¿Estás listo para dar este salto? Haz una pausa, reflexiona ¿a dónde quieres llegar?, ¿hacia dónde quieres ir?
El punto del que partimos es esencial, saber dónde estamos situados modifica la visión, como si estuvieras en un cine a punto de presenciar la gran película, la primera fila te hace percibir distinto que la mejor butaca en el centro; ubica cuánto puedes avanzar y lograr.
Contar con el silencio suficiente para escuchar nuestro interior es un primer paso necesario, analizar minuciosamente lo que pensamos; ser capaces de sentir, un permiso auto otorgado, lejos de todos los demás; es en las emociones donde radican la mayoría de los males físicos, y el bienestar en contrapartida. Atrevernos a dar el salto cuántico es un proceso fascinante; hacer los cambios adecuados evitando esa constante de “un pasito para adelante…”, preámbulo del temor.
Considero la vida multifacética, distinta a los conceptos ampliamente aceptados en donde se le ubica como una línea y a veces un círculo, este suele transformarse en vicioso y conduce a permanecer haciendo más de lo mismo, obteniendo por resultado lo equivalente. Imagina una mesa donde la vajilla, la cristalería y los cubiertos guarden un orden específico, modificar ese arreglo da lugar a un cambio; la transformación vendría en que las viandas fueran preparadas de una manera distinta, esa es la diferencia.
El agua puede entibiarse o enfriarse si le añadimos hielo, ese es el salto que hoy te propongo. Para lograr esto es preciso entender nuestros sentimientos, energía pura, ellos crean la frecuencia vibracional la que nos hace avanzar o permanecer estancados, decídete a vibrar alto.
Los seres humanos tenemos pensamientos y sentimientos, puestos en acción hacen la diferencia, ejemplo de ello es el sonreír, lo que nos hace más felices; ayudar a los demás practica la compasión, si agradecemos ensancharemos la gratitud.
Los últimos estudios han modificado los conceptos, hoy sabemos que somos multifactoriales, que cada uno de nuestros capítulos físicos, mentales, emocionales, energéticos y espirituales tienen una influencia notable en el resto. Hace tan sólo uno años partíamos del supuesto equivocado de que éramos una especie de cajas de archivo inconexas entre sí.
Una emoción en un momento dado modifica nuestro estado de salud general, con expresiones claras sabemos que los dolores de garganta se asocian con el disgusto que tengamos por dar a conocer algo que en ese momento nos afecta. Parten de la intensidad, la que a veces intentamos negar o modular; los niños en su bella frescura dicen lo que sienten, aún permanecen intactos a los perjuicios sociales o los ordenamientos culturales. Mientras más las neguemos, cuando manifestarlas sea complicado nos estamos negando el privilegio de transformar el conflicto en enseñanza, en extraer de él lo positivo que tiene.
Aportan vitalidad, mientras más intentemos controlarlas, mientras más racionales queramos presentarnos ante el entorno menos fuerza tendremos pues la habremos gastado en comprimir en vez de construir. Permanecer en la búsqueda sin empeño ni actitud impide encontrar soluciones y alternativas, ese es el objetivo.
En el atletismo hay diferentes tipos de salto, longitud, altura, triple, con garrocha, entre otros; el gran salto cuántico requiere entonces la decisión de hacia dónde y cómo hacerlo; paradójicamente el “gran salto” es uno pequeño, es hacia dentro, así se provocan los grandes saltos hacia fuera, ármate de valor.
Comentarios
El salto cuántico es la maravillosa forma de tomar conciencia de nuestros actos y actitudes. Gracias por el blog.