misión.— … —Se enojó de nuevo, no dirigió la palabra en par de horas—Johann se arrepintió de haberla rechazado, pero no fue por su petición sino porque presentía que el perseguidor de la chica se encontraba por los alrededores, obviamente no le comentó a Annetta pues no deseaba que se preocupara.Desde el momento en que Johann Belmont decidió cuidar de Annetta se prohibió a sí mismo salir con amigos, fumar, tener citas, tomar cervezas y todo lo que un joven “promedio” de entre 20 y 30 años haría… sólo debe observarla, no apartarle la vista, no lo dejarla jamás y protegerla hasta descubrir quién es el acosador. Por eso el chico pelinegro sentía que no podía aceptar la invitación de la dama.Un par de horas más tarde, ambos muchachos salieron de la habitación, los dos se sentían más seguros estando en este céntrico hotel pagado por la universidad pues estaba muy cerca del plantel a donde asistía Annetta. Finalmente llegaron a una cancha cercana, a media tarde había muy pocos deportistas. Fue entonces que apareció un chico rubio, alto, de tez y ojos claros.— Hallo, Annetta! —Saludó el muchacho en alemán—— Hallo, Dietrich. —Respondió Annetta—Rápidamente Johann se acercó a ver quién era este sujeto.— Johann, no te preocupes… él es mi compañero de la universidad, su nombre es Dietrich. —Dijo la pelochino—— Good morning! (buenos días). —Ofreció la mano derecha a Johann—— Good morning! —Estrechó la mano, pero le sorprendió que tuviera una venda como protegiendo una herida. Sospechó algo—— My name is Dietrich, you must be… (Mi nombre es Dietrich, tú debes ser…)— I’m Johann Belmont. (Soy Johann Belmont)— Nice to meet you Johann Belmont. (Gusto en conocerte Johann Belmont).—Titubeó un instante y se liberó de la mano del joven pelinegro—— ¡Oye, Annetta!, ¿jugamos? —Dijo con voz alta y divertida—— Claro, oye Johann aléjate un poco porque voy a jugar con él. —Dijo la chica mientras tomaba el balón y se colocaba una muñequera color blanco en la mano izquierda—— ¿Qué? Pero para mí no hay problemas si jugamos los tres. —Comentó el rubio—— Él no es amigo mío. — Dijo Annetta con la mirada seria—— ¿Ah no? —Preguntó Dietrich un tanto confundido— Bueno…— Se podría decir que es mi guardaespaldas.Johann frunció el ceño, no le gustaba que Annetta le revele que él la protege, pero luego sintió algo de celos cuando el chico se acercaba demasiado a la joven pelochino. Se encontraba confundido, no entendía por qué estaba molesto, hasta celoso. Dietrich y Annetta empezaron a jugar basquetbol mientras el joven Belmont los estaba vigilando.Ya empezó a atardecer, Dietrich y Annetta ya estaban agotados pero felices.— ¡ja!, ¡ja!, ¡ja!, te ves cansada —Rió Dietrich—— Tú también. —Respondió—— Oye, ¿qué tal si mañana vamos al cine? —Preguntó con los ojos brillosos—— Claro…Johann pudo escuchar esto, apretó los puños con la mirada indiferente, no confiaba en ese rubio pero algo sospechó por la mano vendada del rubio.— …pero Johann también irá con nosotros… —Pensó un momento— tal vez, pero lo dejaré afuera del cine.— Está bien. Entonces nos vemos mañana a las seis de la tarde.— Sí, hasta entonces.Dietrich se retiró, el barón y la pelochino regresaron al hotel, cenaron, se bañaron, todo sin decir una sola palabra, cuando se iban a acostar pero el joven tomó del brazo a la muchacha para detenerla en su trayecto a la cama.— ¿Qué te pasa Johann? —Dijo con enojo—— ¿Por qué aceptaste la invitación de este sujeto?— ¿Qué dices? —Alzó la voz—— No confío en él.— ¿A qué te refieres?— Creo que Dietrich es sospechoso.— Por favor Johann, es mi compañero de la universidad ya te lo dije, también es mi amigo, es muy amable y cariñoso conmigo desde que llegué a Brandemburgo…—Se detuvo un momento— Y tú eres indiferente, no confió mucho en ti, déjame en paz. —Dijo secamente y soltó el brazo—Annetta se metió a dormir en la cama, estaba poco arrepentido por haberse portado mal con ella, pero ¿cómo se debe tratar a la pelochino? El chico pelinegro se sentía mal, luego intentó sacarse la camisa.— ¿Annetta? —Preguntó secamente—Annetta ya no soportó más por la voz seca de Johann, enfrentaron sus miradas, la dama se perdió en esos ojos oscuros, lo tomó de la camisa y lo jaló para robarle un beso. Un beso que se extendió por varios segundos.CONTINUARÁ...
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