Pleno siglo XXI, y todavía vivimos en un mundo gobernado por y para el sexo masculino –y muy a mi pesar parece que gran parte de esa situación se debe a las mujeres-Fue en la década de los sesentas cuando surgió la “segunda ola” del movimiento feminista del s.XX el cual si bien otorgó algunos beneficios para la mujer, con el paso de los años se limitó a “liberarla” de su castidad, su pudor, convirtiéndola paradójicamente en esclava de los deseos sexuales de los hombres. Minifaldas, escotes, anticonceptivos (para ellas por supuesto) independencia económica, fueron algunos de los símbolos que identificaron al feminismo; vestir sensualmente; tener vida sexual muy activa y poder “protegerse” de los embarazos; trabajar fuera del hogar; actitudes que convirtieron al género masculino en seres egoístas e inconscientes. Mi pretensión no es satanizar las conductas anteriores per se, sino que analicemos si realmente con eso se benefició a la mujer.De las prendas “sexys” a las que nos hemos acostumbrado a mirar con indiferencia e inclusive vestir a las niñas y a las mujeres embarazadas, no sé que valga decir. El mostrar excesivamente gran parte del cuerpo, signo de la vestimenta en otros tiempos de las suripantas, hace que si uno acude a cualquier plaza comercial de la ciudad o algún antro en boga compruebe que la moda es igual entre la población femenina que se dedica a esa actividad.El incremento de la vida sexual femenina, lo único que ha propiciado es un elevado número de embarazos no planeados (a pesar de los anticonceptivos) así como enfermedades inherentes a esa práctica. La mujer sin darse cuenta se convirtió en la víctima de la irresponsabilidad masculina. ¿Por qué no se educa en la castidad al hombre? ¿Por qué no se trabajan en campañas de anticoncepción dirigidas a ellos? ¿Por qué no se elaboran fármacos anticonceptivos en una proporción mayor para los hombres? La alternativa que las feministas han propuesto con más fuerza es “el derecho de la mujer a decidir” -léase aborto- en caso de un embarazo no deseado aún estando casada o producto de una violación. ¿Por qué no en su lugar, exigir una penalización severa, inapelable para este tipo de agresiones? ¿Por qué no implementar campañas dirigidas a la niñas en donde se les enseñe a valorarse, defenderse y no permitir ser utilizadas como juguetes sexuales? Y sin dejar de admitir que no todas las féminas practican una religión, y desean iniciar una vida sexual sin matrimonio de por medio, guiarlas a que exijan un trato y una responsabilidad compartida con su(s) pareja(s).El convertirse en mujeres profesionistas y trabajar (además) fuera del hogar, fue un logro positivo, si lo vemos no sólo desde el punto de vista social. Mujeres médicos, maestras, secretarias, abogadas, empresarias, etcétera han logrado equilibrar un poco la balanza del trato viril que recibían las usuarias de esos servicios. La recompensa de sentirse útiles, poner en práctica los conocimientos adquiridos en las universidades, y tener la tranquilidad de que con el sueldo recibido (aunque menor que el de sus colegas masculinos) pueden satisfacer sus requerimientos económicos son algunos de los puntos positivos de lo anterior. Sin embargo este logro ha sido utilizado por los hombres como pretexto para evadir sus responsabilidades de manutención en caso de separarse de sus parejas y haber procreado hijos. Si ellas son económicamente autosuficientes, ¿Por qué tendrían que darles dinero? Y como no faltan las feministas que con sus actitudes “valientes” y erróneas eximen a los cónyuges de esos compromisos, ese logro se torna en perjuicio.Algunas mujeres han dedicado sus vidas a “defenderse” y “liberarse” de los hombres, sin darse cuenta que lo único que han logrado es darles más poder, y abuso sobre ellas, menos compromiso, menos respeto, menos admiración.El no permitir que un hombre pague la cuenta en un restaurante, que haga mutis en la escena de un embarazo, que tenga derecho a la libertad después de haber violado a una niña, que haga gestos obscenos delante de sus amigas; el que las mujeres sigan apareciendo desnudas en las revistas y calendarios, que se embriaguen a la par con los amigos, que sólo ellas sean estigmatizadas como “madres solteras”, o sufran las consecuencias de los anticonceptivos, ¿Serán signos del machismo o feminismo que vivimos?
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