A lo largo de la historia de la humanidad hay 2 circunstancias que sobresaltan al ser humano, que lo desubican: el riesgo y la incertidumbre.
La manera de solventar esta encrucijada se parece al arte, tal vez a un buen guiso donde una pizca de aquello y un poco de lo otro hacen con el buen sazón un espléndido platillo.
Se requieren sin embargo algunas condiciones que son ineludibles; ser auténtico y totalmente veraz con uno mismo es el punto de partida de todo; sin esto nos alejamos de nuestro principio de realidad y convertimos a la magia del sueño en una quimera, en algo totalmente desapegado de este principio en el cual estamos inmersos.
Sin menoscabo de esta condición aceptar la probabilidad de estar equivocado, de carecer de verdad o de sobrevalorarnos es un agente de coherencia para toda meta de vida; humildad dirían algunos y para serlo se requiere un gran tamaño, inmensamente mayor al que ostentan quienes desde la miopía parecen sentirse casi perfectos.
Para soñar y materializar los planes ahí contenidos necesitamos también una dosis de arrojo, de valentía, distante de las decisiones viscerales, impensadas.
Los sueños son fiel reflejo de nuestro corazón, de nuestra ambición y representan la posibilidad de concretarlos como han demostrado innumerables pensadores y creadores.
Aquellos que los han hecho parte de su vida han sido vehementes en defenderlos han invertido tiempo y esfuerzo en la búsqueda de alternativas y caminos distintos para llegar a ellos.
La sana condición humana de luchar por ellos con empeño y dedicación absolutos nos permite agregar alicientes importantes a nuestra cotidianeidad, nos brinda también un mejor estado de ánimo y sobre todo avivar la llama de la creatividad.
Soñar es un arte, requiere de pinceladas con colores imaginativos, trazos que surgen de dentro y que por alguna razón dejamos de cuestionar para que fluyan contribuyendo al presente y al futuro.
Lograr eso que deseamos pasa esencialmente por fijar nuestra atención y enfoque; el estado de alerta es una característica que acompaña por lo regular a las personas de éxito.
Generalmente alcanzar el sueño exige buenos compañeros de viaje, el yo interno y algunos otros personajes en nuestro derredor; recuerda que somos maestros y alumnos al mismo tiempo, aprendemos de todos y a ellos mismos les aportamos.
Que esto suceda implica que dejemos atrás las historias desgastantes y que ubiquemos a las empoderadoras en el lugar que les corresponden, el principal; que nos alejemos de lo que distrae, de lo que nos ponen en el camino de la vida para entorpecer el destino; ganar, triunfar, lograr nuestros sueños, ser feliz son estados a los que puedes llegar y que mereces, necesitas ciertas técnicas pero sobre todo voluntad para ser y para hacer.
Los sueños existen y como prueba de ello es que estás aquí compartiendo estas líneas; desde siempre has sido parte de un sueño, han soñado contigo y tú lo has hecho con tu vida.
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