Con frecuencia observo, escucho que son muchas las personas que se mantienen en la queja desde los primeros momentos del día, al despertar, tan temprano y pronto en el cotidiano quehacer ya se sienten cargadas, las invade una pesadez como si llevaran al mundo a cuestas; pasan por la vida existiendo exclusivamente, contrario a vivirla con la intensidad que merece como si el reloj y el tiempo que marca fueran una función lineal, así, derechito, imagínalo, lo cierto es que los aparatos que miden el tiempo y que utilizamos en la actualidad son por lo general circulares, con ello tenemos una oportunidad para observar, el desgaste y mal uso del recurso más limitado que es el tiempo.
En la actualidad escuchamos constantemente las expresiones de “light” para la comida que persiguen eso que pretendemos después de sentarnos a la mesa como festejo, sentirnos ligeros en peso físico.
Surge la pregunta inmediata ¿qué pasa con la carga emocional?; esa mochila que llevamos a cuestas en los hombros y que aumenta de volumen y peso a medida que le vamos añadiendo cosas; algunas veces los “pegajosos” apegos, los que nos negamos a soltar, aún a sabiendas de que tenemos y podemos hacerlo; con lo propio, con lo ajeno, hacemos siempre lo mismo, cargamos aún lo que pertenece a otros.
La física y sus leyes sostienen que todo es energía que esta en vez de crearse se transforma, que materia y energía son manifestaciones de lo mismo.
Cuando accionamos un apagador de luz son pocos los que entienden qué sucede y cómo funciona pero todos apreciamos que se acto nos alumbra; abrir una llave de agua y que esta salga caliente, por el uso del gas o de la electricidad, parecería alquimia para cualquier ser humano de hace unos cuantos siglos.
En los estados físicos del agua, el gaseoso o el hielo, el secreto es encontrar las fórmulas que modifican la energía, conservar ante todo aquello que nos añade, que suma al resultado final haciendo de lado lo que produce el efecto contrario, esto es crear ligereza en nuestra vida.
Este es el estado de ánimo que nos hace sentir como si la gravedad fuera distinta, el cuerpo y mente enfrentan un entorno radicalmente diferente.
Los obstáculos dejan de ser frenos, real o imaginariamente experimentamos la sensación de volar entre algodones, emana de nosotros confianza y optimismo.
La ausencia de trabas es distinta a la carencia de vínculos, pero estos se dan con la vida y en la eliminación de las barreras que la mayoría de las veces están ahí porque las hemos construido nosotros o porque alguien las puso sin que recordemos bien a bien las razones de ello y su fecha de inauguración.
La alegría que produce esta sensación puede ser provocada por situaciones externas o porque hemos sido capaces de generar confianza en nosotros mismos y aceptamos a las disyuntivas de nuestro tiempo como alternativas para crecer.
La energía lleva aparejada la intención y esta crea magia; en el intento por ser mejor cada día damos pasos hacia la conciencia.
La intención hace sentir pasión que junto al amor son los motores más poderosos que impulsan al mundo.
La motivación significa poner en acción por una causa o motivo preciso nuestro ser, fórmula sencilla en la tarea diaria para dejar de existir y ocupar el espacio para empezar a vivir.
Comentarios
Que maravilloso mensaje, la queja es algo que no pone de malas y es necesario tener la conciencia de ser mejores cada día y tener una sonrisa para toda la gente. Gracias