EL DESEO NO ES LO QUE PARECE

El deseo tiene varias vías de expresión y cada una de ellas tiene un nivel de energía concreto. Muchas de las expresiones del deseo (no todas)  están asociadas a niveles de energía negativos; hablando en términos generales son, la codicia, la lujuria, la envidia, los celos, el control y la insatisfacción básicamente.

Cuanto mayor es nuestro deseo en estos aspectos, más alejados nos vemos o nos sentimos de nuestros objetivos. Esto es así cuando lo contemplamos desde la mente cuántica. Cuanto más deseamos, más interiorizamos nuestras carencias y la Mente Universal nos responde con carencia, porque Ella no tiene la capacidad de juzgar ni de valorar. En Ella no existe la dualidad.

Es evidente que lo que nos acontece en la vida se deriva de una intención anterior. Hemos de ser conscientes de que todo lo que llega a nuestra vida lo hace porque, de alguna manera, así lo hemos elegido, muchas veces de forma inconsciente.

Detrás del deseo están el esfuerzo y el trabajo; es más, si las cosas nos llegan sin esfuerzo, pensamos que no las merecemos. Hay frases lapidarias que resumen esto: «lo que fácil viene, fácil se va», «si no sabes lo que cuesta, no sabes lo que vale», «hay que trabajar duro para ser exitoso», etc.

Cuando el deseo sale de nuestro corazón, de nuestro interior, lo deseado fluye sin obstáculos; solo las creencias de que hay que ser constantes, de que hay que luchar y esforzarse hacen que este deseo quede bloqueado.

Cuando liberamos nuestro deseo y lo entregamos al Universo, este nos da oportunidades de realizarlo. Es un deseo desapegado, sin expectativas. Este deseo del que estoy hablando está lleno de energía de alta vibración. Sientes que entregas tu voluntad y tu vida a un proyecto y, lejos de tener que comprender cómo viene y de preguntar qué debes hacer, sabes que se te darán los medios para lograrlo. Simplemente debes dejar el modo, la manera, el cambio a esa Inteligencia Superior que lo sostiene todo y que manifiesta plena abundancia espiritual y material.

Las cosas llegan sin esfuerzo, tú ya no te preocupas, simplemente te ocupas de todo aquello que la vida te trae. Muchas veces no entenderás lo que te envía. Es más, te parecerá inoportuno e inapropiado, pero nada más lejos de la verdad, pues has de tener plena conciencia de que todo lo que te ocurre te prepara para tener éxito en la vida.

El deseo a nivel social

El deseo mueve muchos engranajes de la actividad humana y por ello de la economía. La publicidad juega con nuestros deseos para programarnos con necesidades vinculadas a impulsos instintivos. El deseo nos lleva a dedicar grandes esfuerzos a conseguir objetivos o recompensas. El hambre de dinero, prestigio o poder dirige las vidas de muchos de los que se han elevado por encima del miedo como motivo existencial predominante.

El deseo también es el nivel de la adicción, que se convierte en un anhelo imperioso, más importante que la vida misma. En realidad, la víctima del deseo puede no ser consciente de sus motivos básicos. Algunos se hacen adictos a llamar la atención y sus constantes peticiones alejan a los demás. El anhelo de aprobación sexual ha creado toda la industria de la cosmética y de la moda.

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