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Cada día miles, si no es que millones de personas dicen, ante un juez o un representante religioso: "Sí, acepto". También hay quienes omiten la visita al registro civil, pero unen su vida a la de alguien que aman. Todos los días, en todo el mundo, los seres humanos nos emparejamos.

La mayor parte de estas uniones se celebran en medio de gran ilusión y  casi todos, alguna vez, nos hemos conmovido en una boda y hemos deseado lo mejor a una pareja que decide unirse, aunque tal vez nuestra historia en ese sentido esté lejos de ser exitosa y en nuestros días el matrimonio como institución ande un poco a la baja.

¿Qué tiene el matrimonio (o la vida en pareja, para no excluir a nadie) que tanto nos emociona? A pesar de las altas tasas de divorcio y separación, parece que nada va a convencernos de dejar de intentarlo. A la enorme mayoría de seres humanos razonablemente sanos que existimos en el mundo (hombres y mujeres), nos gusta el amor. Nos gusta estar con otr@, nos ilusiona encontrar a LA persona justa para compartir nuestras vidas y much@s hemos pasado algún tiempo soñando con que descubrimos a esa persona especial que nos comprende, nos ama y nos contiene. Aunque intentos anteriores hayan sido desafortunados, muchos se levantan del traspié, se sacuden la ropa y comienzan una nueva búsqueda.

Claro que existen los hombres y mujeres que evitan los compromisos,  las personas inmaduras o los individuos cautelosos que prefieren estar solos antes que mal acompañados... sin embargo, a juzgar por el número de matrimonios y uniones que se celebran cada jornada, no son la mayoría y queda claro que a la especie humana nos gusta la vida en pareja y que el casamiento (entendido como la unión de dos que se quieren, debo insistir) está lejos de pasar de moda ¿Por qué crees?

Pues porque no hay manera de conocernos a nosotros mismos, si no es a través del espejo que nos dan los otros. Quizás ya hayas escuchado esta frase:  "si la vida es una escuela, la pareja es el doctorado". En ningún otro lugar vas a poder ver, sentir,  saber y entender tantas cosas sobre ti, como en aquello que te refleje una pareja. En los defectos y virtudes de él o ella, está el núcleo de tus propios defectos y virtudes. En lo que tú proyectes sobre tu compañer@ radica la semilla de aquello que es importante que trabajes en ti.

Cuéntate breve y lo más sinceramente que puedas la historia de tu vida en las relaciones. Al terminar, tendrás un mapa muy exacto de quién eres y cómo está constituido tu interior.

Las relaciones de amor con otro ser humano son una maravillosa y bendita oportunidad de conocernos, purificar aspectos de nuestra sombra y conocer las más altas cimas del placer, la fusión y finalmente, el amor en su más amplio y bello sentido.

Si en tu alma hay el anhelo de encontrar una pareja o el profundo deseo de que la relación que ya tienes sea profunda y significativa, la buena noticia es que estás en el camino correcto: valida tu deseo, pues viene de lo más Divino en ti! El deseo de saber y aceptar quién eres.

Que tus relaciones estén bendecidas por el amor y la luz de la verdad!

Todavía puedes inscribirte, si te interesa explorar el tema, en el taller Transformando mis Relaciones de Pareja que se inicia este domingo 17 de junio. Informes en estimulacioncreativa@gmail.com

Te saludo con cariño, como siempre

Aurora del Villar