El grupo crece y crece y las marcas lo siguen ignorando. Tan sólo en México, en el año 2000 había poco más de 31 millones de solteros (entre no casados, separados, divorciados y viudos). Para el 2010, esa cifra se incrementó a 38 millones. En el grupo de edad de entre 30 a 39 años, con ingresos altos y buena madurez para tomar decisiones, había hace 12 años 2.5 millones de solteros, y para el 2010 eran ya casi 4 millones.
Las solteras van al frente de la lista. A principios de este siglo eran 16.6 millones, mientras que los solteros varones estaban contabilizados en 14.6 millones, pero para 2010 las mujeres no casadas registraban ya un elevado número de 20.4 millones, mientras que los hombres en el mismo estatus alcanzaban los 17.8 millones.
Es a toda esa enorme población económicamente activa a la que el marketing y la publicidad no están considerando, como si viviéramos en los años cuarenta o cincuenta, cuando todo mundo estaba casado o en desgracia (como evidentemente muchos siguen considerando a la soltería, contra un mundo de evidencias a su favor). Los mercadólogos de muchas compañías no se han puesto a pensar en las necesidades de este grupo y en las estrategias para cautivarlos, pese a que muchos de ellos seguro también sufren la falta de sensibilidad del mercado como solteros. Esa falta de visión es una gran pérdida de ingresos para las empresas, dado que una buena mayoría de los solteros no tiene hijos y tiene todo su dinero para gastarlo en ellos mismos.
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