Publicado por Victorina Saldaña el 10 de Agosto de 2009 a las 8:34am
Todos nos esforzamos buscando el éxito. La idea que cada uno posee del éxito puede no ser la misma, pero todos estamos de acuerdo en nuestro deseo de lograrlo. Lograrlo es la palabra que encarna la esencia de eso que llamamos éxito. Es <<alcanzarlo>>.Llegar a la meta que nos hemos puesto. Ese es el asunto del éxito.Muchos hombres y mujeres se han dedicado a señalar el camino hacia el éxito y aunque algunos han sido de gran ayuda para quienes los seguían en el sendero del logro, ninguno hasta ahora ha sido capaz de contar toda la historia acerca del éxito. Y ello no es de extrañar, porque en el camino hacia el éxito cada hombre y cada mujer, en cierta medida, dictan la ley para sí mismos. No hay dos temperamentos exactamente iguales. La naturaleza se complace en la variedad. Ninguna circunstancia es exactamente igual que otra, pues en ellas se manifiesta también la infinita variedad de la naturaleza. Por ellos es tontería tratar de establecer normas de aplicación universal, normas que, sin duda estarán todas encaminadas hacia la meta del éxito. Tan sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor y ver las necesidades particulares que tienen los distintos individuos que componen las masas, así nos daremos cuenta de los absurdo de intentar dictar normas de aplicación universal sobre este tema. Cada hombre y cada mujer que han tenido éxito lo ha hecho de un modo distinto, aunque generalmente siguiendo ciertas líneas comunes de acción; de hecho, lo que conocemos como particularidad o singularidad parece jugar siempre un papel importante en el éxito de la mayoría de personas que han logrado alcanzarlo. La singularidad da a quienes la poseen un buen bagaje que les permitirá no seguir férreamente ningún conjunto de reglas previamente marcadas. Por ello, debo señalar como un principio importante el hecho de que cada uno debe trabajar en busca del éxito siguiendo las líneas de su propia particularidad, en lugar de seguir ciegamente una serie de normas o de líneas de conducta marcadas por otros.Y aquí es donde reside el SECRETO DEL ÉXITO, en seguir las líneas de su propia singularidad y particularidad. De esto de deduce que poseemos dicha singularidad precisamente para trabajar siguiendo lineamientos. Y en la medida en que tengamos esa singularidad, poseeremos el primer requisito para lograr el éxito. Y esto es lo que me refiero cuando hablo del secreto del éxito: SINGULARIDAD.Toda persona posee una singularidad latente, pero muy pocos le permiten expresarse. La mayoría de nosotros somos reses que caminan complacidas tras la que lleva el cencerro (campana) , cuyo sonido guía nuestros pasos. Pensamos, de alguna forma, que quien lleva el cencerro posee el conocimiento, el poder y la capacidad de pensar, y en lugar de desarrollar nuestros propios poderes aletargados, nuestras posibilidades latentes, dejamos que permanezcan en la oscuridad mientras andamos mansamente tras aquel que lleva la campana. En ese sentido el ser humano se parece mucho a estos animales. Preferimos obedecer e imitar antes que asumir la responsabilidad de dirigir nuestros propios pasos.Esperamos que alguien nos guíe y luego salimos todos en estampida tras él. ¿Es de extrañar que esos líderes reclamen para sí mismos lo que consideran más sustancioso, dejando que la manada se contente con la hierba media seca? En absoluto pues precisamente por su singularidad e iniciativa, sus seguidores les han otorgado el privilegio de elegir. De hecho se les elige como líderes por esa cualidad de auto afirmación y asertividad. Si en lugar de ello se hubieran mostrado modestos y educados, la manada los habría hecho a un lado sin reconocerlos como líderes, yendo a buscar a otros que sepan cómo estar al frente.Lo verdaderamente deseable es poseer la suficiente singularidad e iniciativa para llegar a ser tu propio (portador del cencerro), para marcar tu propia ley. Los grandes seres –los verdaderamente fuertes- no se preocupan de la manada, que sin embargo los sigue obedientemente. Esto no les causa ninguna satisfacción, rarificando tan solo las ambiciones de las mentes inferiores. Los grandes hombres y mujeres –los grandes espíritus de todos los tempos- han obtenido más satisfacción de su convicción interna acerca de su fuerza y capacidad que el aplauso de las masas y de la servidumbre de quienes sólo piensas en imitarlos y seguir sus pasos.Así que, el quid de la cuestión es lo que llamamos singularidad. Todos la poseemos en nuestro interior y todos podemos desarrollarla y ponerla en acción. Esa singularidad es la expresión de nuestro SER. Ese ser al que nos referimos cuando decimos (yo). Cada uno de nosotros es un INDIVIDUO –un yo- distinto a cualquier otro (yo) del universo y en la medida en que expresemos y desarrollemos los poderes de ese (yo) , seremos fuertes, grandes y exitosos. En algo que todos poseemos, pero su expresión externa depende de cada uno de notros. Y esa expresión externa constituye el núcleo del SECRETO DEL ÉXITO.El secreto del éxitoWilliam W. AtkinsonEditorial Sirio, 2009
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Fue un gran placer conocerte y saber que estas dandote un tiempo para leer. Recuerda que aunque somos mamás también debemos darnos el tiempo para nosotras mismas. Gracias, por tu amistad.
Vicky... ahora que gracias a ti tengo el libro en las manos, pronto podrè leerlo y entonces te dejarè mi comentario y la recomendación para otros lectores... GRACIAS.
LIZ
Viky, me agrada mucho esta recomendacion e incluso me parece que entro en la secciòn de res jajaja, voy buscando mi cencerro y seguro lo encontrarè pronto, comprarè este libro, me viene como anillo al dedo, gracias por recomendàrnoslo.
Un abrazo para ti.
Liz.
Comentarios
Fue un gran placer conocerte y saber que estas dandote un tiempo para leer. Recuerda que aunque somos mamás también debemos darnos el tiempo para nosotras mismas. Gracias, por tu amistad.
Saludos,
Vicky
LIZ
Saludos,
vicky
Un abrazo para ti.
Liz.