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Los seres humanos tendemos a la arrogancia, anteponemos el ego la mayoría de las veces en el afán de controlar el futuro; cierto es que la Ley de Atracción dicta que es posible atraer todo aquello que deseamos, pero hay un gran secreto que hoy te comparto: elaboramos planes y proyectos, les damos sentido, los visualizamos y súbitamente aparece la desesperación, que nos lleva a tirar todo por la borda.

¿Y qué hay con el universo? Aquel que siempre está listo para trabajar a nuestro lado si prestamos atención a sus mensajes.

La flexibilidad es importante, somos rígidos, nos encasillamos repetidamente en la misma caja cuadrada de siempre, en ese paradigma, en el mapa que nos es conocido.

Esos planes y proyectos quizás requieran de salir permitiendo la aventura, eliminar el empeño de controlarlo todo.

Si nos permitimos y aprendemos a fluir más, a recibir los cientos de mensajes que la vida nos manda y a hacerle caso a la intuición advertiríamos que ese control tiene por fundamento a los miedos, los que paralizan.

Debemos fijarnos metas, tener una intención que como sabes crea magia; luchar por aquello que se desea es distinto a aferrarse a que todo salga igual a como lo planeamos.

Existe una línea divisoria que debemos observar para evitar el desaliento. El perseguir sólo la meta nos impide gozar del viaje, que es tan maravilloso.

El insistir que las cosas sean exactas refleja nuestra intolerancia y cuan afectos somos a controlar; hemos perdido esa chispa que caracteriza a los niños, a las personas que creen en la sorpresa, a quienes conservan la fe y la confianza.

Estos saben que vivir en conciencia y acatar una ley de vida primordial que aconseja hacer simplemente lo mejor posible cada día, será compensado.

El control es un elemento al cual debemos renunciar con gusto; tomar la rienda de nuestra vida resulta imprescindible, tomar el curso de nuestro destino, desgasta y es innecesario, siempre nos alcanzará, inevitablemente; esta es otra de las leyes fundamentales que rigen al mundo.

Convertir la arrogancia en ligereza conduce al desapego, dejemos de buscar la felicidad en el exterior vuelve tu mirada al interior.

Hemos repetido en varias ocasiones una de mis frases favoritas: “ir, seguir, perseguir, conseguir y sonreír” hoy le sumo una idea adicional, “fluir”; cuando la tarea de crear un proyecto ha sido hecha con la intención de que se manifieste, debemos soltar y permitir que la gran conciencia, el universo, nuestro socio, haga su trabajo, para lograr que se le de forma a todo aquello que deseamos.

Alimentar el alma teniendo cuidado de la mente y del espíritu te lleva a la nobleza, ella a la plenitud en donde se descubre que al fluir recibiendo nos conectamos al círculo magnífico de todo aquello que hemos dado.

Confiar en que las sincronías empezarán a darse, asume que el plan tiene una vida propia, su vitalidad y su energía.

De la misma manera en que les proporcionamos raíces y alas a nuestros hijos, precisamos hacerlo en estos hechos.

El arte de permitir que todo llegue en su tiempo, dejar de controlar, es de los grandes magos, entre ellos te encuentras tú.