Hoy quiero contarles una historia muy distinta a la que ha sido mi línea en esta web: no son cuentos santos sangrientos, no son blogs políticos de humor negro… Hoy quiero contarles sencillamente una historia de PERDON.La vida en muchos aspectos se parece un poco a las historias telenovela, o más bien creo que al revés… también en la vida diaria hay buenos, villanos, personajes secundarios, solo que en la realidad, los protagonistas de las historias siempre tienen algo que a lo que llamo culpa compartida, pues aún en los peores sucesos, uno de los dos tiene la culpa por ca… nijo y el otro tiene la culpa por pen… sar tanto y no buscar soluciones.En esta historia, me limitaré a contarles de dos personajes: el señor F, quien solo posee una cosa en la vida, dinero y apellido. El otro es la señora Ann, su ex mujer, a quien por años, agrios recuerdos de Fla atormentaron todas las noches. Un día, la Ann tomó la única decisión inteligente que ha tenido a bien en su vida, dejar de atormentarse.Volvió a ser ella, volvió a cantar en la ducha y a bailar mientras trapeaba el piso de la sala. Se hizo un nuevo corte de cabello, lo tiñó de rojo y decidió darle la cara a la vida. Se levantaba temprano, hacía un licuado exótico y lo bebía mientras hacía caminata a donde los tenis quisieran llevarla. Comenzó a estudiar todo, lectura del rostro, grafología, yoga, taichí y hasta tejido de tejido de gancho con estambre. Cuando llegó el tiempo perfecto, Ann eligió la pareja perfecta, por primera vez ella eligió y no había sido elegida. Recordó la sensación de coquetear con los zapatos altos, y a mirar como solo una mujer puede hacerlo. Se dejó invitar una cerveza, y después acompañaba al nuevo pretendiente a una taquería en que siempre la cena comenzaba pidiendo solo un plato de dos tacos para no perder la línea, pero luego, asaltaba disimuladamente otro taco del plato acompañante. Ahí, Ann re aprendió a reír a carcajadas, a caminar por la cuadra en chanclas, a andar en bicicleta por las calles de la ciudad. Otra vez hablo por horas de la telenovela de las 8, pero ahora, alguien estaba dispuesto a escucharla. Compartió un chocolate a la luz de las estrellas, y de nuevo subió a un taxi para llegar a una fiesta, en la que podría bailar las canciones de “caballo dorado” y hasta reggaetón si se le venía en gana.Pero dentro de su corazón, Ann todavía estaba lastimada… aún dolían la indiferencia y las cicatrices de la mente… ya casi era más de una década, y de pronto, por las noches, el señor F asaltaba sus pensamientos. En sus sueños, ella lo veía persiguiéndola furibundo, deseoso de lastimarla, y ella corría y corría, queriendo huir de el, o huir de sus sueños. Muchas veces despertó en medio de esta pesadilla, sin poder distinguir lo real de lo soñado. El hombre perfecto tuvo que detenerla muchas veces en su huida desesperada de los fantasmas de su mente, la tomaba entre sus brazos y con su voz y amor sincero, lograba hacerla dormir.Poco a poco, la pesadilla fue desapareciendo. Ann tenía ahora el corazón más que abierto, a dar amor, a recibir amor, a amar a su gente, a sus vecinos, a sus amigos, hasta al gato que maúlla de madrugada cuando se mete a su balcón; saludaba amable al hombre solitario de su cuadra quien nunca le respondía, pero eso no importaba, y todos los días siguió intentando hasta que consiguió un gracias por respuesta. Amaba el aire, el frio, el bosque frente a su casa, el sol que la despertaba. Pero sobre todo, había aprendido a amarse a sí. Ahora recibía en la misma medida.El amor la había curado totalmente, podía verse al espejo sin recordar la piel morada alrededor de sus ojos, su boquita reventada a golpes, el brazo un día inmóvil por el yeso, ahora siempre estaba presto a dar un abrazo muy fuerte, y su pierna otrora fracturada, ahora caminaba libre de cadenas. Su boca podía hablar… hablar libre, expresar aprecio, desacuerdo, cariño, todo lo que ella quisiera. Frente a su espejo, se descubrió hermosa, y miraba la luz de la tarde colarse por sus ojos y darles un brillo antes olvidado. Recordó su inteligencia, su capacidad, su fuerza interior…Una tarde, el destino puso de frente de nuevo al Señor F con Ann. Ella temía ese momento, muchas veces se había preguntado qué pasaría al verse de nuevo. Pero recordó que ya no era una niña asustada, que era una mujer valiente, que la vida la había hecho crecer (quizás más de lo que la propia Ann pudiera imaginarse). Por cortesía se saludaron, el pidió dos minutos, y en ellos pidió perdón. Ann se quedo atónita, escuchando lo que mil veces se había imaginado. “Quiero escuchar que me perdonas por todo el daño que te hice”… Entonces Ann se dio cuenta de que había vivido dentro de un error. Ella no lo odiaba siquiera, solo tenía resentimiento, dolor y mil porqués no resueltos que con esa frase quedaban finiquitados. El señor F le había hecho daño, sin duda alguna, y por supuesto una disculpa tan desatiempo no borrarían los años malos. Sin embargo, Ann no podía perdonarlo, porque hacía mucho tiempo, había aprendido a amar, a amarse, a olvidar y a vivir, aunque ella misma no supiera sino hasta ese momento, que ya todo aquello estaba olvidado.
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Comentarios
SALUDOS
letty
monterrey
ES TAN HERMOSO VIVIR SABIENDO PERDONAR AL OTRO Y MAS IMPORTANTE AUN, EMPEZAR POR APRENDER A PERDONARSE A UNO MISMO QUE ES LO QUE CUESTA MAS TRABAJO.
QUITARSE DE ENCIMA ESE LASTRE QUE TE LASTIMA Y QUE TE ATA. Y CONTINUAR EN EL CAMINO YA LIGERO,LLENO DE PAZ INTERIOR Y DISPUESTO A ACEPTAR TODAS LAS BENDICIONES Y A APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES QUE TE BRIDA CADA DIA.
UN BESO Y UN FUERTE ABRAZO QUERIDA ANA.
HASTA PRONTO.
Al leerte me transportaste a mi pasado, y sabes es difícil reponerse,a veces, creemos que somos culpables y hasta pensamos que nos merecemos la malo que nos hacen,con decirte que a veces estamos tan ciegas que no nos damos cuenta del daño que nos hacen.Yo descubrí que era maltratada tan sutilmente que ni cuenta me daba hasta que entré a este sitio y leí a todas las lindas mujeres que dedican su tiempo para ayudarnos con sus palabras y consejos, ahora estoy en un proceso de recuperarme yo misma de redescubrimiento personal y aunque estoy sola,me siento tranquila,en paz y sé que Dios me va dar con el tiempo mucha felicidad,pero antes debo como dices tú: perdonar,no sólo por decirlo sino realmente hacerlo de corazón para que éste pueda sanar ésas heridas que traemos.Te envío un gran abrazo Atte. Liz.