EL HOMBRE QUE ASPIRO LLEGAR A SER

Aunque el modelo tradicional masculino (autoritario) sigue vigente las nuevas generaciones comienzan a cuestionarlo al percibirlo limitante, empobrecedor, asfixiante y factor de infelicidad.

¿Qué tipo de hombre quiero ser?, fue la pregunta detonadora para un grupo de adolescentes de preparatoria dispuestos a reflexionar acerca de su condición masculina. Sus respuestas, que a continuación comparto, evidencian el cuestionamiento de dicho modelo y el respectivo anhelo de una masculinidad diferente a la de sus antecesores.

Desean ser, dijeron, un tipo de hombre que sea digno de que cualquier otro lo tome como ejemplo: estudioso, exitoso, trabajador, comprensivo, empático, igualitario. Valiente, honesto, sincero, cariñoso, sentimental, amoroso, paciente, noble, sabio, astuto, aguerrido, razonable.

Desean ser un hombre que no sea machista, y que piense por sí mismo sin que le importe el qué dirán; que exprese sus sentimientos sin miedo, capaz de controlar su carácter, tolerante. Uno que no se deje llevar por lo material, ni por el sexo irresponsable. Uno que pueda llevar una buena relación con sus conocidos (familiares y amigos) y con todo el entorno; que pueda apoyar a sus hijos, que esté para ellos y valore a los demás.

Desean ser un tipo de hombre definido, que sepa quién es. Que conozca sus fortalezas y debilidades y que no se avergüence de estas; uno que siempre esté viendo hacia adelante, corrigiendo sus errores. Un hombre positivo con una nueva perspectiva del mundo; amable, sencillo, humilde, solidario. Respetuoso, coherente con lo que dice y hace.

Desean ser un hombre de verdad, íntegro: uno que quiera la paz, recurra a la empatía para resolver cualquier problema, utilice la comunicación en vez de los golpes, haga las cosas con un fin, logre lo que se propone, escuche a los demás, enfrente sus miedos y que no utilice la violencia: gentil, amigable, apacible, deportista.

Desean ser un hombre en su pleno desarrollo, que se acepte tal como es en todos sus ámbitos de vida. De igual forma, que tenga la imagen clara de cómo llegar a ser un hombre viejo y pleno; valeroso, virtuoso, responsable, constante, agradecido.

Desean ser un hombre que respete a las mujeres, que trate de ser equitativo y no dominante, ni machista, ni violento, ni gritón, ni neurótico, sino responsable de sus actos y que no haga sufrir a las personas que ama.

Uno que se conoce a sí mismo de manera suficiente: que sea alguien, que sea él mismo. Que alcance un grado de maduración suficiente y aceptable a la etapa de vida correspondiente. Un hombre ético, culto, atento a las circunstancias de la vida, que aporte algo positivo a la sociedad donde vive.

Un hombre que luche por salir adelante, que conozca sus límites sin dejar de ser un soñador.

Estos jóvenes, y muchos más, desean ser un tipo de hombre diferente. Es decir, uno que todavía no existe de manera suficiente en nuestra sociedad. Por eso lo tendrán que construir; porque existen discursos acerca de un “hombre nuevo”, pero aún no se traducen en identidades concretas que puedan ser imitadas.

Y lo mejor que podremos hacer los adultos y viejos contemporáneos será no estorbar su búsqueda, sino sumarnos a ella con humildad, al mismo tiempo que festejamos su deseo de no quedarse con la versión tóxica de los hombres que les anteceden, ¿no crees?

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Comentarios

  • ojala dios me preste vida para alcanzar a conocer uno de estos ejemplares y que dé pilón sea mi nieto

    gracias por compartir tan esperanzadora informacion

  • Pero no hay que perder de vista que aun cuando sea la mujer quien predominantemente esté a cargo de los hijos e hijas, no es ella la responsable única de la educación. El padre también transmite mensaje constante desde su presencia y desde su ausencia, y las instituciones de la sociedad también hacen su parte no menor. De ahí la importancia de considerar todas las variables, porque de lo contrario estaríamos responsabilizando a las mujeres de manera exclusiva del resultado de la educación y crianza, invisibilizando el papel que juegan las demás personas e instituciones, ¿no creen?

  • Totalmente de acuerdo Ma. Eugenia, cuando una mujer educa a sus hijos en realidad esta educando a una generacion completa.

  • Pués me encantaría conocer un hombre así, pero por lo pronto todas tenemos un gran compromiso con nuestros hijos varones, porque nosotras las mujeres somos las que educamos.... ojo amigas

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