Las emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta, decía el pintor Van Gogh. Es verdad, las emociones pueden llegar a gobernar totalmente nuestros estados de ánimo y llevarnos a puertos que no deseamos, por eso es necesario que nosotros tomemos el mando y así no darles oportunidad de dominarnos.
Los pensamientos frecuentes que nos hacer tener un determinado tipo de sentimientos negativos así como las emociones no manejadas correctamente nos pueden hacer mucho mas daño que el que creemos, nos atormentan, nos persiguen, no nos dejan descansar la mente y el cuerpo. Son tan molestas como un claxon pegado por horas a media noche. Se pueden convertir en obsesiones de las cuáles es más difícil salir y lo peor de todo es que NOS ENFERMAN.
Las poderosas emociones en realidad están ahí para ayudarnos y no para enfermarnos. Hace muchos años cuando el hombre primitivo tenía que cazar para comer, y se resguardaba en cuevas, las emociones servían para salvar la vida, para poner limites o para conmoverse. Si el hombre de las cavernas no sentía miedo ante una fiera podía quedar atrapado entre sus fauces. Hay que agradecerle a las emociones que la raza humana no desapareció, pudo sobrevivir y que seguimos siendo una especie en evolución.
Cuando reprimimos nuestros miedos, tristezas, enojos, ante una situación desagradable, contradictoria o negativa, muy pronto somatizamos. Es decir, nuestro cuerpo echa a andar un mecanismo que le hace re-sentir para sacar aquello que no pudimos expresar en su momento y lo hace a través de dolencias y padecimientos.
Nadie quiere enfermar, nadie preferiría re-sentir a través de un desequilibrio orgánico esas emociones que no supimos manifestar correctamente. Así es de que enfermamos porque rechazamos lo que nos sucede y reprimimos lo que nos hace sentir. Es decir que cuando el alma duele y no expresas lo que sientes, el cuerpo enferma.
Ese “entripado” que no gestionaste adecuadamente se reflejará muy posiblemente en el sistema digestivo. Esa carga insostenible que llevas sobre tus hombros y la crees injusta se traducirá en malestares del sistema musculo esquelético seguramente. Esa sensación de angustia, de miedo, de que algo feo va a venir, se reflejará en el sistema nervioso. Esa sensación de que algo que no estás pudiendo manejar te está asfixiando, te podría provocar problemas en algún órgano o tejido del sistema respiratorio.
Por eso es importante gestionar de una forma inteligente las emociones. Conectar el corazón que a veces es impulsivo y torpe con la inteligencia que está en la parte del cerebro más evolucionada. Si no existe esa conexión podemos hacer cosas que nos dejarán de lado en muchas buenas oportunidades que la vida nos brinda.
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