Aceptar la realidad es subir el primer escalón de una larga escalera que nos va a conducir a convertir nuestras limitaciones, aquellas cosas que no manejamos con soltura, en quizás nuevos espacios que nos permitan impulsarnos por una senda diferente para poder alcanzar aquello que deseamos para nuestra vida.
Y no se trata de angustiarse, no se trata de generar un estado de ansiedad, porque ni una cosa ni la otra ayudan a que terminemos siendo mejores personas. Sí podemos admitir que no todos partimos desde el mismo lugar y tenemos que reconocer que el tiempo es lo que más está de nuestro lado. No por apurarse, no por tratar de tomar atajos que otros nos indican se termina llegando antes o se termina siendo mejor.
Lo que sí es importante, es tener una estrategia, un orden, ser perseverante. Y esa perseverancia y esa constancia son los ingredientes fundamentales para que nosotros podamos convencernos de que realmente sí podemos, y que ese “sí, podemos” no es un patrimonio solamente de los demás, sino que nosotros también con nuestras limitaciones, con nuestras dificultades, con nuestra problemática del día a día, también somos capaces de salir adelante.
Deambulamos por la vida con un manual de usuario que escribimos nosotros mismos, que nadie nos ha entregado y que vamos construyendo de acuerdo a nuestros principios, a nuestros valores y a nuestra visión del mundo que nos rodea.
Es muy bueno que tú pienses qué es lo importante para ti hoy en la vida. Y junto con eso analizar la vigencia de los códigos con los cuales tú te has movido hasta el presente. No te estoy induciendo a que cambies la esencia de tu personalidad pero sí te estoy sugiriendo que analices y revises cuál es el modo que tienes de interactuar con las demás personas, porque no siempre siendo conciliador, no siempre siendo considerado con los demás obtenemos resultados positivos para nosotros mismos, y cuando digo resultados positivos me estoy refiriendo a la contención, me estoy refiriendo a ese ida y vuelta que uno espera en las relaciones humanas; cuando damos de corazón, cuando damos con lo mejor de nosotros mismos, esperamos recibir por lo menos, algo que se parezca a lo que estamos entregando.
Y poner a punto estas armas que son las principales que tú puedes tener y con las que te vas a defender en la lucha por una existencia digna, se van a convertir en un apoyo muy importante para las propuestas que tú hoy te estás haciendo hacia ese futuro inmediato.
Ahora yo puedo preguntarte si tú crees que en las actuales circunstancias y de acuerdo a lo que has vivido, has logrado llegar al máximo de lo que tú puedes dar o ¿no sientes acaso que lo mejor que te puede pasar en la vida, todavía no ha llegado?
Si la respuesta es afirmativa, es que tú tienes un potencial extraordinario que todavía, por algún motivo, no has podido desplegar. Y no te tortures tratando de ver cuáles son las causas; quizás no te dejaron y quizás tú aceptaste que no te dejaran. Y tienes tus motivos para eso. Tal vez pensaste durante muchos años de tu vida, que renunciando a una cantidad de cosas que para ti eran importantes, podrías lograr el equilibrio o podrías lograr la satisfacción de quienes te rodeaban, tratando de conseguir esa armonía tras la cual vamos todos los seres humanos, a veces, por caminos terriblemente equivocados.
Entonces, lo que importa hoy es que te des cuenta que tienes un espacio bastante largo para recorrer todavía, que el reconocimiento de tu situación de hoy tiene que ver mucho con el nivel de autoestima, que tiene que ver mucho con la confianza y el respeto que tú tienes por ti mismo.
La hoja de ruta y el plan de acción van a ser las herramientas con las cuales tú vas a intentar lograr tus propósitos. Pero hay un trecho muy largo entre el punto de partida hasta llegar a la meta deseada. Y aquí sí que no hay caminos fáciles, aquí no hay atajos. Hay caminos que tienen sus peajes, que tienen sus eventuales y probables riesgos. Pero. . . al final de tu esfuerzo, al final de ese trabajo interior tan importante que significa encontrarse con uno mismo, está la recompensa. Esa recompensa que tú has construido cuidadosamente y que va a reflejar, ni más ni menos, cual es el sentido de tu vida. Y. . . a veces, nos quejamos de que no tenemos tiempo de pensar en estas cosas, que tenemos cosas materiales mucho más urgentes que resolver. Y es cierto, tenemos cosas materiales urgentes que resolver, pero no son más que cosas materiales. Acá estamos hablando de la vida, acá estamos hablando de tu vida, acá estamos hablando de ese camino que no regresa y que no retrocede.
Pero. . . yo te recomiendo que no dejes pasar esta oportunidad, porque siendo consciente de tus limitaciones, ellas no se van a poder interponer en tu voluntad de crecer espiritualmente, y tu actitud es lo más importante. La actitud que tú estás asumiendo al querer cambiar el grado de satisfacción que tienes frente a tu propia vida, es el esfuerzo más importante que puedes haber hecho en los últimos tiempos.
Tú tienes derecho a defender tus sentimientos y tus pensamientos, contra viento y marea. Eso te va a permitir caminar lo que resta de tu vida con la cabeza en alto, con la frente erguida y con principios sólidos que te van a ayudar a encontrar tu camino.
Es ahora tu tiempo, el tiempo de incorporar y aceptar tu visión del mundo y de la existencia. ¡Vive con dignidad, y ningún obstáculo será insuperable!
Dr. Walter Dresel
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