En repetidas ocasiones me habrás leído o escuchado la frase: “Observa tus pensamientos convertirse en tus palabras. Observa tus palabras convertirse en tus actos. Observa a tus actos convertirse en tus hábitos. Observa a tus hábitos convertirse en tu carácter. Observa tu carácter convertirse en tu destino”.
Un amigo me compartió un pensamiento del premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal: “Todo ser humano si se lo propone puede ser escultor de su propio cerebro”.
Los dos conceptos coinciden; cambiar la mente para cambiar el cuerpo; modificar el cuerpo para transformar la vida.
El enemigo interior acecha a cada instante, está instalado en la zona de confort, precisamos entender su funcionamiento y modus operandi para lo cual debemos elevar nuestra conciencia.
Sacar de la atención los pensamientos que alteran, que provocan desanimo, ira o preocupación hace que nuestras decisiones partan de un principio sano y un punto de vista adecuado.
Los conflictos deben de ser llevados al terreno de la meditación, lejos del pensamiento; la respiración, como en el Yoga tiene efectos de sanación.
Justificar el mal humor, tristeza es parte de la defensa inadecuada del ser humano.
Precisamos darnos cuenta de que el qué y el por qué son mucho más importantes que el cómo.
Nuestro cerebro, nuestro empeño en darle significado a las cosas puede llevarnos a interpretaciones de la realidad que disten de la verdad.
La palabra es sagrada, destruye y construye. En investigaciones recientes se ha fotografiado con tomografía el cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismos, en términos positivos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral; en algunos casos sanando transtornos psiquiátricos y enfermedades.
Cuando nos hablamos, moldeamos nuestras emociones que cambian nuestras percepciones; la transformación de quien observa altera lo que se analiza; vemos el mundo que somos en vez del que es.
Las palabras mal empleadas activan miedo y procesos negativos. Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad y sabemos que la percepción modifica hasta a la razón; tu percepción es tu realidad y tu realidad es tu percepción, reitero.
La comunicación, los medios y sus impactos van por debajo de la conciencia y la mayor parte de nuestros actos se rigen en el inconsciente.
Reaccionamos automáticamente con causas que son, la mayoría de las veces, creencias limitantes.
La espontaneidad es un valor pero requiere preparación, distante de las respuestas derivadas de clichés o de conceptos que nos son ajenos.
La mente, la voluntad, la actitud precisan de entrenamiento. Modificar nuestra forma de pensar, tiene como punto de partida el secreto y la responsabilidad de honrar nuestra propia palabra; el compromiso de cumplir nuestras decisiones con nuestro aquí y ahora.
La aceptación es el núcleo de transformación tanto de lo que somos como de lo contrario.
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Comentarios
TOTALMENTE DE ACUERDO A DECRETAR COSAS POSITIVAS OK.
Estimada Terry:
Buenas noches, me encantó tu reflexión, para iniciar mi semana.
Saludos cordiales.
Edith.