Publicado por Martha Chapa el 29 de Octubre de 2009 a las 10:21am
¡Qué difícil es l vida para las mujeres en general! Quienes trabajamos queremos darnos a luz por voluntad propia y, por si esto fuera poco anhelamos ser artistas, todavía significa una carga mayor. Vivimos en un mundo de cambios: esquemas que se rompen, formas novedosas que aparecen todos los días, modelos que estallan por obsoletos. Como mujer moderna instalada en pleno siglo XX, mi biografía resulta una sucesión de hechos enmarcados por este fenómeno. Ahora tomamos parte activa en todas estas mutaciones. Hemos salido del hogar, no para olvidarnos de la familia, sino para participar en la vida democrática del país, para asistir a las escuelas y universidades. Es tal nuestra importancia, que no sería sustentable la actividad económica si nosotras.Así, tenemos que enfrentar la crisis del mundo y seguirlo sosteniendo. En el impensado siglo XX, la mujer obtuvo la posibilidad de sufragar y pudo apropiarse de su estado civil cuando dejó de estigmatizarse el divorcio. Más tarde logró adueñarse de su cuerpo, cuando pudo controlar su sexualidad y de esa forma hemos ido ganando autonomía.Y desde mi perspectiva de pintora, creo que es importante hacer algunas reflexiones en torno a este polémico tema. Durante mucho tiempo se descalifico a las mujeres en las tareas de creación artística o científica; en el mejor de los casos, se nos consideró como un modelo plástico o bajo el criterio simplón de musas inspiradoras. Salvo honrosas y muy raras excepciones se nos aceptaba como sujetos de creación. Sin que esta situación se haya modificado por completo, hemos de reconocer que los tiempos van cambiando.Quisiera recordarles una leyenda que se refiere a la creación plástica pues como pintora me comunico mejor con la línea y el color que con las palabras. Mi trabajo me ha permitido, muchas veces, enmudecida y con sosiego, cumplir desde mi conciencia femenina la vocación de crear belleza para y por la sociedad en la que vivo y a la que amo tanto. Se trata de Plinio, el viejo, que cuenta que hace muchos años, en la resplandeciente ciudad de Corinto, había una doncella profundamente enamorada de un mancebo. Convocados por su pasión, se encontraban, tarde a tarde, aunque después debieran sufrir, llegado el momento de separarse; ese dolor de corazón que todos conocemos. Cierto día la doncella al momento de despedirse efusivamente de su amado, acertó de pronto a descubrir, en la sombra proyectada contra la superficie blanca de un muro, el perfil de aquel cuerpo tan querido. Al advertir esto comprendió que si teñía de algún material oscuro esa silueta perfilada en la pared podría perpetuar la imagen del ser amado. Este hecho no sólo la llevó a un acto de creación poética, sino que resultó de enorme trascendencia, pues, si hemos de atender a le leyenda, gracias a él abría de originarse nuestro gran arte plástico. Arte plástico inventado por la mujer.Más aún, a principios de nuestro atribulado siglo XX, la gran escritora Virginia Woolf se lamentaba de la poca participación de las mujeres en la vida intelectual de su país. No era el único donde se menospreciaba el trabajo femenino. En el México de aquellos años, sólo el veinte por ciento de las mujeres trabajaban en el sector comercio (esta cifra se triplicó después de la segunda mitad del siglo). Con lo anterior, quiero ejemplificar cuán antigua y reciente es nuestra participación en la sociedad. Las mujeres, además, planteamos una filosofía social y nuevas perspectivas para un mundo en transformación, el cual requiere de la mano femenina para dibujar su nuevo rostro. Hoy día, hay actividades en que la mayoría de los trabajadores son mujeres. Tal es el caso del reciente fenómeno de las maquiladoras en el norte de la República.Asistimos a la crisis de la civilización occidental y de sus significados. Dos mil años de cultura judeocristiana llegan a su fin y se inicia una nueva visión del mundo con valores diferentes. No en balde estamos platicando acerca de estos problemas; da la impresión de que el Homo sapiens ha sido sustituido por el Homo economicus.Los valores materiales se han convertido dominantes en nuestra era; en transformaciones constantes, lo único permanente es el cambio. Hemos llegado al momento en que la incertidumbre es nuestro porvenir y la civilización, diseñada para perdurar, advierte que su mutación es cotidiana. Hasta hoy hemos enseñado el pasado; a partir de este momento debemos aprender del porvenir.En fin, que consciente de la responsabilidad personal y social que he adquirido constituye una obligación, además de un gusto, reflexionar en torno a la mujer y a mi trabajo personal.
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –
Lo que necesitamos las mujeres es tener más conciencia de ser mujer de preguntarnos desde lo femenino realmente qué queremos las mujeres, estoy totalmente de acuerdo sobre los avances y conquistas que hemos logrado en la vida económica y democrática, pero pienso que con todas estas conquistas ha aumentado nuestro trabajo la pregunta es ¿ Quéremos ser supermujeres? . Entre mujeres hablamos mucho pero... ¿realmente nos escuchamos?. Sra. Chapa gracias por compartir sus escritos y su obra.
para martita, te felicito por tu comentario y comparto tu forma de pensar, es una lastima que etre las mujeres no sepamos recocer el trabajo de la otra, pero si hay algo que yo tenga que hacer cuenta conmigo
LA VERDD NOSOTRAS KOM MUJERES VAMOS MAS ALLA DE LOS LIMITES Y NO NOS IMPORTA ESCALER TANTO CON TAL DE LLEGAR ALA META POR ESO SIEMPRE AGRADEZCO A DIOS EL PRIVILEGIO DE SER MUJER
Comentarios
SALUDOS BENDICIONES